Incidencia del disconforme durante la audiometría de tonos puros y la medición de niveles de sonoridad incómodos en personas con acúdenos y/o hiperacusia
Hashir Aazha, Departamento de Audiología, Royal Surrey County Hospital NHS.
Brian C.J. Moore, Departamento de Psicología, Universidad de Cambridge, Reino Unido.
Objetivo: El objetivo de este estudio fue evaluar el porcentaje de pacientes atendidos en una clínica de tratamiento de acúfenos e hiperacusia, para quienes los niveles de presentación basados en los procedimientos recomendados por la BSA (British Society of Audiology) para la audiometría de tonos puros y la determinación de los niveles de intensidad incómodos (NSI) superaban los NSI, ocasionando un malestar durante la administración de estos procedimientos.
Método: Consistió en un estudio transversal retrospectivo de 362 pacientes consecutivos que habían acudido a una clínica de audiología del National Health Service para la rehabilitación de acúfenos y/o hiperacusia.
Resultados: En el caso del 21% de los pacientes, los niveles de presentación basados en el procedimiento de la BSA para la audiometría de tonos puros superaron los NSI en al menos 1 de las frecuencias medidas (excluida la primera frecuencia evaluada, 1 kHz): 0,25, 0,5, 2, 3, 4, 6 y 8 kHz. En el caso del 24% de los pacientes, el nivel de presentación inicial del nivel de audición de 60 dB recomendado para la determinación de los NSI superó los NSI en al menos 1 frecuencia.
Conclusión: Los niveles de presentación iniciales utilizados para la audiometría de tonos puros y la medición de los NSI deben ser inferiores a los recomendados por la BSA en el caso de las personas que presentan acúfenos e hiperacusia.
Los acúfenos son la percepción de sonido sin que exista estimulación acústica externa. La hiperacusia es la intolerancia a sonidos cotidianos que causa un sufrimiento y un deterioro significativos en actividades sociales, laborales, recreativas y de otro tipo diarias (Aazh, Moore, Lammaing y Cropley, 2016). Los sonidos se pueden percibir como excesivamente ruidosos, desagradables, atemorizantes o dolorosos (Tyler, Pienkowski, Rojas Roncancio et al., 2014). Las conexiones entre la hiperacusia, los acúfenos y la discapacidad auditiva han sido señaladas por numerosos autores (Aazh y Allott, 2016; Aazh y Moore, 2017; Andersson, Lindvall, Hursti y Carlbring, 2002; de Klaver, van Rijn, Marinus, Soede, Laat y van Hilten, 2007; Formby, Gold, Keaser, Block y Hawley, 2007; Nelson y Chen, 2004; Schecklmann, Landgrebe, Langguth y TRI Database Study Group, 2014; Tyler y Conrad Armes, 1983). Los acúfenos muestran una elevada prevalencia en pacientes con discapacidad auditiva y el 50%-60% de los pacientes con acúfenos presenta también hiperacusia (Jastreboff y Jastreboff, 2014; Schecklmann et al., 2014). En el Reino Unido, al 82% de los pacientes con acúfenos se les deriva a los servicios de audiología para el control y el tratamiento a través de su médico de atención primaria o a través de especialistas en otorrinolaringología (Gander, Hoare, Collins, Smith y Hall, 2011).
Los audiólogos suelen realizar una audiometría de tonos puros y determinar los niveles de intensidad incómodos (NSI) a los pacientes con acúfenos e hiperacusia, independientemente de que presenten o no una discapacidad auditiva. Los NSI se utilizan para determinar los niveles de sonido que se perciben como “demasiado altos”; en el caso de las personas con una audición normal, el NSI medio se encuentra en torno al nivel de audición (HL, por sus siglas en inglés) de 100 dB (Sherlock y Formby, 2005). En el caso de personas con hiperacusia, los NSI medios son generalmente reducidos, con valores medios entre 75 y 85 dB HL (Anari, Axelsson, Eliasson y Magnusson, 1999; Sheldrake, Diehl y Schaette, 2015). En casos extremos de hiperacusia, los NSI se pueden situar entre 27 y 30 dB HL (Sheldrake et al., 2015; Zaugg, Thielman, Griest y Henry, 2016).
