La acústica de un habitáculo depende de varios factores como son el ruido de fondo, la reverberación, y por supuesto, el aislamiento acústico. La reverberación es la mayor o menor persistencia del sonido en el interior de un recinto una vez eliminada la fuente que lo produce, y se debe a la reflexión de dicho sonido en superficies duras y lisas como paredes, cielorrasos y escritorios. Este fenómeno degrada la señal del habla encubriendo y distorsionando componentes importantes, y haciendo más dificultosa la comunicación entre personas, especialmente para los usuarios de audífonos e implantes cocleares, de tal forma que estas personas pueden llegar a detectar e identificar todos los sonidos del habla cuando el ambiente es silencioso y el emisor se encuentra a menos de un metro de distancia, pero puede confundir o dejar de percibir algunos sonidos cuando el hablante se aleja o cuando hay ruido de fondo o una excesiva reverberación.
A su vez, se podría decir de una forma más o menos simplificada que el ruido de fondo guarda relación con las condiciones acústicas externas del habitáculo que, de diferentes formas, pueden llegar a afectar a las condiciones acústicas internas del recinto. El ruido de fondo también estaría relacionado con el fenómeno anteriormente descrito de la reverberación.
Por tanto, los anteriores planteamientos nos conducen a distinguir entre dos tipos principales de tratamientos acústicos que se podrían recomendar para mejorar las condiciones acústicas necesarias para una óptima comunicación con y entre personas con discapacidad auditiva: AISLAMIENTO ACÚSTICO Y ACONDICIONAMIENTO ACÚSTICO.