Noviembre-Diciembre 2012 – número 6

audiología

- Identificación de mensajes de salud auditiva para usuarios de reproductores personales de música, de Jerry L. Punch, Jill L. Elfenbeina y Richard R. James.
- Mejora de la función de los audífonos en los entornos ruidosos, de Tammara Stender.
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Identificación de mensajes de salud auditiva para usuarios de reproductores personales de música

Jerry L. Punch,  Jill L. Elfenbeina y Richard R. James

Objetivo: Resumir la bibliografía sobre los patrones y los riesgos del uso de reproductores personales de música (RPM), que está extendido entre los adolescentes y los adultos jóvenes. La revisión hace énfasis en la percepción del riesgo, los problemas de salud de los usuarios de RPM, la disposición a tomar medidas para prevenir la pérdida auditiva derivada de la exposición a la música a volumen alto y los mensajes educativos que puedan motivar esas medidas preventivas.

Método
: Hemos llevado a cabo una revisión crítica sistemática de la bibliografía académica en ingles sobre el tema de los RPM y sus efectos potenciales sobre la audición humana. Hemos utilizado motores de búsqueda de bases de datos populares para localizar revistas profesionales relevantes, libros, artículos recientes de conferencias y otras fuentes de referencia.

Conclusiones
: Los adolescentes y los adultos jóvenes parecen tener percepciones algo diferentes acerca de los riesgos que plantea el uso de los RPM. Para obtener resultados óptimos es necesario, por tanto, identificar mensajes dirigidos a sugerirles acciones para evitar o disminuir estos riesgos. Ofrecemos recomendaciones específicas en relación con la elaboración y el contenido de los mensajes educativos que puedan ser efectivos en la disminución de los efectos potencialmente nocivos de la música alta en la audición de esta población y apuntamos las necesidades futuras de investigación.

Palabras Clave
: Mensajes de salud auditiva, reproductores de MP3, pérdida de audición inducida por ruido, reproductores personales de música.

Está bien establecido que la pérdida de audición permanente inducida por el ruido (PAIR) puede deberse a la exposición a cualquier sonido con la suficiente intensidad y duración. El daño normalmente es en el oído interno y aunque es en cierta medida dependiente de la susceptibilidad particular de los oídos, se puede prevenir en gran parte (Clarke & Bohne, 1999). De hecho, la exposición a niveles elevados de ruido es la principal causa de la pérdida de audición neurosensorial. (Rabinowitz, 2010).

En los últimos años, las actividades de ocio han ganado atención por ser la causa principal de la PAIR y los reproductores personales de música (RPM), que son utilizados principalmente para la reproducción de música, han sido objeto de intensas investigaciones. Aunque el público en general asocia la pérdida auditiva neurosensorial con el envejecimiento, este problema puede estar afectando ahora a las generaciones más jóvenes debido a la exposición a diversas actividades de ocio, incluyendo el uso de los RPM. Un estudio reciente (Shargorodsky, Curhan, Curhan, & Eavey, 2010), en el que se compararon los datos de 1988–1994 procedentes de la Tercera Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES III, The Third National Health and Nutrition Examination Survey) con los datos del NHANES de 2005–2006, concluyó que la prevalencia de la pérdida de audición entre los adolescentes de 12-19 años de edad de EE. UU. aumentó del 14,9% en 1988–1994 al 19,5% en 2005–2006. Aunque el incremento de la pérdida auditiva observada en la cohorte de 2005-2006 fue típicamente unilateral, de grado leve o moderado, en frecuencias altas y era estadísticamente significativo. Siguiendo un análisis similar de los mismos datos de prevalencia, empleando criterios de inclusión comparables pero con una definición ligeramente diferente sobre el promedio de tonos puros, Henderson, Testa y Hartnick (2011) no encontraron ningún indicio de un aumento general en los Cambios del Umbral Inducidos por el Ruido (CUIR) en la cohorte de 2005–2006 al compararla con la cohorte de 1988–1994. Sin embargo, las mujeres jóvenes en comparación con los hombres, resultaron estar similarmente expuestas al ruido recreativo, fueron menos propensas a utilizar protección auditiva y mostraron una mayor prevalencia de CUIR. Shargorodsky et al. (2010) y Henderson et al. (2011) encontraron indicios de que la música alta puede ser un posible factor contribuyente a esta alta prevalencia. Señalaron que a pesar de un mayor conocimiento de la pérdida de audición inducida por la música en los últimos años, los adolescentes y los adultos jóvenes tienden a subestimar los síntomas de alarma de la pérdida auditiva tras la exposición a la música alta y muestran una falta de preocupación relativa por tales síntomas.

A pesar de datos como estos, debe tenerse en cuenta que los investigadores sostienen diferentes puntos de vista sobre el grado en que la prevalencia de la pérdida auditiva y los cambios en la sensibilidad auditiva (concretamente los cambios en la PAIR) se han producido en las últimas décadas. Excepto en los casos en los que había asimetrías sustanciales en los datos de umbral, por lo general no se repitió la medición de los datos audiométricos analizados en los dos estudios antes mencionados, por lo que resulta imposible determinar si los cambios de umbral fueron temporales o permanentes. Schlauch y Carney (2011) utilizaron simulaciones informáticas para estimar las tasas de falsos positivos de los protocolos que utilizan audiogramas con escotomas para identificar la PAIR; los autores argumentan que los datos del NHANES III de los niños de 6-11 años son coherentes con las simulaciones y sugieren que no hay PAIR significativas en este subgrupo de jóvenes. También observaron que los datos pasa-no pasa sugeridos por clínicos expertos aplicados a los datos de NHANES III dan tasas inaceptablemente altas de falsos positivos. Los autores especulan que los niveles de referencia de los auriculares, la variabilidad audiométrica a 6 kHz, la falta de repeticiones, las medidas de umbrales medios y la identificación de la pérdida auditiva unilateral asociada a la PAIR suponen problemas metodológicos que pueden llevar a altas tasas de falsos positivos. La presencia de enfermedades, la sofisticación tecnológica del equipo de pruebas, los avances en los tratamientos médicos y quirúrgicos para la pérdida auditiva conductiva y la efectividad de los programas para la conservación de la audición, son todos factores que solos o en combinación pueden afectar a los datos de prevalencia entre generaciones. (Hoffman, Dobie, Ko, Themann, & Murphy, 2010). Desafortunadamente, estos factores limitan nuestra capacidad para extraer conclusiones definitivas sobre los cambios en la prevalencia de la pérdida auditiva derivados de estas comparaciones.

Antes de que el uso de RPM pueda ligarse a un aumento en la incidencia de la PAIR, deben resolverse numerosas cuestiones. Una postura razonable a tomar en este controvertido asunto sería la expuesta por Fligor (2009a), que indicó que mientras la mayoría de los estudios independientes revisados han mostrado que el usuario medio de RPM no está en riesgo de PAIR, no se deben ignorar las necesidades de otros que sí están en riesgo. Hoy en día, existe una preocupación constante de que la gran presencia de RPM puede aumentar el riesgo de pérdida auditiva, como muestran los informes en la bibliografía actual y en los medios sociales. Aunque no sea necesariamente un factor desencadenante, el hecho de que RPM sean altamente portátiles, que actualmente sean capaces de almacenar hasta 40.000 canciones y que puedan reproducir hasta 36 horas con la batería completamente cargada se puede entender como una condición de predisposición a reforzar esta preocupación. Para todos aquellos que están en situación de riesgo, los audiólogos y otros profesionales deben transmitir mensajes sobre los riesgos para la salud auditiva y sobre conductas de autoprotección, así como llevar a cabo investigaciones sobre la idoneidad de los mensajes específicos dirigidos a prevenir o disminuir cualquier efecto nocivo de los RPM sobre la audición.