Es importante evaluar si los procedimientos utilizados en la audiometría de tonos puros y la medición de los NSI son adecuados en el caso de los pacientes que presentan también acúfenos e hiperacusia. Si los tonos presentados durante las evaluaciones audiológicas se perciben como excesivamente altos, podrían provocar un aumento de la ansiedad y el estrés, dando lugar a un empeoramiento de los síntomas. Varios autores han destacado que es habitual el miedo al empeoramiento de los acúfenos y/o la hiperacusia debido a la exposición sonora (Baguley y Andersson, 2007; Tyler et al., 2014). Además, si la experiencia de los exámenes audiológicos resulta incómoda para los pacientes, podría repercutir en la confianza depositada en los audiólogos, lo que ejercería un efecto negativo en una posible intervención terapéutica realizada con posterioridad a los procedimientos audiológicos. Los audiólogos desempeñan una función importante en la oferta de tratamiento y apoyo a los pacientes que padecen acúfenos e hiperacusia (Thompson, Hall, Walker y Hoare, 2017).
La BSA (British Society of Audiology) ha publicado procedimientos recomendados para la realización de audiometría de umbrales de tonos puros por conducción aérea y ósea (BSA, 2011a) y la determinación de los NSI (BSA, 2011b). El procedimiento para la audiometría de tonos puros se basa en una norma internacional (ISO 8253-1, 2010), y por lo tanto, el mismo procedimiento se utiliza en numerosos países. No existe ningún procedimiento estándar internacional para medir los NSI, pero en un gran número de países se utiliza un procedimiento similar al recomendado por la BSA. Por lo tanto, los resultados notificados en este artículo son relevantes para la práctica clínica de numerosos países.
El procedimiento recomendado por la BSA en la audiometría de tonos puros comienza con una frecuencia de 1 kHz y, a continuación, se utilizan frecuencias progresivamente más altas y frecuencias progresivamente más bajas por debajo de 1 kHz. En la evaluación de los NSI no se recomienda ningún orden específico de frecuencias de prueba. Hay dos aspectos que preocupan con respecto a estos métodos:
1. En el procedimiento recomendado por la BSA para realizar la audiometría de tonos puros se sugiere que, una vez que se ha determinado el umbral en una frecuencia determinada, el nivel inicial al evaluar el umbral para la siguiente frecuencia se debe encontrar “en un nivel claramente audible (p. ej., 30 dB por encima del umbral adyacente)” (BSA, 2011a, pág. 11), pero nunca superior a 80 dB HL. Es probable que, en el caso de algunos pacientes con hiperacusia, este nivel inicial supere sus NSI en la frecuencia de la prueba y, por lo tanto, les genere incomodidad.
2. En el procedimiento recomendado por la BSA para medir los NSI se sugiere “iniciar la prueba a 60 dB HL o en el nivel del umbral auditivo del sujeto para un oído a esa frecuencia, el que sea mayor, a no ser que se indique lo contrario (Sección 2.2)” (BSA, 2011b, pág. 7). El nivel inicial de 60 dB HL podría exceder los NSI de algunos pacientes con acúfenos e hiperacusia.
El objetivo de este estudio fue evaluar el porcentaje de pacientes atendidos en una clínica ambulatoria de audiología para el tratamiento de acúfenos e hiperacusia del National Health Service para quienes la presentación de los niveles recomendados por la BSA para la audiometría de tonos puros y la medición de los NSI superaba los NSI, provocando incomodidad.
Método
Diseño del estudio y pacientes
El estudio fue transversal retrospectivo y se realizó en la THTSC (Tinnitus and Hyperacusis Therapy Specialist Clinic), Royal Surrey County Hospital, Guildford, Reino Unido. Se incluyeron los datos de los pacientes que acudieron a la THTSC en 2012-2013 (n = 362). La edad media de los pacientes era de 56 años (DT = 16 años), siendo el 48% hombres y el 52% mujeres.
Los datos demográficos de los pacientes, los resultados de sus últimos exámenes audiológicos y sus cuestionarios de autoevaluación de rutinas se importaron de los registros conservados en el departamento de audiología. Consistían en: a) un audiograma de tonos puros medido con el procedimiento recomendado por la BSA (BSA, 2011a); (b) los NSI medidos con el procedimiento recomendado por la BSA (BSA, 2011b); (c) una serie de cuestionarios de autoevaluación compuestos por el Inventario de Discapacidad por Acúfenos (Tinnitus Handicap Inventory, THI; