Noviembre-Diciembre 2013 – número 6

audiología

- Satisfacción profesional de los audiólogos, por Patricia Saccone y James Steiger.
- Pérdida vestibular, por Kristen Janky.
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Satisfacción profesional de los audiólogos

Patricia Saccone
VA Medical Center, West Palm Beach, FL

James Steiger
Northeast Ohio AuD Consortium, Akron, OH

 

 

Objetivo: Los autores encuestaron a audiólogos que estaban en ese momento en ejercicio para evaluar su satisfacción profesional y comparar los resultados con los de una encuesta similar realizada en 1997.

Método: Los autores repitieron una encuesta de satisfacción profesional de los audiólogos realizada en 1997; participaron 382 audiólogos que ejercían en ese momento, ele-gidos al azar. Las respuestas a 38 afirmaciones se valoraron en una escala de 5 puntos de Likert (5 = totalmente de acuerdo con una afirmación, 1 = totalmente en desacuerdo con una afirmación). La muestra de encuestados se dividió en subgrupos demográficos y las afirmaciones se dividieron en subgrupos que reflejaban 6 áreas de recompensa fundamentales que contribuyen a la satisfacción profesional general.

Resultados: La satisfacción media del grupo fue de 3,9 (n = 382; DE = 1,01), la cual se ha mantenido invariable desde 1997 (p < = 0,05). La satisfacción media en el grupo de audiólogos con ejercicio privado, de 4,31 (n = 80, DE = 0,78) fue más alta que la de los que ejercían en otros ámbitos (p < 0,05). La satisfacción media en el grupo de DAud (doctor. en audiología) propietarios de una consulta privada, de 4,52 (n = 46, DE = 0,66) fue mayor que para otras titulaciones y ámbitos de ejercicio (p < 0,05). Las principales calificaciones de áreas de recompensa fueron diferentes para los poseedores de un título de DAud, MA/MC (máster en audiología /máster en ciencias) y PhD (doctorado) (p < 0,05). Las asociaciones entre las calificaciones de las áreas de recompensa y la satisfacción media del grupo alcanzaron significación estadística (p < 0,05).

Conclusiones: Estos resultados tienen implicaciones en el establecimiento de objetivos y la planificación dentro de la profesión y en las opciones de carrera de los audiólogos.

Palabras clave: audiología, satisfacción profesional, administración, supervisión.

 

Desde la década de 1980, la profesión de audiología ha avanzado de manera espectacular hacia el logro de varios objetivos. Estos objetivos comprenden la transición hacia un sistema de ejercicio autónomo y el paso de un modelo de empleo por cuenta ajena a un modelo de autoempleo, con consulta propia. Estos objetivos conllevan implicaciones para los audiólogos que podrían conducir a una mayor satisfacción profesional.

La Academia Americana de Audiología (AAA) realiza una encuesta anual a sus miembros con el fin de recoger datos demográficos, entre ellos la titulación más alta y el ámbito principal de trabajo. Los datos sugieren que se ha producido la transición al título de Doctor en Audiología (DAud), mientras que no se ha producido el movimiento hacia un modelo de autoempleo con consulta propia. Por ejemplo, los datos recogidos en 2002 revelaban que solo el 17% de los audiólogos que trabajaban a jornada completa y el 8% de los que lo hacían a tiempo parcial refirieron que su título más alto era el de DAud (American Academy of Audiology, 2003). Además, solo el 11% de los audiólogos que trabajaban a jornada completa y el 8% de los que lo hacían a tiempo parcial refirieron que su ámbito principal de trabajo era su propia consulta privada (American Academy of Audiology, 2003). Por el contrario, los datos recogidos en 2011 revelaron que el 72% de todos los encuesta-dos refirieron como título más alto el de DAud y el 12% de todos los encuestados indicó que su ámbito laboral principal era una consulta privada propia (American Academy of Audiology, 2012). Los datos de 2011 no diferenciaban entre trabajadores con dedicación plena y trabajadores a tiempo parcial.

Aunque sería razonable suponer que un grado mayor de formación produce más satisfacción profesional, los investigadores refieren datos contradictorios en otros campos distintos de la audiología. Algunos encontraron que la formación tiene un efecto positivo, aunque modesto, en la satisfacción profesional (Glenn & Weaver, 1982), otros, encontraron una relación negativa (Campbell, Converse, & Rodgers, 1976; Gruneberg, 1980), y otros no encontraron ninguna relación (King, Murray, & Atkinson, 1982; Wright & Hamilton, 1979). Mottaz (1984) estudió alguna de las recompensas intrínsecas y extrínsecas asociadas a la relación entre formación y satisfacción profesional. Por ejemplo, refirió que la formación que no conduce a posiciones que ofrezcan mayores recompensas intrínsecas, como la autonomía en el trabajo, la implicación en el trabajo y la importancia del trabajo, puede disminuir significativamente la satisfacción profesional. Mottaz postuló que dicha insatisfacción se debía probablemente a las mayores aspiraciones asociadas a una mejor formación. Por el contrario, refirió que las recompensas extrínsecas, como el salario, los beneficios, las ayudas administrativas y la oportunidad de promoción tenían un efecto mucho menor en la relación entre formación y satisfacción profesional. Es interesante advertir que la relación entre formación y satisfacción podría no ser la misma en distintos sectores de la economía. Por ejemplo, Seybolt y Gruenfeld (1976) refirieron una relación positiva entre formación y satisfacción profesional entre los trabajadores profesionales y directivos, una relación negativa entre los trabajadores manuales y ninguna relación entre los trabajadores de servicios y personal de oficinas.