El objetivo de este artículo ha sido proporcionar una revisión a fondo de la bibliografía que aborda el riesgo que ha resurgido debido principalmente a los patrones de uso de los RPM y a las actitudes de invulnerabilidad a la pérdida auditiva derivada de su uso expresadas por los jóvenes. Para este fin. Hemos llevado a cabo una revisión sistemática de la bibliografía académica en inglés sobre los riesgos potenciales para la audición derivados del uso de los RPM. El alcance incluyó las principales fuentes bibliográficas independientes revisadas, así como libros y capítulos de libros, artículos recientes de conferencias, revistas online, informes técnicos y valores estándar. Este material se revisó atendiendo a su potencial valor complementario para proporcionar un marco para  comprender la opinión pública y profesional actual en torno a este controvertido tema. Nuestro método de búsqueda incluyó el uso de motores de búsqueda de bases de datos populares, incluyendo Academic OneFile, CINAHL Plus, Google, Google Scholar, MEDLINE (en FirstSearch), OmniFile Full Text Select y ProQuest. Se realizó una búsqueda manual de las referencias en los estudios incluidos para encontrar recursos adicionales. Se usaron términos de búsqueda relevantes para localizar materiales relacionados con los criterios de riesgo de lesión, patrones de uso de RPM en adultos jóvenes y adolescentes, y el efecto de diferentes tipos de auriculares en los niveles de volumen y en los niveles de audición preferidos. También buscamos materiales que ofrecieran un marco teórico sobre las razones por las que algunos jóvenes se involucran en conductas de riesgo, así como de las recomendaciones acerca de los mensajes específicos que se les debe comunicar para aumentar la conciencia del riesgo de la pérdida auditiva derivada del uso de los RPM y para motivarlos a que tomen precauciones que reduzcan esos riesgos. Los temas anteriores constituyen las principales secciones de esta revisión.

Nuestros conocimientos del uso de los RPM y en qué medida aumentan el riesgo de la pérdida auditiva proviene de una combinación de investigación mediante encuestas y experimental. Las encuestas normalmente proporcionaron información sobre los patrones de uso, conciencia del riesgo, grado de preocupación sobre las consecuencias y los tipos de comportamientos a los que los individuos están dispuestos a comprometerse para evitar o disminuir los riesgos para la salud auditiva. Los estudios experimentales generalmente proporcionaban información acerca de los niveles actuales de volumen de los RPM, los niveles de audición que los adultos jóvenes prefieren en las condiciones del mundo real y hasta qué punto estos niveles pueden causar problemas en la audición. Reflejando los cambios tecnológicos de las últimas décadas, las investigaciones experimentales se han realizado sobre los efectos auditivos de la exposición a la música a volumen alto, reproducida mediante auriculares, utilizando receptores estéreo (MacLean, Stuart, & Stenstrom, 1992; Wood & Lipscomb, 1972), radios y reproductores de casetes portátiles (Bradley, Fortnum, & Coles, 1987; Catalano & Levin, 1985; Hellström, 1991; Hellström & Axelsson, 1988; Katz, Gerstman, Sanderson, & Buchanan, 1982; Meyer-Bisch, 1996; Pugsley, Stuart, Kalinowski, & Armson, 1993; Rice, Rossi, & Olina, 1987; Turunen-Rise, Flottorp, & Tvete, 1991; Wong, Van Hasselt, Tang, & Yiu, 1990), discos compactos (Fligor & Cox, 2004), y más recientemente, reproductores de MP3 (Atienza et al., 2007, 2008; Danhauer et al., 2009; Farina, 2007; Fligor & Ives, 2006; Hammershøi, 2007; Hodgetts, Rieger, & Szarko, 2007; Hoover & Krishnamurti, 2010; Keith, Michaud, & Chiu, 2008; Kumar, Mathew, Alexander, & Kiran, 2009; McNeill, Keith, Feder, Konkle, & Michaud, 2010; Peng, Tao, & Huang, 2007; Portnuff & Fligor, 2006; Punch et al., 2009; Rabinowitz, 2010; Shah, Gopal, Reis, & Novak, 2009; Snowden & Zapala, 2010; Torre, 2008; Vogel, Brug, Hosli, van der Ploeg, & Raat, 2008; Vogel, Brug, van der Ploeg, & Raat, 2007; Vogel, Verschuure, van der Ploeg, Brug, & Raat, 2009; Williams, 2005; Zogby International, 2006a, 2006b). La bibliografía no ofrece un consenso respecto a la relación causal entre el uso de los RPM y la pérdida auditiva; sin embargo, muchos investigadores han concluido que los RPM, concretamente tal y como los utilizan los adolescentes y los adultos jóvenes, suponen un riesgo sustancial para la pérdida auditiva o son un factor que probablemente contribuye a la pérdida auditiva a lo largo de la vida. En la tabla 1 se resumen las encuestas representativas y los estudios experimentales que se han recogido en la bibliografía revisada independiente sobre la relación entre el uso de los RPM y la pérdida auditiva.

Criterios de riesgo de lesión: ¿Qué niveles y qué duración son inseguros?

Nuestro conocimiento acerca de la vulnerabilidad a la PAIR procede en gran parte de informes en os que se asocian las mediciones de diversos niveles de ruido ocupacional y la pérdida de audición audiométrica. Décadas de investigación han puesto de manifiesto que tanto el nivel como la duración del ruido son los dos determinantes principales de la discapacidad auditiva. En conjunto, estos elementos constituyen la base de los criterios de riesgo de lesión. En las medidas de exposición se ha utilizado tradicionalmente la escala de los sonómetros de dBA. Esta escala esta diseñada para filtrar o excluir frecuencias bajas a las que el oído es relativamente insensible. El Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) ha establecido los criterios actualmente más utilizados para predecir el daño ocasionado por la exposición a varios niveles de ruido ambiental y estos criterios son empleados frecuentemente para evaluar el nivel de riesgo derivado de la exposición a varios tipos de ruido ambiental, incluyendo la música de los RPM. El NIOSH (1998) especifica los límites de exposición recomendados que permiten a una persona exponerse de forma continuada a una fuente de ruido de 85-dBA durante un periodo de 8 horas antes de que dicha fuente se considere un factor contribuyente significativo de la PAIR. Este ruido o un nivel equivalente de ruido intermitente -expresado como la media ponderada por tiempo y medido en nivel de presión sonora continua equivalente (Leq) en decibelios durante un periodo de 8 horas- es considerado como una dosis del 100%. Se asume una relación de intercambio tiempo-intensidad de 3-dB, de tal manera que un nivel de ruido de 88 (85 + 3) dBA es permisible durante 4 horas, uno de 91 (88 + 3) dBA es permisible durante 2 horas, y así sucesivamente. Aplicándolo a la audición de RPM, cuando se conoce un determinado nivel de música, se puede aplicar la siguiente fórmula para calcular el tiempo de exposición al cual se alcanza el 100% de la dosis:

T = 8/2(L–85/3)

(Donde T es el tiempo de exposición, en horas, para alcanzar el 100% de la dosis y L es el nivel de salida medido en dBA). Se considera probable que las exposiciones por encima del 100% de la dosis ocasionen una pérdida auditiva.

