La acústica de un habitáculo depende de varios factores como son el ruido de fondo, la reverberación, y por supuesto, el aislamiento acústico. La reverberación es la mayor o menor persistencia del sonido en el interior de un recinto una vez eliminada la fuente que lo produce, y se debe a la reflexión de dicho sonido en superficies duras y lisas como paredes, cielorrasos y escritorios. Este fenómeno degrada la señal del habla encubriendo y distorsionando componentes importantes, y haciendo más dificultosa la comunicación entre personas, especialmente para los usuarios de audífonos e implantes cocleares, de tal forma que estas personas pueden llegar a detectar e identificar todos los sonidos del habla cuando el ambiente es silencioso y el emisor se encuentra a menos de un metro de distancia, pero puede confundir o dejar de percibir algunos sonidos cuando el hablante se aleja o cuando hay ruido de fondo o una excesiva reverberación.

A su vez, se podría decir de una forma más o menos simplificada que el ruido de fondo guarda relación con las condiciones acústicas externas del habitáculo que, de diferentes formas, pueden llegar a afectar a las condiciones acústicas internas del recinto. El ruido de fondo también estaría relacionado con el fenómeno anteriormente descrito de la reverberación.

Por tanto, los anteriores planteamientos nos conducen a distinguir entre dos tipos principales de tratamientos acústicos que se podrían recomendar para mejorar las condiciones acústicas necesarias para una óptima comunicación con y entre personas con discapacidad auditiva: AISLAMIENTO ACÚSTICO Y ACONDICIONAMIENTO ACÚSTICO.

Las condiciones acústicas de los espacios

Para llegar a conseguir un nivel completamente óptimo en las condiciones acústicas de cualquier local o recinto destinado a un determinado tipo de actividad con componentes acústicas importantes, se recomienda recurrir a la Ingeniería Acústica.

Esta disciplina altamente especializada tratará de diseñar una instalación para obtener un buen rendimiento, tanto a nivel de aislamiento como de acondicionamiento acústico.

En el caso concreto de cualquier tipo de sala polivalente, la calidad acústica de estos recintos no sólo depende del tiempo de reverberación, sino también del tamaño y geometría del mismo, así como de la posición del material que absorbe el sonido, y de la situación de la fuente sonora y de la audiencia. Todas estas variables son contempladas y diseñadas por la Ingeniería Acústica.

A modo de ejemplo, se podrían citar las salas destinadas a conciertos, recitales, conferencias, teatros, proyecciones y otros actos públicos, que se caracterizan por una geometría característica diseñada para ofrecer las mejores condiciones acústicas de visibilidad y audición, homogéneas para todo el público presente. De esta forma, cada sala dispondrá de distintos grados de reverberación y reflexión, dependiendo de su finalidad (salas para conciertos, cines, formación, etc.).

Desde hace algún tiempo se viene observando cómo, tanto la sociedad en general como los organismos reguladores en particular, van dando cada vez más importancia a estos tipos de tratamientos acústicos, de tal forma que el marco normativo y legislativo para el campo de la Acústica está en permanente evolución y desarrollo. Un claro ejemplo de esto es la reciente publicación y entrada en vigor del Documento Básico HR de “Protección frente al Ruido” englobado dentro del nuevo Código Técnico de la Edificación publicado por el Ministerio de Vivienda. Este nuevo documento contempla gran parte de las situaciones que se podrían dar en diferentes tipos de edificaciones y regula y marca los límites de diferentes parámetros que se manejan en Acústica, asegurando de esta forma unos tratamientos mínimos que garanticen un cierto confort acústico cada vez más requerido por todos los sectores de la sociedad.

Por otro lado, siempre habría que recurrir a las Normativas Municipales de cada localidad que incluso podrían ser más restrictivas en la definición de los anteriores parámetros o que podrían regular algunas situaciones más particulares no incluidas en otros documentos más generales de ámbito o carácter nacional.

La acústica y sus materiales

Para tratamientos de aislamiento acústico, se utilizan los materiales denominados genéricamente como “aislantes acústicos, mientras que para tratamientos de acondicionamiento acústico se utilizan los materiales denominados “absorbentes acústicos.

Como se puede intuir, existe una gran diferencia entre los materiales aislantes y los materiales absorbentes. Ambos son empleados corrientemente en el campo de la acústica, pero deben aplicarse con cierto criterio.

El objetivo de aislar es el de impedir la propagación de la energía acústica incidente, mientras que el de absorber es el de transformar parte de esa energía, de tal forma que el aislante refleja prácticamente toda la energía incidente y el absorbente disipa parte de esa energía en forma de energía calorífica.

La función de los materiales aislantes acústicos es, por tanto, la de reflejar la mayor parte de la energía que reciben. Para cumplir esta función, los aislantes deberán ser materiales pesados, flexibles y continuos para obtener el máximo rendimiento de su peso, utilizándose para atenuar el paso del ruido entre ambientes o recintos distintos.

Por otro lado, como ya se ha comentado, la característica fundamental de los materiales absorbentes es transformar gran parte de la energía sonora que los atraviesa. Su misión, por tanto, será que se refleje la mínima cantidad de sonido, de forma que la mayor parte posible de la energía sonora incidente sea susceptible de ser transformada en calor por efecto Joule.

No hay reglas fáciles para definir su comportamiento. Lo que se puede afirmar es que todo material absorbente debe ser poroso para que pueda permitir el paso del aire, de tal forma que el material pueda disipar las ondas sonoras en sus choques contra las paredes de las cavidades. Los materiales con celdas interiores de superficie cerrada no podrán ser buenos absorbentes en ningún caso.

El espesor del material absorbente es importante para determinar la absorción máxima. La energía sonora penetra en el material sólo hasta determinada profundidad, a partir de la cual no sería necesario dar mayor espesor, pero si el espesor no es el adecuado se perderán posibilidades de absorción.

Así pues, en los locales en que haya alguna pared rígida lo primero que destaca es el fenómeno de la reverberación. La fuente sonora transmitirá cierto ruido o energía de forma directa hacia un oyente situado en un punto determinado, pero además dicho oyente recibirá la energía sonora reflejada en todas las paredes del local, por lo que el ruido que percibirá será superior al que escucharía si fuente y receptor estuvieran al aire libre (p.e.) y sin estar dentro del entorno “reflectante” anteriormente descrito.

Si el local se recubre con material absorbente, el sonido reflejado por la pared aislante se ve reducido en una fracción cada vez que choca con alguna pared. De este modo, a la vez que se retiene el sonido en el interior de la habitación, se evita que aumente el nivel de ruido reverberante gracias a la acción del material absorbente.

Por tanto, el objetivo de alcanzar un nivel de percepción sonora aceptable en todos los puntos del local constituirá la técnica de Acondicionamiento Acústico.