Una herramienta para medir la satisfacción profesional es la Encuesta de Calidad del Empleo (Quality of Employ-ment Survey, QES). La QES fue desarrollada por el Ministerio de Trabajo estadounidense en 1969–70 y revisada en 1972–73 (Quinn & Shepard, 1974). La encuesta se desarrolló con el fin de proporcionar un medio para “reproducir y ampliar la encuesta pasado un tiempo” (Quinn & Shepard, p. 10). En otras palabras, una de las principales intenciones del desarrollo de la encuesta fue establecer estadísticas basales sobre las cuales las investigaciones posteriores podrían revelar tendencias en áreas fundamentales de satis-facción laboral. Se ha demostrado que la encuesta es una medición válida y fiable de la satisfacción profesional (Quinn & Staines, 1979).

In 1997, Martin, Champlin, y Streetman investigaron la satisfacción profesional de 285 audiólogos elegidos al azar entre los miembros de la AAA mediante un cuestionario basado en la QES. Incluía preguntas sobre características demográficas y 38 afirmaciones relacionadas con la satis-facción profesional. Treinta y tres de dichas afirmaciones se dividieron en cinco áreas fundamentales que reflejan las recompensas intrínsecas y extrínsecas que contribuyen a la satisfacción general media del grupo: (1) bienestar, (2) retos, (3) recompensa económica, (4) compañeros de trabajo, y (5) idoneidad de los recursos. Los autores calcularon la satisfacción general media del grupo a partir de las respues-tas a la afirmación 38: “En general, estoy sumamente satis-fecho con mi posición actual” (Martin et al., 1997, p. 17). Los resultados indicaron que los audiólogos estaban, en general, satisfechos con su situación laboral. Refirieron que hombres y mujeres audiólogos estaban satisfechos por igual; los audiólogos que trabajaban en una consulta priva-da estaban significativamente más satisfechos que los audiólogos en conjunto. De las cinco categorías analizadas, los retos—una recompensa intrínseca—fue la categoría más importante en la predicción de la satisfacción laboral de los audiólogos.

La investigación de la satisfacción profesional entre los audiólogos es digna de seguir estudiándose. Se ha demostrado una relación entre la satisfacción laboral del profesional clínico y la satisfacción de los pacientes con la atención recibida. Haas, Cook, Puopolo, Burstin, Cleary y Brennan (2000) refirieron que la satisfacción del paciente era mayor cuando los médicos que los trataban estaban satisfechos con su trabajo. Además, Windmill (2011) calculó que entre los audiólogos que se graduaron en las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado, entre el 40% y el 50% habían dejado su profesión, mientras que la tasa de abandonos entre otros profesionales sanitarios era inferior al 10%. Esta tendencia podría ser muy importante, ya que se prevé que durante la década siguiente, el número de estudiantes que se incorporen a la profesión será inferior al número de audiólogos que la abandonen, mientras que, al mismo tiempo, aumentará la demanda de servicios sanitarios relacionados con la audición (Freeman, 2009). Freeman teorizó que ello podría crear fisuras en la prestación de servicios sanitarios de audiología, fisuras que podrían cubrirse con modelos de prestación de servicios alternativos que tal vez no incluyan audiólogos licenciados. Tyler (2011) sugirió que estos modelos de servicio alternativos podrían incluir tecnología que, finalmente, podría excluir a los audiólogos y, por lo tanto, afectar negativamente al futuro de la profesión y comprometer la seguridad y la satisfacción del consumidor. Por consiguiente, el propósito de este estudio era investigar la satisfacción profesional de los audiólogos actualmente en ejercicio y comparar los resultados con los del estudio de 1997 de Martin et al.

 

Métodos

La invitación a participar en la encuesta se envió electrónicamente a 1.767 audiólogos elegidos al azar entre los miembros de la AAA de los que se disponía de una dirección de correo electrónico (e-mail). Para completar el cuestionario se remitió a los encuestados a una aplicación informática comercialmente disponible on line. La participación era voluntaria y las respuestas se recogieron de forma anónima. Se informó a los encuestados de que el proyecto había sido aprobado por el Comité Ético para la Protección de las Personas de la Universidad de Akron.