Un número importante de investigadores ha intentado determinar la configuración máxima de volumen de los RPM o los niveles de salida de sonido que se consideran seguros basándose en la formula anterior o en otras derivadas. Dado que el micrófono de referencia utilizado para cuantificar el grado de riesgo derivado del ruido ocupacional se ha colocado normalmente a la altura del oído, con el oyente ausente, debe aplicarse un factor de corrección de sonido en campo libre equivalente a los niveles de salida de los auriculares de los RPM, para reflejar el hecho de que estas mediciones se realizan normalmente a nivel del tímpano, tanto en el canal auditivo del oyente como en un oído artificial o en un maniquí acústico y no fuera del oído (Fligor, 2009b; Hammershøi, 2007; Keith et al., 2008; Shotland, 1996). Se debe suponer también que estas correcciones diferirán ligeramente según los distintos tipos de auriculares (MacLean et al., 1992). En líneas generales, la investigación hasta la fecha ha subestimado estas correcciones de sonido en campo libre equivalente, lo que ha llevado a que la bibliografía haya sido, en cierto modo, algo escasa respecto al riesgo de daño reportado en el uso de los RPM.1

Portnuff y Fligor (2006) determinaron el riesgo de daño utilizando 5 reproductores de MP3 de tres fabricantes y expresaron las medidas en niveles para campo libre. Utilizaron para cada reproductor los auriculares (intrauriculares) del fabricante y 4 modelos adicionales de auriculares, y realizaron mediciones en cinco géneros de música populares. Para el ajuste máximo de volumen, encontraron seguros unos periodos de tan sólo 18 min/día. Independientemente del tipo de auricular, no se recomendó ningún límite específico para un ajuste de volumen por debajo del 60%; al 60%, no se recomendó un límite para auriculares intrauriculares o supraaurales. Con ajustes de volumen superiores, los límites específicos van de los 3 minutos a las 20 horas dependiendo del tipo de auricular. No observaron diferencias significativas entre los diferentes géneros de música.

Hodgetts et al. (2007) observaron que los niveles máximos de salida del reproductor de MP3 que estudiaron sólo podían ser utilizados durante 1 a 15 minutos al día con auriculares intrauriculares y supraaurales. El noventa por ciento de los estudiantes universitarios en el estudio de Torres (2008) indicaron que utilizaban sus RPM a un ajuste de volumen medio o alto, que se corresponde con niveles de presión sonora de 72 y 88 dB, respectivamente. A los ajustes de volumen típicos y peores autoidentificados, cuyos niveles de sonido se establecieron experimentalmente, y con una duración de uso diario autoinformada, ninguno de los estudiantes universitarios en el estudio de McNeill et al. (2010) excedieron el nivel de riesgo 85 dBA (Leq8) del NIOSH (1998). Sin embargo, diecinueve de los 28 estudiantes informaron que presentaban al menos un síntoma de una posible PAIR y 10 estudiantes comunicaron acúfenos. Atienza et al. (2007, 2008) determinaron los niveles de salida producidos por un iPod Nano de Apple a varios ajustes de volumen, concluyendo que los usuarios podían escuchar música a sus niveles preferidos con auriculares supraaurales o intrauriculares a máximo volumen durante un poco más de 1 hora/día. Fligor (2009b) sugirió una medida general que limite el control de volumen de los auriculares al 80% del máximo si el tiempo de audición es de 90 min/día o inferior. Además remarcó la dificultad de asociar descriptores cualitativos, como los utilizados en las encuestas, con niveles específicos de salida.

Son relativamente pocos los estudios que han incluido las medidas actuales de sensibilidad auditiva en usuarios de RPM. Ahmed y colaboradores (2007) estudiaron a 24 estudiantes universitarios cuyos patrones de uso de los RPM fueron considerados como potencialmente peligrosos sólo para una minoría; no hubo ninguna indicación audiométrica (hasta 14000 Hz) de pérdida auditiva temprana en ninguno de estos estudiantes. Shah et al. (2009), en un estudio acerca del uso de RPM, llevaron a cabo un análisis de tono puro en 94 estudiantes no graduados, graduados, profesorado y personal. Sólo se encontraron pérdidas auditivas en un pequeño porcentaje de la muestra, principalmente en el profesorado y en el personal. Sin embargo, la sensibilidad auditiva no se asoció al número de RPM utilizados, la duración del uso de los RPM o a síntomas relacionados con la audición. En un estudio anterior llevado a cabo por Meyer-Bisch (1996) se observó que dos tercios de 1.364 personas que estaban expuestas regularmente a música alta procedente de reproductores de casete, conciertos de rock y discotecas, mostraban peores umbrales auditivos en tonos puros de altas frecuencias. Lo que significa que, aunque fuera pequeño, existía un incremento significativo de los umbrales en aquellas personas cuya exposición a la música alta era superior a 7 horas semanales, en comparación con aquellos cuya exposición era de 2-7 horas semanales. Kumar et al. (2009) observaron umbrales auditivos normales en 70 adultos que habían utilizado RPM durante 2 años, así como en 30 no usuarios de RPM. Sin embargo, también observaron una correlación positiva entre los umbrales auditivos y niveles de la música y una correlación negativa entre los niveles de la música y las amplitudes de las emisiones otoacústicas por producto de distorsión (DPOAE) y los cocientes señal-ruido, lo que llevó a los autores a la conclusión de que la audición de música a través de RPM a altas intensidades puede causar daños preclínicos sutiles al sistema auditivo que pueden desembocar en una pérdida auditiva en edades más avanzadas. Es importante destacar que Lapsley Miller, Marshall, Heller, y Hughes (2006) mostraron que las amplitudes de las DPOAE son más sensibles a la PAIR que los umbrales auditivos de tono puro.

Peng et al. (2007) realizaron una audiometría convencional y extendida de alta frecuencia (10–20 kHz) en 2 grupos: 120 estudiantes universitarios usuarios de RPM y 30 adultos jóvenes no usuarios con audición normal. Los autores observaron que los umbrales auditivos en el rango de frecuencia 3000–8000 Hz aumentaban de forma significativa (>25 dB HL) en los oyentes de RPM, y detectaron un deterioro auditivo en el 14% de los 240 oídos estudiados. Los resultados de estos dos últimos estudios sugieren que la audiometría de alta frecuencia puede constituir un buen indicador temprano de la pérdida auditiva coclear debida a la exposición al ruido.

Patrones de uso de los RPM en adultos jóvenes y adolescentes

En esta sección, analizamos los patrones de uso de RPM y sus diferencias entre los adultos jóvenes y los adolescentes. Hemos prestado una atención especial a la conciencia de riesgo, los problemas relacionados con la audición y la susceptibilidad a los cambios de conducta que reducen los riesgos para la audición, ya que son factores especialmente relevantes para el desarrollo y difusión de mensajes relacionados con la salud.

Adultos Jóvenes
Durante años, los estudiantes universitarios han representado el principal grupo de consumidores donde la descarga de música MP3 y el uso de los reproductores MP3 están ampliamente extendidos. Ya en el 2000, Latonero informó que el 69% de los estudiantes universitarios descargaban música MP3 y un estudio reciente (Danhauer et al., 2009) ha mostrado que casi el 94% de los universitarios tenían un RPM con capacidad para descargar música. En los países desarrollados, el uso de RPM constituye un fenómeno global. En un estudio llevado a cabo en 1.512 adolescentes holandeses (Vogel et al., 2009), como ejemplo, el 90% informó que escuchaba el RPM con auriculares.