Se pidió a los encuestados que facilitaran datos básicos como la edad, el sexo, el título más alto obtenido, los años de experiencia y el ámbito de trabajo. A continuación completaron el mismo cuestionario basado en la QES utilizado por Martin et al. (1997), ligeramente modificado para separar a los empleados en consultas privadas de los propietarios de consultas privadas. Concretamente, en las afirmaciones 4, 15, 25, 26 y 27 (que pedían opiniones sobre los supervisores), a los propietarios de una consulta privada se les dirigía a otras afirmaciones que se modificaron para abordar el aspecto enfocado desde la perspectiva del supervisor (véanse los Apéndices A y B). Todas las respuestas de la encuesta tenían que elegirse forzosamente en una escala de Likert de 5 puntos. Una puntuación de 5 indicaba que el encuestado estaba totalmente de acuerdo con la afirmación, mientras que una puntuación de 1 indicaba que el encuesta-do estaba totalmente en desacuerdo con la afirmación.

Las afirmaciones de la 1 a la 37 se dividieron en cinco áreas fundamentales que reflejan las recompensas intrínsecas y extrínsecas que contribuyen a la satisfacción general media del grupo: (1) bienestar, (2) retos, (3) recompensa económica, (4) compañeros de trabajo, (5) idoneidad de los recursos y (6) desarrollo profesional. El área fundamental del desarrollo profesional no formaba parte del estudio de Martin et al. (1997); se añadió al estudio actual de forma que las cuatro afirmaciones no clasificadas en 1997 pudieran analizarse como área fundamental. Al igual que en el estudio de 1997, la satisfacción general media del grupo se calculó a partir de las respuestas a la afirmación 38: “En general, estoy sumamente satisfecho con mi posición actual”. También igual que en el estudio de 1997, la satisfacción general media del grupo se utilizó como variable de-pendiente para analizar las relaciones entre los diferentes subgrupos de encuestados y las áreas fundamentales que contribuyen a la satisfacción. También se comparó la satis-facción general media del grupo del estudio actual con la referida en 1997, incluidas las diferencias en cuanto a la satisfacción general media del grupo en los diferentes sub-grupos de encuestados. Por último, se estudiaron también las diferencias entre este estudio y el estudio de 1997 con respecto a las áreas fundamentales que contribuyen a la satisfacción. Los resultados se analizaron mediante estadística paramétrica. Aunque hay controversias sobre el uso de pruebas paramétricas con datos no paramétricos (ordinales), muchos opinan que las pruebas paramétricas son robustas con respecto a los datos ordinales, tamaño de la muestra y anomalías de distribución (Norman, 2010; Shlomo, Sawilowsky, & Clifford, 1992).

 

Resultados

Aproximadamente el 11%, o 186 de los 1.767 audiólogos invitados se consideraron no elegibles porque el correo electrónico de invitación fue devuelto por no poder entregarse. Eso deja un conjunto de 1.581 audiólogos; 382 completaron el cuestionario, un porcentaje de respuesta del  24,2%. De los 382 encuestados, el 94% trabajaba en el ámbito clínico y pasaba la mayor parte de su jornada laboral con los pacientes. Los datos demográficos de los encuestados se presentan en la Tabla 1. La satisfacción global media del grupo fue de 3,9, y la desviación estándar de 1,01 (véase la Tabla 2). A efectos de comparación, se presentan aquí y en otros lugares los resultados comparables de la encuesta de satisfacción anterior realizada por Martin et al. (1997). Al final de esta sección se presenta un análisis estadístico de las diferencias en los resultados de estas dos encuestas.

Las diferencias en la satisfacción general media del grupo por edad del encuestado se analizó mediante un análisis de la varianza (ANOVA) unilateral que no reveló diferencias significativas (p < 0,05; véase la Tabla 4). Las diferencias en la satisfacción general media del grupo por título más alto obtenido se analizó mediante ANOVA unilateral, que no reveló diferencias significativas (p < 0,05; véase la Tabla 5). Cuando se dividió a los encuestados en función del número de años de ejercicio, un ANOVA unilateral indicó que había una diferencia estadísticamente significativa (p < 0,05). Las comparaciones pareadas post hoc mediante la prueba HSD (diferencia verdaderamente significativa) de Tukey, indicó que los que llevaban < 2 años de ejercicio estaban significativamente más satisfechos que los que llevaban entre 16 y 20 años. Las diferencias en la satisfacción general media del grupo entre los otros subgrupos de años de ejercicio profesional no alcanzaron significación estadística (p < 0,05; véase la Tabla 6).

Al dividir a los encuestados en grupos por ámbito de ejercicio profesional, un ANOVA unilateral reveló una diferencia significativa en la satisfacción general media del grupo (p < 0,05). Las comparaciones pareadas mediante la prueba HSD de Tukey post hoc indicaron que las calificaciones de los propietarios de consultas privadas eran significativamente más altas que las de los audiólogos que trabajaban como empleados de consultas privadas, así como las de los audiólogos que ejercían su profesión en el ámbito hospitalario, VA/gubernamental, consulta médica e instituciones docentes públicas (p < 0,05; véase la Tabla 2).

Al dividir los grupos de ámbito de ejercicio profesional por el título más alto, un ANOVA unilateral reveló una diferencia significativa (p < 0,05) en las puntuaciones de la satisfacción en todos los ámbitos de ejercicio profesional entre los encuestados poseedores de un título de DAud pero no entre los encuestados poseedores de un título de PhD o un título de máster. Las pruebas HSD de Tukey para comparaciones pareadas post hoc indicaron que los audiólogos DAud que eran propietarios de consultas privadas referían una satisfacción significativamente mayor que los audiólogos DAud que trabajaban como empleados en consultas privadas y que los que trabajaban en ámbitos de ejercicio profesional hospitalarios, VA/gubernamentales, consulta médica e instituciones docentes públicas (p < 0,05; véase la Tabla 7). En este análisis no se incluyeron encuestados poseedores de otros títulos que no fueran los de DAud, PhD y máster, debido a los pequeños tamaños de sus muestras.

Los coeficientes de correlación de Pearson indicaron que las respuestas a cada afirmación entre la 1 y la 37 se relacionaron significativamente con la satisfacción general media (p < 0,05; véase la Figura 1). Según los criterios propuestos por Cohen (1988), la fuerza de las correlaciones iba desde débil a fuerte. Los coeficientes de correlación de Pearson entre las calificaciones promedio de cada una de las seis áreas fundamentales y la satisfacción general media alcanzó significación estadística (p < 0,05) para todos los encuestados juntos y para los encuestados DAud y máster por separado. En el caso de los encuestados PhD, la correlación fue significativa en todas las áreas fundamentales excepto la de desarrollo profesional (p < 0,05). Las correlaciones fueron fuertes excepto para un efecto mediano entre bienestar y encuestados con título de máster (véase la Tabla 8).

Un ANOVA unilateral reveló que entre todos los encuestados, hubo una diferencia global (p < 0,05) en los promedios de las seis áreas fundamentales. Los test para comparaciones pareadas post hoc HSD de Tukey indicaron que las calificaciones del área fundamental de retos fueron significativamente más altas (p < 0,05) que las calificaciones del área fundamental de desarrollo profesional, y éstas significativamente más altas (p < 0,05) que las calificaciones del área fundamental de idoneidad de los recursos. Tanto las calificaciones del área fundamental de desarrollo profesional como las del área fundamental de idoneidad de los re-cursos fueron significativamente más altas (p < 0,05) que las calificaciones del área fundamental de los compañeros de trabajo. Al subdividir a los encuestados por título, un ANOVA unilateral y los test HSD de Tukey post hoc revelaron que en los encuestados DAud, las calificaciones pro-medio del área fundamental retos eran significativamente más altas (p < 0,05) que las de las áreas fundamentales de idoneidad de los recursos y desarrollo profesional. Además, las áreas fundamentales de idoneidad de los recursos y desarrollo profesional, fueron significativamente más altas (p < 0,05) que el área fundamental de compañeros de trabajo (véase la Figura 2).

 

Por el contrario, para los encuestados con el título de máster, las calificaciones del área fundamental compañeros de trabajo fueron significativamente más altas (p < 0,05) que las de las áreas fundamentales de desarrollo profesional e idoneidad de los recursos. Además, las calificaciones del área fundamental de idoneidad de los recursos fueron significativamente más altas (p <0,05) que las calificaciones del área fundamental de desarrollo profesional para los encuestados con el título de máster. Por último, las calificaciones del área fundamental de desarrollo profesional fueron significativamente más altas (p <0,05) que las del área funda-mental de bienestar para los encuestados con el título de máster (véase Figura 2).

En el caso de los encuestados PhD, las calificaciones en las áreas fundamentales idoneidad de los recursos, retos y desarrollo profesional fueron significativamente más altas (p <0,05) que las del área fundamental compañeros de trabajo. Además, las calificaciones del área fundamental retos fueron significativamente más altas (p < 0,05) que las del área fundamental de idoneidad de los recursos. En el análisis no se incluyeron los grupos que refirieron haber obtenido otros títulos debido a los pequeños tamaños de sus muestras (véase la Tabla 7 y la Figura 2).

En la Tabla 1 se presentan los datos demográficos de los encuestados publicados en el estudio de 1997 (Martin et al., 1997). Con los datos publicados por Martin et al. (determinados por su N de la muestra y los datos publicados), una prueba de la t para muestras independientes reveló que no había diferencias significativas entre la satisfacción general media del grupo referida por los encuestados de nuestro estudio y la satisfacción general media del grupo publicada por Martin et al. 1997 (p < 0,05; véase la Tabla 2). Las pruebas de la t para muestras independientes revelaron que no había diferencias significativas en la satisfacción general media del grupo entre los audiólogos varones de nuestro estudio y la satisfacción general media de los audiólogos en 1997 (p < 0,05; véase la Tabla 3). Las pruebas de la t para muestras independientes también revelaron que no había diferencias significativas en la satisfacción general media del grupo entre las mujeres audiólogas de nuestro grupo y la satisfacción general media del grupo de mujeres audiólogas de 1997 (p < 0,05; véase la Tabla 3). Cuando se analizó por ámbito de ejercicio profesional, las pruebas de la t revelaron que la satisfacción general media del grupo de los audiólogos empleados en consultas médicas, instituciones docentes públicas, hospitales, universidades y consultas privadas (propietarios y empleados no estaban separados en la en-cuesta de 1997; no se incluían fabricantes en 1997) no variaba con respecto a 1997 (p < 0,05; véase la Tabla 2).