Hoover y Krishnamurti (2010), en una encuesta a estudiantes universitarios usuarios frecuentes de MP3, encontraron que dos tercios utilizaban su reproductor de MP3 durante 3 o más días/semana, más de tres cuartos utilizaba su dispositivo 2 horas/día o menos y alrededor de la mitad lo escuchaba a un 50% del ajuste máximo de sonido o menos. Los usuarios informaron que las dos actividades diarias más asociadas al uso de los RPM eran caminar o desplazarse por el campus, indicando que lo escuchaban a un mayor volumen cuando era necesario para superar el ruido de fondo. El ejercicio resultó ser la actividad semanal asociada al uso de RPM más frecuente. Alrededor de un tercio de los estudiantes universitarios que usaban reproductores de MP3 indicaron utilizarlo de forma ocasional al ajuste máximo de volumen. Los autores mostraron una preocupación acerca del uso ocasional de los universitarios de los reproductores de MP3 a máximo volumen y de su poca concienciación ambiental.

En otro estudio con estudiantes universitarios (Punch et al., 2009), el 83% informó que utilizaba un dispositivo de MP3 para escuchar música, generalmente con auriculares intrauriculares o cascos supraaurales (sobre las orejas). Más de 75% de los usuarios utilizaba sus dispositivos diariamente o varias veces por semana y casi la mitad informó que lo usaba diariamente. Dos tercios de los usuarios de MP3 indicaron que escuchaban el dispositivo 1 hora o más al día. Más de la mitad indicó que algunas veces o a menudo utilizaba el dispositivo MP3 para bloquear el ruido de fondo (58%) y que estaban algo o muy preocupados sobre la pérdida de su audición a causa del uso de los RPM (55%). Generalizando a partir de su población, los autores estimaron que alrededor del 6% de los estudiantes universitarios escuchaban sus reproductores de MP3 a un ajuste de volumen suficientemente alto para ponerlos en riesgo de pérdida auditiva. Fligor (2007) indicó que este porcentaje oscilaba del 5% al 15%, dependiendo del entorno auditivo, con unos niveles de volumen comúnmente más elevados en ambientes ruidosos. Torre (2008) encontró que más del 90% de los participantes universitarios en su encuesta utilizaba RPM y casi el 90% indicó que lo escuchaba a un ajuste de volumen medio o alto y más del 50% que lo escuchaba de 1 a 3 horas/día. McNeill et al. (2010) en una pequeña muestra de estudiantes universitarios, informaron que la frecuencia media y la duración de su uso era de 5,5 días/semana y 2 horas/día.

En una muestra transversal de 94 adultos (de 18 a 65 años de edad) en un centro recreativo universitario (Shah et al., 2009), la mayoría mostraba una preocupación acerca de la pérdida auditiva (85%) y estaba dispuesta a proteger su audición ajustando el volumen a niveles más bajos (77%), y erróneamente más de la mitad pensaba que la PAIR era una condición médica reversible. Muchos de ellos (40%) mostraron un deseo de que su médico de cabecera se preocupara más por su audición, un hallazgo apoyado por otros estudios (Chung, Des Roches, Meunier, & Eavey, 2005; Quintanilla-Dieck, Artunduaga, & Eavey, 2009).

Adolescentes
La descarga de música digital se ha hecho cada vez más popular entre los grupos más jóvenes. Snowden y Zapala (2010) observaron que la mayoría de los estudiantes de secundaria que encuestaron, escuchaban sus iPods a niveles no seguros. Describieron que los estudiantes de secundaria poseían un juicio no preciso de la intensidad del nivel de volumen elegido del RPM, que eran propensos a arriesgarse a padecer una PAIR y que no eran capaces de identificar su comportamiento como de riesgo. Aunque los adolescentes (Zogby International, 2006b) y los estudiantes universitarios (Snowden & Zapala, 2010) informaron que estaban igualmente dispuestos a reducir el volumen y el tiempo de escucha, los estudiantes universitarios mostraron una mayor predisposición que los adolescentes a comprar auriculares especiales, en un esfuerzo para proteger su audición. Los adultos del estudio Zogby International (2006b) mostraron una menor predisposición que los adolescentes o los universitarios a tomar cualquier tipo de medidas preventivas.

Vogel et al. (2008) recogieron información cualitativa en debates de grupo dirigidos de adolescentes de 12-18 años que se habían apuntado a programas educativos preprofesionales y preuniversitarios. Aunque estos estudiantes en líneas generales parecían estar concienciados de los riesgos de la pérdida auditiva derivada de la exposición a música alta, expresaron poca vulnerabilidad personal a la pérdida auditiva inducida por la música y una posibilidad baja de tomar precauciones protectoras. La mayoría de los adolescentes en el estudio, especialmente los estudiantes varones de escuelas preprofesionales, indicaron que normalmente reproducían la música de sus MP3 a máximo volumen, expresaron una vulnerabilidad personal baja a la pérdida auditiva inducida por el ruido y mostraron poca receptividad a cualquier interferencia a sus hábitos de escucha de música. Los autores recomendaron que las intervenciones se dirijan a estudiantes de escuelas preprofesionales y se centren en aumentar los conocimientos de los adolescentes sobre los riesgos de la música alta y como protegerse a sí mismos. Sus hallazgos son coherentes con el hecho de que algunos adolescentes no piensan de manera consciente en su comportamiento de escucha del MP3, tienden a adoptar comportamientos de escucha de riesgo y no son propensos a buscar protección (Kasper, 2006).

La existencia de diferencias por sexo, raza y grupo étnico en los patrones de uso de los RPM no se ha analizado ampliamente, pero datos preliminares indican hacia donde debe enfocarse la comunicación de los mensajes para la salud. En adolescentes (de 12–19 años de edad), se ha observado que las niñas escuchan música MP3 más frecuentemente que los niños, pero los niños la escuchan a niveles más altos, lo que hace a ambos sexos vulnerables a la pérdida auditiva (Vogel et al., 2009). Vogel et al. (2007) identificaron como grupos diana para dirigir los mensajes de prevención de pérdida auditiva a personas jóvenes que sean varones y/o pertenezcan a un nivel socioeconómico o educativo bajo. Sus hallazgos fueron coherentes con los resultados de la encuesta comunicados por Shargorodsky et al. (2010). Estos últimos investigadores encontraron que la prevalencia de la pérdida auditiva no muestra diferencias significativas entre edades, razas o grupos étnicos en las encuestas descritas anteriormente de 1988–1994 y de 2005–2006.

En su estudio en estudiantes de secundaria, Snowden y Zapala (2010), observaron que algunos estudiantes practicaban el uso monoaural de los auriculares y que compartían un auricular con un amigo. Los autores sugirieron que esta práctica puede provocar que los niveles de volumen monoaurales exceden a los de cada oído cuando se escucha de forma biaural y que por lo tanto se incrementa el riesgo de daño. Estos autores junto con Vogel et al. (2008), recomendaron que los fabricantes de RPM deberían limitar los niveles de salida en los futuros modelos. Esta estrategia ya ha sido adoptada en Francia donde el nivel máximo de salida está limitado a 100 dB NPS (Dance & Wash, 2008). Snowden y Zapala indicaron que se podrían hacer RPM más seguros desarrollando aplicaciones que utilicen indicadores visuales de niveles de volumen seguros y peligrosos y acompañar esas aplicaciones con la educación.