 

Discusión

El porcentaje de respuestas de este estudio fue más bajo que el del estudio de 1997; el porcentaje de respuestas a la encuesta puede ser un indicador directo del grado de sesgo de los que no responden (Asch & Jedrziewski, 1997). No obstante, nuestro porcentaje de respuestas es similar al porcentaje de respuestas de los audiólogos de la encuesta de Compensación y Beneficios de la Academia Americana de Audiología que, durante un periodo de varios años ha oscilado entre el 21% y el 36% (AAA, 2003, 2006, 2007, 2008, 2009, 2012). Así pues, nuestro porcentaje de respuestas parecer ser típico en esta población.

A pesar del significativo aumento de las exigencias de formación para empezar a ejercer la audiología, no hubo cambios en la satisfacción profesional general de los encuestados de este estudio con respecto al estudio de 1997. Además, desde 1997, no ha habido cambios en la satisfacción con respecto al ámbito de ejercicio profesional; los audiólogos de consultas privadas siguen siendo los más satisfechos. Podría realizarse un futuro estudio dirigido a investigar si este resultado se explica por las mayores aspiraciones, insatisfechas, asociadas a una mejor formación (Mottaz, 1984). Mientras que los audiólogos DAud están, en general, satisfechos como audiólogos con los títulos de máster, cuando se agrupan por ámbito de trabajo, los audiólogos DAud propietarios de consultas privadas están más satisfechos que los propietarios de consultas privadas con título de máster. Sin embargo, es digno de atención que aun cuando el número de audiólogos DAud ha aumentado desde 1997, la encuesta de la AAA no revela un aumento considerable del porcentaje de propietarios de consultas privadas desde 2002 (AAA, 2003, 2012). Por lo tanto, a pesar de las calificaciones de mayor satisfacción de los DAud propietarios de consulta privada, este ámbito laboral no ha aumentado apreciablemente su cuota de ámbito laboral en los 15 últimos años.

Cuando se agrupó a los encuestados por el título más alto, hubo diferencias en las calificaciones medias de las  áreas fundamentales. Es interesante destacar que para los audiólogos DAud, las calificaciones del área fundamental retos fueron las más altas; en el caso de los audiólogos con título de máster, las calificaciones más altas fueron las del área fundamental de compañeros de trabajo; y para los audiólogos con el título de PhD, las calificaciones más altas fueron las del área fundamental de idoneidad de los recursos. Por lo tanto, las recompensas extrínseca e intrínseca que esperan los audiólogos DAud pueden ser diferentes de las que esperan los audiólogos con el título de PhD o los audiólogos con el título de máster.

Nuestros resultados fueron similares a lo que se ha publicado sobre la satisfacción del médico. Linzer et al. (2000) compararon la satisfacción entre grupos de médicos en ejercicio de varios tamaños, médicos de instituciones docentes y médicos de organizaciones para el mantenimiento de la salud (HMO, health maintenance organization). Los grupos de médicos en ejercicio refirieron mayor satis-facción global, así como mayor satisfacción respecto a los recursos y las relaciones con la plantilla y la comunidad que los médicos de organizaciones para el mantenimiento de la salud. Nosotros, igualmente, descubrimos que los audiólogos que poseen consultas privadas estaban significativa-mente más satisfechos que los audiólogos que trabajan como empleados de consultas privadas y que los que trabajan en los ámbitos hospitalario, VA/gubernamental, de consulta médica o instituciones docentes públicas. Linzer et al. también publicaron que la menor duración de las citas de los médicos de HMO, influía negativamente en su satisfacción. Por el contrario, Hinami, Whelan, Miller, Wolosin y Wetterneck (2012) sugirieron que la cantidad y el tipo de carga laboral no era un factor que influyera en la satisfacción. Es necesario un futuro estudio que investigue la presión del tiempo en relación con la satisfacción en audiología.

Por el contrario, nuestros resultados discreparon de los de un estudio de satisfacción de 2002 entre logopedas de centros docentes. Concretamente, Blood, Ridenour, Thomas, Qualls y Hammer (2002) publicaron que la satisfacción de los logopedas de centros docentes aumentaba con la edad y la experiencia, mientras que en nuestro estudio los audiólogos con menos experiencia estaban más satisfechos. Es necesario investigar esta diferencia. Curiosamente, Blood et al. publicaron que la satisfacción de los logopedas de centros docentes disminuía al aumentar el número de casos asignados.