Basándose en 2.500 cuestionarios completados de la encuesta de MTV.com (Quintanilla-Dieck et al., 2009), se observó que la pérdida auditiva era considerada un problema por el 32% de los encuestados, incluso casi la mitad admitió experimentar síntomas como acúfenos o pérdida auditiva tras la exposición a música alta. La mayoría de los encuestados, afirmaron que habían aprendido sobre la pérdida de audición a través de los medios de comunicación populares, e indicaron que adoptarían comportamientos protectores auditivos si el médico se lo recomendara.

Efectos de los distintos tipos de auriculares

En la actualidad, están ampliamente comercializados tres tipos de auriculares—intrauriculares, supraaurales y auriculares de botón. Más de la mitad de los usuarios de RPM (50%–92%) afirma usar auriculares comerciales o intrauriculares de rango extendido (Danhauer et al., 2009; Hodgetts et al., 2007; Hoover & Krishnamurti, 2010; Punch et al., 2009). Es sabido que los diferentes estilos de auriculares producen diferentes niveles de salida al mismo ajuste de volumen (Atienza et al., 2007, 2008; Fligor & Cox, 2004; Fligor & Ives, 2006; Hodgetts et al., 2007; Portnuff & Fligor, 2006). Los niveles de salida medidos de los intrauriculares son capaces de producir niveles de 5–6-dB superiores a los de los auriculares supraaurales (Portnuff & Fligor, 2006), y los auriculares de botón normalmente son capaces de producir niveles superiores que los auriculares supraaurales o los intrauriculares. (Atienza et al., 2007, 2008; Keith et al., 2008; Rabinowitz, 2010). Fligor e Ives (2006) han indicado que no se debe esperar que los niveles preferidos de audición para los distintos tipos de auriculares sean diferentes según el tipo de auricular. Sin embargo, Hodgetts et al. (2007), observaron que los niveles preferidos de audición eran más elevados con los intrauriculares que con los supraaurales en condiciones de ruido, mientras que Atienza y sus colaboradores (2007, 2008) observaron lo contrario. En el último estudio, los niveles medios de salida preferidos resultaron ser más elevados en el caso de los auriculares supraaurales, seguidos por los intrauriculares y en último lugar los auriculares de botón, tanto en ambientes silenciosos como en presencia de ruido bajo y alto. En condiciones ruidosas, se prefieren los auriculares de botón a unos niveles de 7-dB más bajos que los intrauriculares y a niveles de 12-dB más bajos que los supraaurales. Estas diferencias en la capacidad de salida reflejan posiblemente las diferencias en el grado en que los diferentes tipos de auriculares ocluyen el conducto auditivo. Esta explicación es coherente con el hecho de que los auriculares de botón posean la capacidad de atenuación del ruido más alta, los auriculares supraaurales la más baja y los intrauriculares posean propiedades atenuantes de ruido intermedias. Los usuarios de RPM tienden a subir el volumen cuando las condiciones de fondo se vuelven más molestas. (Airo, Pekkarinen, & Olkinuora, 1996; Atienza et al., 2007, 2008; Danhauer et al., 2009; Hodgetts et al., 2007). Debido a que los oyentes tienden a usar los auriculares de botón a niveles de salida más bajos, estos auriculares constituyen la opción más segura, especialmente en situaciones donde la conciencia del ruido ambiental y la audición o la comprensión de las conversaciones no son importantes.

Algunos investigadores han determinado los valores de salida máximos de RPM. Keith et al. (2008) midieron los niveles máximos de salida de nueve modelos diferentes de RPM y 20 auriculares de varios tipos y observaron que los niveles oscilaban en unos rangos entre 101 y 107 dB NPS. Portnuff y Fligor (2006) encontraron que los niveles máximos oscilaban entre 96 y 105 dBA. Atienza et al. (2007, 2008) midieron los niveles en el tímpano mediante un maniquí acústico y observaron que los niveles máximos en los auriculares supraaurales, intrauriculares y de botón iban de los 90 a los 98 dBA aproximadamente. Como se ha explica anteriormente, estos niveles están por encima de los niveles con capacidad de producir pérdida auditiva cuando son utilizados durante largos periodos de tiempo.

Desafortunadamente, los auriculares diseñados para reducir el ruido de fondo mediante la cancelación activa del ruido han resultado estar asociados a unos niveles de salida preferidos en ambientes ruidosos solo ligeramente más bajos que los auriculares tradicionales (Hodgetts et al., 2007). Fligor y Meinke (2009) describieron que apenas del 5% al 10% de los usuarios, escuchaban a niveles altos independientemente del ruido de fondo, concluyendo que el uso de auriculares con cancelación o aislamiento del ruido no reduce necesariamente el riesgo para la audición. Los adolescentes son propensos a no utilizar auriculares con limitadores de ruido (Vogel et al., 2009).

Marco para los mensajes de riesgo para la salud

La Teoría de la Motivación de Protección (TMP; Rogers, 1983; Rogers & Prentice-Dunn, 1997) constituye un marco teórico convincente para el desarrollo y la comunicación de mensajes para prevenir la pérdida auditiva relacionada con el uso de RPM, como parte de las campañas de información pública. La TMP es una de las muchas teorías propuestas para comprender cómo la gente se comporta al enfrentarse a diversas amenazas, incluyendo amenazas para la salud. Estas teorías suponen que si se puede motivar a la gente para que adopte comportamientos adaptativos en lugar de conductas inadaptadas, se podrían identificar y prevenir las condiciones de riesgo. Al igual que ocurre con otras teorías, la TMP está basada en la idea de que la motivación hacia la protección resulta de la percepción de una amenaza y del deseo de evitar un posible resultado negativo. También contiene un componente de análisis coste-beneficio, donde el individuo evalúa los beneficios esperados al adoptar una medida preventiva frente a los costes de no adoptarla. La TMP es única en relación a modelos similares—incluyendo el conocido Modelo de Creencias de Salud (Janz & Becker, 1984; Rosenstock, 1990)—en cuanto está estructurada en torno a “dos procesos que tratan de combinar el proceso cognitivo que las personas utilizan para evaluar las amenazas (proceso de evaluación de las amenaza) y el que utilizan para seleccionar entre las alternativas para afrontarlas (el proceso de afrontamiento)” (Floyd, Prentice-Dunn, & Rogers, 2000, p. 409). La TMP parece ser el único modelo que incorpora la autoeficacia como un componente separado, que es considerado como un factor de influencia importante en los procesos cognitivos, motivacionales y afectivos (Bandura, 1992; Floyd et al., 2000). Sutton (1982), mediante un metanálisis llevado a cabo en estudios sobre apelaciones al miedo publicados entre 1953 y 1980, mostró que el aumento en la percepción del miedo se asociaba consistentemente con una mayor aceptación o intención de realizar el comportamiento adaptativo propuesto, y que el aumento en la eficacia de la respuesta percibida aumentaba las intenciones de elegir la respuesta adaptativa. En un metanálisis posterior, Floyd et al. (2000) mostraron una asociación relativamente fuerte entre el aumento de la gravedad de la amenaza, la vulnerabilidad a la amenaza, la eficacia de la respuesta y la autoeficacia con la predisposición a intenciones o comportamientos adaptativos. Y a la inversa, observaron que las intenciones o comportamientos adaptativos aumentaban con la disminución de la recompensa de los comportamientos no adaptativos y con los costes de la respuesta adaptativa. Los autores concluyeron que la TMP puede ser útil como marco para el desarrollo de intervenciones individuales y colectivas.

En un estudio sobre el consumo de tabaco en niños, adolescentes y adultos jóvenes de 10-20 años de edad, Sturges y Rogers (1996) validaron el uso de la TMP para estas poblaciones. En líneas generales, los niños no mostraron muchos de los déficits en el procesamiento de la información planteados como hipótesis en relación con las amenazas para la salud y cómo afrontarlas, pero la teoría resultó efectiva a la hora de explicar el comportamiento de los niños cuando entendieron las estrategias de afrontamiento y creyeron que podían ponerlas en práctica. Los autores sugirieron que se debe enseñar a los niños, especialmente a los más pequeños, qué acciones son las mejores para abordar los riesgos para la salud y cómo pueden ejecutarse de manera efectiva.

Respecto a nuestro objetivo actual de identificar mensajes para la salud en usuarios de RPM, la TMP contribuye a contestar varias preguntas básicas: Para aquellos que puedan estar en riesgo de pérdida auditiva derivada del uso de los RPM, ¿cuáles son las consecuencias sanitarias y sociales de la adopción de comportamientos de riesgo?, ¿qué estrategias y comportamientos son efectivos para eliminar o reducir esos riesgos?, y ¿cómo se pueden poner en práctica dichas estrategias de manera que se aumenten los comportamientos adaptativos y disminuyan los no adaptativos?

Para desarrollar intervenciones efectivas en la gente joven que influyan en la elección de un uso seguro de los RPM, Vogel et al. (2007) basándose en la TMP plantearon la hipótesis de que si un individuo presenta la capacidad y la autoconfianza para adoptar una respuesta adaptativa específica (autoeficacia) o cree que la respuesta adaptativa es efectiva para evitar la amenaza (eficacia de respuesta), habrá un refuerzo positivo para llevar a cabo la respuesta adaptativa. Para sostener la teoría, la amenaza debe ser percibida como grave y debe tener una alta relevancia personal para la persona vulnerable. Si tanto la autoeficacia como la eficacia de la respuesta es baja, existirá una baja adhesión a las recomendaciones de participar en la respuesta adaptativa. La probabilidad de una respuesta adaptativa disminuye con la recompensa percibida de una respuesta no adaptativa. Vogel et al. (2007) citaron un ejemplo de una persona que encontraba divertido y motivante escuchar música a alto volumen mientras practicaba ejercicio. Esa persona podría estar dispuesta a arriesgar la pérdida de la audición para ajustarse a las normas de estilo y las imágenes juveniles de cuerpos atractivos y saludables. Las campañas de información dirigidas a aumentar la concienciación sobre la gravedad de una amenaza (por ej., utilizar RPM a volumen alto puede resultar en una pérdida de audición irreversible) deben cambiar de manera efectiva los hábitos de audición.

Los resultados de una campaña en los medios de comunicación orientada a la salud pública llevada a cabo por Beaudoin y Thorson (2007), mostraron que influir en los indicadores sociales entre los adultos puede mejorar significativamente los resultados sanitarios en los jóvenes. Los autores observaron que la exposición a campañas en los medios de comunicación se asoció positivamente tanto con las creencias acerca del desarrollo de los jóvenes como con comportamientos a favor del desarrollo. Las medidas de ambos resultados aumentaron significativamente con el tiempo con la campaña de difusión en televisión y en anuncios de prensa; sólo aumentaron en aquellos encuestados que estuvieron expuestos a la campaña en los medios de comunicación. Este tipo de campañas, pueden influir en los dos indicadores sociales y por lo tanto cabe esperar un efecto positivo en las actitudes y comportamientos relacionados con el desarrollo de la juventud.

Difusión de mensajes dirigidos a la salud auditiva

Entre otros, Henderson et al. (2011) han indicado que los programas de conservación de la audición dirigidos a niños pequeños y adolescentes mejoran los conocimientos sobre los peligros del ruido y afectan de manera positiva a su comportamiento. Claramente, los mensajes de comunicación de salud deben orientarse a prevenir o minimizar daños a la audición, dirigiéndolos a los jóvenes (adolescentes y estudiantes de secundaria) y a adultos jóvenes (incluyendo estudiantes universitarios), puesto que estos dos grupos se exponen a diferentes grados de riesgo, debido principalmente a las diferencias en la concienciación del riesgo y la vulnerabilidad personal. En esta sección ofrecemos recomendaciones sobre las estrategias y tipos específicos de mensajes sobre los riesgos para la audición derivados del uso de los RPM que creemos que deben ser transmitidos a los adultos jóvenes y adolescentes. Si bien, la mayoría de estas recomendaciones provienen de nuestra revisión de la bibliografía, otras son especulativas y por lo tanto deben investigarse más a fondo para probar su efectividad (las necesidades de la investigación se indican en la última sección de este artículo).

Ante todo, los mensajes deben transmitirse a través de los medios apropiados para cada edad. Estos medios deben incluir, anuncios de publicidad de servicio público en la televisión, la radio (incluyendo la radio vía satélite) y periódicos y blogs online así como anuncios de publicidad de servicio público en revistas y boletines y en páginas web. Los mensajes deben estar orientados a educar e informar a los adolescentes y a los adultos jóvenes sobre las posibles consecuencias en la audición del uso de los RPM y pueden consistir en artículos escritos, mensajes o enlaces a páginas web como YouTube y YouTube Direct. Para maximizar el impacto, los portavoces de los profesionales sanitarios pueden aparecer en los mensajes, así como grupos afines adecuados para la edad. En el caso de los adolescentes, los cambios de actitud hacia comportamientos auditivos saludables, pueden requerir intervenciones multimodales (Griest, Folmer, & Martin, 2007).

Los padres y profesores tienen un papel importante a la hora de modificar e intervenir en la vida de los niños así como en la promoción de prácticas auditivas seguras. Por lo tanto, es importante que se les transmitan mensajes precisos para que estén correctamente formados a la hora de informar a sus hijos y estudiantes de los posibles riesgos del uso de los RPM.

Los mensajes deben enfatizar la naturaleza gradual, incipiente, inadvertida y médica y quirúrgicamente irreversible (permanente) de la PAIR; los signos del posible daño auditivo, como la necesidad de pedir que repitan las cosas en las conversaciones, y las consecuencias negativas de la pérdida de la audición en la seguridad y en la comunicación, incluyendo el efecto de la pérdida auditiva en el mantenimiento de las relaciones con familiares y amigos. Los adolescentes en particular, deben ser informados que la PAIR se desarrolla lentamente y no muestra síntomas hasta que se vuelve importante y permanente.

Un mensaje importante a inculcar en todos los usuarios de RPM es que la intensidad y la duración de la audición son los dos factores críticos más importantes que conducen a la PAIR. Por lo tanto, el peligro puede reducirse tanto bajando volumen como realizando audiciones durante periodos más cortos de tiempo. Una buena medida práctica (Fligor, 2009b) es limitar el volumen de los RPM al 80% del límite máximo sí la audición es de 90 min o menos al día y limitar el volumen a no más del 60% para periodos de audición más largos.

Se debe informar a los adolescentes que los acúfenos, o zumbidos en el oído, podría ser una señal de alarma para bajar el volumen o dejar de escuchar durante un rato. Otro signo de advertencia es mostrar dificultades en la comprensión de conversaciones o para oír sonidos de fondo.