Existen otros factores potenciales que contribuyen a la satisfacción que no se abordaron, o no se abordaron enteramente, en el estudio actual y que están disponibles para una futura investigación. Por ejemplo, se ha demostrado que en la satisfacción de los técnicos de farmacia influía el salario, la promoción, las habilidades necesarias para el trabajo, y la naturaleza rutinaria y laboriosa de las tareas realizadas (Lapane & Hughes, 2004). Además, se demostró que la satisfacción entre el personal de enfermería se relacionaba con horarios de trabajo estables (Shader, Broome, Broome, West, & Nash, 2001), ocupación y acceso a la formación continuada (Hayes & Bonnet, 2010), y con su entorno (p. ej., equipamiento, tareas ajenas a la enfermería, críticas de los médicos, conflictos con los supervisores y relaciones con otros enfermeros; Gray-Toft & Anderson, 1981; Norbeck, 1985). En el presente estudio, los propietarios de consultas privadas pueden haber estado menos expuestos a las críticas de los médicos y supervisores, lo que podría haber provocado su mayor grado de satisfacción.

Los resultados de esta encuesta pueden ser interesantes para los programas universitarios responsables del recluta-miento y asesoramiento de estudiantes y para prevenir los abandonos de sus programas. Teniendo en cuenta la teórica escasez de audiólogos en el futuro (Freeman, 2009), nuestros resultados pueden tener implicaciones también para el establecimiento de objetivos dentro de la profesión y para los audiólogos actualmente en ejercicio en cuanto a la elección del ámbito de ejercicio profesional.

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Traducido con autorización del artículo «Satisfacción profesional de los audiólogos», por Patricia Saccone y James Steiger (American Journal of Audiology, vol. 21, 140-148, diciembre 2012, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx)). Este material ha sido originalmente desarrollado y es propiedad de la American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. Todos los derechos reservados. La calidad y precisión de la traducción es únicamente responsabilidad de CLAVE.

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Translated, with permission, from «Audiologists’ Professional Satisfaction», by Patricia Saccone and James Steiger (American Journal of Audiology, vol. 21, 140-148, december 2012, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx). This material was originally developed and is copyrighted by the American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. All rights are reserved. Accuracy and appropriateness of the translation are the sole responsibility of CLAVE.

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Pérdida vestibular

Kristen Janky

 

En el caso de los niños con pérdida auditiva, con la realización de pruebas vestibulares adecuadas y el planteamiento de preguntas clínicas correctas se puede conseguir un tratamiento que es fundamental para gestionar los retrasos en el desarrollo.

Siendo niño, a “Sam” le diagnosticaron una pérdida auditiva profunda congénita, debido a la malformación de Mondini, una anomalía del oído interno. Tras una prueba con audífonos, se le colocó un implante coclear en el oído izquierdo cuando tenía 21 meses. Sin embargo, a pesar de los retrasos significativos en el desarrollo motor grueso de Sam (por sí solo, no pudo sentarse hasta los 18 meses, mantenerse de pie hasta los 24 meses o caminar hasta los 30 meses), nadie recomendó que se le realizase una evaluación del sistema vestibular.

Con 17 años, Sam no podía andar en bicicleta. Recientemente Sam acudió a la consulta del Hospital Nacional de Investigación Boys Town para que se le realizase una evaluación vestibular. Al parecer, Sam no tiene entrada vestibular y se le diagnosticó una pérdida vestibular bilateral global. Tras identificar la pérdida vestibular, detectamos una anomalía en la agudeza visual cuando realizaba movimientos de cabeza.

Sam no había recibido nunca fisioterapia pero, de haberla recibido, muchas de sus deficiencias funcionales se podrían haber abordado y potencialmente mejorado: los ejercicios de rehabilitación vestibular pueden ayudar a mejorar la agudeza visual, la agudeza de lectura y el retraso en el desarrollo motor grueso. Desafortunadamente, en la época en que se realizó el diagnóstico inicial de Sam, las pruebas vestibulares eran prácticamente inexistentes. Los médicos no solían recomendar ni realizar pruebas vestibulares a los niños con pérdida auditiva.

Hasta hace poco tiempo, la función vestibular en niños ha recibido poca atención clínicamente o en investigación. Es posible que esta falta de atención se deba a la baja incidencia de la pérdida vestibular en niños con un desarrollo normal y al hecho de que no todos los niños con pérdida auditiva presenten una pérdida vestibular. Sin embargo, la asociación entre la pérdida vestibular y la pérdida auditiva es significativa: la pérdida vestibular está presente en aproximadamente el 50% de los niños antes del implante coclear. Existe un pequeño riesgo (aproximadamente de un 10%) de que se produzca una pérdida vestibular adicional tras el implante coclear, a consecuencia de la intervención quirúrgica. Asimismo, es más probable que tenga lugar una pérdida vestibular a medida que se agrava la pérdida auditiva.

La pérdida vestibular suele estar asociada con meningitis, citomegalovirus, anomalías del oído interno y mutaciones del gen de la conexina 26, entre otras enfermedades. Teniendo en cuenta esta información, los audiólogos, logopedas y médicos deben sospechar la existencia de una pérdida vestibular en el caso de los niños a los que se haya diagnosticado una de estas enfermedades y en el de los niños con una pérdida auditiva más grave. De acuerdo con estos criterios, se habría considerado que Sam se encontraba en riesgo de presentar una pérdida vestibular debido a que tenía una pérdida auditiva profunda y una anomalía en el oído interno.