Deben resaltarse, especialmente a los adultos jóvenes, las ventajas y desventajas potenciales del uso de auriculares de botón en contraposición de los intrauriculares o los supraaurales. Los auriculares de botón, pueden proteger de los ruidos de fondo, con una menor necesidad de subir el volumen. Sin embargo, no debe utilizarse los auriculares de botón cuando se esté atendiendo una conversación o el ruido de fondo sea importante. La recomendación del uso de los auriculares de botón debe ir acompañada por un recordatorio de que existen ciertas situaciones que requieren atención a los ruidos de fondo por razones de seguridad personal. Se debe advertir a los adolescentes de que subir el volumen para aislar los ruidos ambientales puede ser extremadamente peligroso, como cuando se está cruzando una calle muy transitada. Se debe advertir a la gente joven en edad de conducir de los peligros de llevar auriculares de cualquier tipo cuando se conduce un vehículo de motor.

Los miembros de nuestra profesión deben promover que los fabricantes incluyan advertencias en los RPM o en el embalaje de los dispositivos sobre la audición de música a volumen alto y deben recomendar a médicos y otro personal sanitario que transmitan de forma rutinaria durante las visitas de los pacientes, mensajes de comunicación para la salud acerca del uso de los RPM. Los pediatras, así como médicos de familia y de atención primaria se hallan en una posición clave para proporcionar información básica sobre las consecuencias negativas y prevenibles de la PAIR, así como de la identificación y derivación de los pacientes con sospecha de pérdida auditiva. Estos profesionales sanitarios, pueden ser una influencia importante para prevenir la PAIR. Deben considerar el uso de RPM como un aspecto de prioridad sanitaria y discutir los riesgos para la salud de los RPM en las consultas con sus pacientes más jóvenes.

Basándose en la encuesta Zogby International (2006a) y en el trabajo llevado a cabo por Vogel et al. (2007), existen varios subgrupos de población joven que deben seleccionarse específicamente como objetivos. Los varones pueden ser especialmente propensos a la PAIR debido a la música alta de los RPM y deben ser advertidos sobre la necesidad de mantener un nivel de volumen bajo o moderado. Se debe alertar especialmente a los jóvenes de origen hispano o latino así como a otros grupos minoritarios sobre los riesgos de escuchar música muy alta. Se ha observado que los adolescentes hispanos utilizan los RPM durante periodos más largos o a un ajuste de volumen mas alto que la población general de adolescentes y los adultos hispanos han mostrado unas mayores tasas de pérdida auditiva que los adultos no hispanos, los adolescentes hispanos y los adolescentes en general (Zogby International, 2006a). Los esfuerzos preventivos deben dirigirse también a adolescentes en programas preuniversitarios y a aquellos que no viven con ambos padres (Vogel et al., 2007).

Debe advertirse a los niños, a los adultos jóvenes y a los padres de que los RPM no constituyen la única fuente potencial de pérdida auditiva prevenible. Se debe enseñar especialmente a los adolescentes, las consecuencias negativas de la pérdida auditiva, los comportamientos auditivos saludables y las posibles medidas de prevención que protegerán su audición a lo largo de sus vidas. Los mensajes acerca de la necesidad de usar protección auditiva cuando se trabaja en ambientes laborales ruidosos, al realizar actividades caseras cotidianas, o al participar en actividades recreativas—incluyendo conciertos de música rock u otro tipo de música—son cruciales para la protección de la audición a lo largo de la vida. Con respecto a los conciertos de rock, se debe proporcionar información sobre la disponibilidad comercial de tapones para los oídos para músicos.

Se debe advertir a los adolescentes de que el uso de auriculares en solo un oído puede aumentar la posibilidad de pérdida auditiva en ese oído debido a que la audición monoaural requiere una mayor intensidad que la audición biaural para alcanzar el mismo volumen. Debido a que no es necesario que los RPM estén a un volumen que sea oído por los demás para causar daños auditivos, los adolescentes y a los adultos jóvenes deben ser informados de que los avisos de los padres y demás personas para bajar el volumen puede no ser suficiente para prevenir la pérdida auditiva. Los niños y sus padres pueden comprometerse con programas independientes que se encuentran actualmente disponibles como Escucha a tus auriculares (Listen To Your Buds) (American Speech-Language-Hearing Association, 2010), Decibelios peligrosos (Dangerous Decibels) (www.dangerousdecibels. org; Griest et al., 2007) y ¡Oídos sabios! (Wise Ears!) (National Institute on Deafness and Other Communication Disorders, 2010). Estos programas ofrecen consejos y actividades para conservar la audición y prevenir la pérdida auditiva. La campaña Decibelios peligrosos (Dangerous Decibels) enseña prácticas auditivas seguras y ha sido utilizada satisfactoriamente en niños de 4º a 7º (Griest et al., 2007). La transmisión de estos mensajes a nuestros jóvenes les permitirá disfrutar los beneficios de la tecnología DPA evitando al mismo tiempo los posibles efectos nocivos del daño auditivo inducido por el ruido.

Necesidad de futuras investigaciones sobre la comunicación de riesgos para la salud

Claramente, es necesario llevar a cabo estudios acerca de la efectividad de varios medios disponibles para poner en práctica los mensajes y estrategias anteriores, ya sea aisladamente o en combinación. Son muy necesarios los estudios concluyentes pre y post intervención sobre conocimientos, actitudes y comportamientos acerca del uso de los RPM, medidos mediante encuestas y determinaciones experimentales de los usos preferidos. Los futuros estudios deben investigar el papel del control parental y la fuerza de la costumbre, así como factores que motiven y sirvan de barrera para el uso seguro de los RPM. Se debe determinar la relación entre las campañas de riesgo para la salud auditiva y el grado en que las poblaciones afectadas cumplan las recomendaciones, mediante la medida de respuestas actitudinales y conductuales. Los esfuerzos de las futuras investigaciones deben sustentarse menos en encuestas de poblaciones por conveniencia y más en técnicas de muestreo aleatorio y estratificado, así como en diseños experimentales. Son necesarios estudios longitudinales teóricos de usuarios frecuentes de RPM para determinar los factores sociodemográficos y psicosociales que predicen correctamente las estrategias y medidas para prevenir de manera efectiva la pérdida auditiva. Estas investigaciones deberían incluir pruebas audiométricas estándar y de alta frecuencia según convenga. Otra necesidad importante es que los estudios a gran escala sobre la prevalencia de la pérdida auditiva, ya sea debida al ruido o a otras causas, incluyan la repetición de las pruebas de los umbrales audiométricos y otros datos de audición. Estos resultados permitirán determinar hasta qué punto las PAIR son temporales o permanentes. Por último, dada la asociación entre la pérdida auditiva y otras condiciones y comportamientos que son ampliamente perjudiciales para la salud—incluyendo el tabaquismo, la falta de ejercicio, la mala salud dental, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares (Shah et al., 2009)—los estudios de evaluación del riesgo de estos factores deben incorporar la exposición al ruido recreativo y la música amplificada.

Agradecimientos

Quisiéramos dar las gracias a los miembros de un seminario avanzado universitario en la Universidad Estatal de Michigan que participaron en una serie de proyectos relacionados y que inspiraron este artículo, incluyendo los siguientes estudiantes: Alexandra Artymovich, Hazel Atienza, Sameer Bhagwan, Tori Frost, Minyoung Jeong, Alicia Kramer, Fan Lin, Allan Morris, Daniel Pabst, Neil Patel y Amy Warren. También realizaron contribuciones significativas dos coordinadores de alumnos, Emilie Sweet y Nathan Williams. Agradecemos sinceramente a la Oficina del Rector y al Colegio de Honores de la Universidad Estatal de Michigan por su apoyo administrativo y presupuestario. También agradecemos a Brad Rakerd y a Kami Silk por sus comentarios de los primeros borradores del manuscrito.

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Traducido con autorización del artículo «Identificación de mensajes de salud auditiva para usuarios de reproductores personales de música» por Jerry L. Punch,  Jill L. Elfenbeina y Richard R. James (American Journal of Audiology, vol. 20, 69-82, junio 2011, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx). Este material ha sido originalmente desarrollado y es propiedad de la American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. Todos los derechos reservados. La calidad y precisión de la traducción es únicamente responsabilidad de CLAVE.

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Translated, with permission, from «Targeting Hearing Health Messages for Users of Personal Listening Devices» by Jerry L. Punch,  Jill L. Elfenbeina y Richard R. James (American Journal of Audiology, vol. 20, 69-82, june 2011, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx). This material was originally developed and is copyrighted by the American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. All rights are reserved. Accuracy and appropriateness of the translation are the sole responsibility of CLAVE.

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Mejora de la función de los audífonos en entornos ruidosos

Tammara Stender, AuD, CCC-A, audióloga sénior en Audiología Global en GS ReSound Group

 

Ayudar a las personas con hipoacusia a entender con claridad el discurso de otras personas con ruido de fondo sigue siendo un tema candente en audiología.

Incluso con las sofisticadas innovaciones realizadas en los audífonos, tanto en la direccionalidad del micrófono como en el circuito de reducción del ruido (Chung, 2010), los usuarios de audífonos siguen experimentando dificultades en algunos entornos ruidosos, como por ejemplo, en restaurantes y en celebraciones. Casi la mitad de los usuarios que devuelven los audífonos mencionan problemas para escuchar con ruido de fondo (Kochkin, 2007). No es de extrañar que la utilización en entornos ruidosos figure entre las 10 causas principales de insatisfacción de los usuarios de audífonos (Kochkin, 2010).

Por lo tanto, los enfoques innovadores destinados a mejorar la audición en estos entornos permitirán incrementar la satisfacción de los usuarios. Estos enfoques incluyen la colocación estratégica del micrófono en los dispositivos no direccionales y la utilización de accesorios inalámbricos que dirigen la voz del interlocutor directamente a los audífonos del oyente.

Colocación del micrófono

La colocación estratégica del micrófono tiene en cuenta las características anatómicas del oído externo para mejorar la inteligibilidad del habla. Se ha demostrado que las estructuras del oído externo facilitan una mayor direccionalidad del sonido que proviene de la parte frontal que de la posterior (Ricketts, 2000; Shaw, 1974), lo que se puede traducir en una mejor comprensión del habla en entornos ruidosos cuando el oyente se encuentra cara a cara con el interlocutor. Por el contrario, cuando el micrófono de un audífono se coloca detrás de la oreja, desaparecen todos los efectos del pabellón auricular, incluidas la direccionalidad natural del oído y la protección frente al ruido del viento. Sin embargo, al colocar el micrófono en el conducto auditivo o incluso dentro de la cuenca de la concha, se mantienen algunos de estos efectos beneficiosos del pabellón auricular, por lo que se restaura de manera natural parte de la capacidad fisiológica del oído, ayudando al oyente a discriminar el habla del ruido.

Un modelo de audífono relativamente nuevo en el mercado aprovecha los efectos naturales del pabellón auricular. Este factor es de forma similar al de un dispositivo intracanal (ITC) convencional, exceptuando que el micrófono se retira de la carcasa y se sitúa en la parte superior de la concha. La retirada del micrófono de la carcasa permite una reducción del tamaño del dispositivo o una abertura de ventilación mayor. No obstante, la colocación del micrófono sigue siendo segura y se mantienen la direccionalidad natural y las señales espectrales facilitadas por el pabellón auricular (Van den Bogaert, Carette y Wouters, 2011). En un estudio del Walter Reed Army Medical Center no se encontró ninguna diferencia significativa en los resultados de la “prueba de audición en ruido” entre esta nueva forma de uso y un audífono retroauricular direccional (Cord y Block, 2011). Además, la protección natural que ofrece la ubicación del micrófono en los pliegues del oído externo (la concha) reduce la intensidad del ruido del viento.

Accesorios

Otras estrategias para mejorar el habla en entornos ruidosos se basan en la utilización de accesorios inalámbricos para dirigir la voz del interlocutor directamente a los audífonos. Una de estas estrategias es un accesorio inalámbrico para audífonos, que se comunica a través de la tecnología Bluetooth con el teléfono móvil (o teléfono de línea fija habilitado con Bluetooth). Bluetooth es una tecnología abierta que utiliza frecuencias de radio en la banda de 2,4 GHz para enviar datos de forma inalámbrica en una distancia limitada (http://en.wikipedia.org/wiki/BIuetooth). Tras acoplar el accesorio al teléfono con Bluetooth y a los audífonos, el usuario puede realizar conversaciones telefónicas con una relación señal-ruido más favorable que sin el accesorio. Además, la conversación se transmite simultáneamente a ambos audífonos, proporcionando el beneficio adicional de escucha binaural ajustada a los umbrales de audición del usuario para cada oído.

Otro accesorio es un micrófono inalámbrico personal que los hablantes pueden sujetar mediante un clip en una prenda de vestir. Similar a un sistema de FM independiente que utiliza un transmisor y un receptor o conectores que se acoplan a los audífonos, esta tecnología mejora de forma eficaz la relación señal-ruido para el oyente, especialmente en un entorno con ruido de fondo. Sin embargo, en la nueva transmisión inalámbrica directa no se requieren conectores o receptores adicionales. Este avance tecnológico significa una reducción de costes y molestias para el usuario de audífonos.

Para reducir la tasa de devolución y el número de audífonos olvidados en un cajón, además de los algoritmos de los audífonos, serán necesarios métodos adicionales para mejorar la inteligibilidad del habla en entornos ruidosos. Con la colocación estratégica del micrófono, que facilita una direccionalidad natural y una protección frente al ruido del viento en los audífonos no direccionales, acompañada de la tecnología inalámbrica que facilita directamente una relación señal-ruido más favorable, es posible que sea más fácil para los usuarios de audífonos escuchar en entornos ruidosos.

Bibliografía

Chung, K. (2010). Reducing noise interference: Strategies to enhance hearing aid performance. The ASHA Leader, 15(4), 10-13.
Cord, M. y Block, K. (2011, marzo). Efficacy of the remote microphone hearing aid for novice hearing aid users. Presentación realizada en la JDVAC (Joint Defense Veteran Audiology Conference). San Diego, California.
Kochkin, S. (2010). MarksTrak VIII: Customer satisfaction with hearing aids is slowly increasing. Hearing Journal, 63(1). 11-19.
Van den Bogaert, T., Carette, E. y Wouters, J. (2011). Sound source localization using hearing aids with microphones placed behind-the-ear, in-the-canal, and in-the-pinna. International Journal of Audiology, 50(3), 398-404. 164-176.
Otras referencias adicionales de este artículo se pueden encontrar en The Leader Online. Se puede buscar el título del artículo (Improving Hearing Aid Function in Noisy Situations) en www.asha.org/leader.

 

Este artículo se publicó en The ASHA Leader, Noviembre de 2011, vol. 16, 5-6.

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