Muchos niños con pérdida vestibular no se quejan de sufrir mareos. Lo que suele ocurrir es que el trastorno se presente como un retraso del desarrollo motor grueso y, posteriormente, como una reducción de la agudeza visual. Los ejercicios de rehabilitación vestibular pueden ser de ayuda, en el caso de que se recomienden. La rehabilitación vestibular no se suele recomendar a no ser que se diagnostique una pérdida vestibular que, a su vez, no se puede diagnosticar sin las pruebas adecuadas.

 

Pruebas vestibulares y modificaciones

A pesar de la asociación relativamente importante entre la pérdida auditiva y la pérdida vestibular, no existen directrices para realizar pruebas vestibulares a los niños con pérdida auditiva. Por desgracia, esto significa que a algunos niños con pérdida vestibular, como Sam, no se les realizan pruebas que podrían ayudar a mejorar los retrasos en el desarrollo.

Afortunadamente, incluso en ausencia de estas directrices para niños, la mayoría de las evaluaciones de la función vestibular utilizadas en adultos se puede también utilizar en pacientes jóvenes, realizando algunas modificaciones generales. A continuación, se facilitan unas descripciones breves de pruebas vestibulares con las modificaciones recomendadas para bebés y niños pequeños.

Examen en la consulta. El examen en la consulta (bedside testing) es una manera rápida de obtener información preliminar sobre el sistema vestibular, tanto central como periférico, con un equipamiento sencillo. Se puede realizar una evaluación motora ocular (seguimiento lento, movimientos sacádicos, dirección del nistagmo, rango de movimiento ocular, etc.) y una evaluación vestibular rápida (impulso cefálico, sacudida cefálica, prueba clínica de integración sensorial en equilibrio, etc.) en la consulta. En el caso de los niños (cuando el tiempo de evaluación o el equipo inmediatamente disponible sean limitados), los resultados del examen en la consulta permiten conocer si es necesario realizar pruebas más exhaustivas.

Entre las modificaciones del examen en la consulta se incluyen la utilización de títeres de dedo o pegatinas para objetivos visuales, así como el uso de “gafas divertidas” que impidan el uso de la visión en la prueba de sacudida de cabeza o en la prueba clínica de integración sensorial en equilibrio. Los audiólogos pueden realizar evaluaciones en la consulta a niños de todas las edades. En general, se puede realizar un examen completo en la consulta a niños mayores de 3 años.

Potenciales vestibulares miogénicos evocados (PVME). Estas evaluaciones de la función de los otolitos tienen dos variedades: cervicales y oculares. Los PVME oculares y cervicales son especialmente útiles para examinar a niños, ya que facilitan información específica sobre el utrículo y el sáculo, se administran con rapidez y no provocan mareos. Las respuestas PVME consisten en electromiogramas, en los que se evalúan los cambios en la actividad muscular. Tal como se explica en el texto en recuadro (véase debajo), el sistema vestibular es responsable de iniciar una serie de reflejos y los PVME utilizan estas vías de reflejos.

El PVME cervical es una evaluación de la función del sáculo y consiste en la colocación de un electrodo en uno de los laterales del cuello, específicamente en el músculo esternocleidomastoideo. Se presenta en el oído un estímulo acústico fuerte, que provoca un relajamiento de los músculos del cuello a partir de una contracción. El PVME ocular es una evaluación de la función del utrículo y consiste en la colocación de un electrodo bajo los ojos. Al igual que en el PVME cervical, se presenta en el oído un estímulo acústico fuerte que, en este caso, provoca una contracción de los músculos de debajo de los ojos. En el gráfico se muestra la ausencia de respuestas PVME oculares y cervicales (parte superior) de Sam, en comparación con las respuestas PVME cervicales y oculares normales (parte inferior).

Los PVME cervicales se pueden evaluar en recién nacidos, pero los PVME oculares no se presentan, por lo general, hasta los 12 meses. Uno de los mayores problemas del examen de los PVME cervicales en niños pequeños es mantener una contracción muscular sostenida. Un refuerzo y un entrenamiento generales suelen ser suficientes en el caso de muchos niños y, en caso contrario, se pueden utilizar juguetes o animaciones divertidas por ordenador para conseguir una rotación de cabeza sostenida. En el caso de los PVME oculares, en los que es necesario mantener la mirada levantada, los niños más mayores pueden adoptar una posición semi-reclinada y visualizar pegatinas divertidas en el techo. Debido a los elevados niveles de sonido que se utilizan en los PVME, numerosos médicos han expresado su preocupación sobre la seguridad de estos niveles de sonido en los oídos infantiles. Actualmente, estamos trabajando en un estudio para determinar los niveles de presentación seguros en la población pediátrica.

Prueba de impulso cefálico cuantificada. La Prueba de impulso cefálico cuantificada (vHIT en sus siglas en inglés), una evaluación de los canales semicirculares horizontales, superiores y posteriores, es una novedad en el ámbito de las pruebas vestibulares. La vHIT es excepcionalmente útil en la evaluación de niños por los mismos motivos que los PVME: la vHIT facilita información específica del oído (incluso específica del canal), se administra con rapidez y no provoca mareos. La vHIT se debe realizar con el paciente (niño o adulto) sentado a un metro aproximadamente del objetivo visual situado en la pared. Mientras el paciente observa el objetivo visual, el examinador se coloca detrás del paciente y realiza impulsos cefálicos breves, bruscos e impredecibles en el plano de cada canal semicircular. Las gafas de la vHIT evalúan la velocidad de los ojos y la cabeza, facilitando información sobre la función de cada canal semicircular.

En Boys Town, hemos logrado un gran éxito realizando la vHIT a niños mayores de 6 años. Cuando realizamos pruebas a los niños, les ofrecemos pausas frecuentes para que descansen y colocamos pegatinas infantiles (súper héroes, princesas, etc.) en la pared como objetivos visuales. Para asegurarnos de que los niños mantienen la mirada fija en el objetivo, les planteamos preguntas acerca de los personajes de las pegatinas (por ejemplo, “¿De qué color es la capa de Superman?”) mientras se realizan los impulsos cefálicos.

Silla giratoria. La silla giratoria es la única evaluación de la función de los canales semicirculares disponible para la población pediátrica, en concreto, niños pequeños. El niño se sienta en una silla motorizada, que rota en función de diferentes frecuencias controladas por ordenador. Uno de los inconvenientes de la silla giratoria es que no facilita información específica del oído.

La mayoría de los niños tolera bastante bien la silla giratoria, especialmente si se sienten cómodos cantando canciones. En ocasiones, pedimos a los niños que nos cuenten o reciten canciones infantiles. En el caso de los niños pequeños, se puede colocar un sillín de coche en la silla giratoria, lo que permite que los niños se sienten solos pero, en general, se sientan en las rodillas de un progenitor o del médico. En Boys Town, los 6 meses es la edad más temprana con la que se realiza la prueba de la silla giratoria en niños.

Videonistagmografía. La mayoría de los médicos está familiarizada con la VNG. Hemos comprobado que se puede realizar una VNG completa, que incluye pruebas motoras oculares, posicionales y calóricas, en niños a partir de los cinco años, dependiendo de la disposición del niño.

 

¿Quién necesita pruebas vestibulares?

A pesar de que todavía no entendemos plenamente las consecuencias funcionales de la pérdida vestibular en los niños, se debe considerar la realización de una evaluación vestibular en niños con alto riesgo: niños que reciben un implante coclear, presentan una etiología de pérdida auditiva cuya asociación con la pérdida vestibular (CMV, meningitis, etc.) es conocida o tienen una pérdida auditiva acompañada de retraso en el desarrollo motor grueso. Al igual que los adultos, los niños pueden desarrollar trastornos vestibulares, como neuritis vestibular o una variante de la migraña, no relacionados con la pérdida auditiva. Por lo tanto, también se debería considerar la realización de una evaluación vestibular siempre que se sospeche la presencia de un trastorno vestibular.

Además de preguntar a los progenitores acerca de los hitos del desarrollo motor grueso de sus hijos, la silla giratoria sigue siendo la evaluación preferente en el caso de niños menores de 4-5 años. En el caso de los niños más mayores, los expertos recomiendan los PVME cervicales y oculares, además de una evaluación de la función de los canales (silla giratoria, vHIT o prueba calórica) con el fin de obtener información sobre los canales y los órganos de otolitos. Es preciso asegurarse de que se tienen en cuenta los datos normativos apropiados para cada edad cuando se evalúa a niños, ya que la función vestibular puede variar a medida que crecen.

Tras un diagnóstico de pérdida vestibular, los audiólogos deben considerar la rehabilitación para abordar los síntomas vestibulares. En el caso de los niños que presentan una pérdida vestibular significativa o tienen un historial de retraso en el desarrollo, se recomienda que, como mínimo, se realice una consulta de rehabilitación vestibular.

Se necesita una investigación continuada para establecer criterios tanto para la evaluación como la rehabilitación. Además, para ayudar a los niños que, como Sam, presentan una pérdida auditiva y vestibular desde el nacimiento, se necesitan estudios de investigación destinados a comprender las consecuencias en el desarrollo de la pérdida vestibular y el alcance en que se pueden remediar tales consecuencias.

 

El sistema vestibular

El sistema vestibular se compone de tres canales semicirculares y dos órganos de otolitos. Los canales semicirculares (horizontales, superiores y posteriores) detectan información sobre la aceleración angular (como el movimiento negativo con la cabeza). Los dos órganos de otolitos (el utrículo y el sáculo) detectan información sobre la aceleración lineal y los cambios gravitacionales (por ejemplo, el movimiento en un ascensor o en un vehículo).

El sistema vestibular inicia tres importantes reflejos para el control postural, la estabilidad de la cabeza/cuello y la visión estable durante el movimiento de la cabeza. La pérdida vestibular, especialmente en la infancia, puede afectar estos reflejos de una manera significativa.

 

Kristen Janky, PhD, CCC-A es directora del Laboratorio vestibular clínico y coordinadora de Servicios vestibulares del Hospital Nacional de Investigación Boys Town, en Omaha, Nebraska.

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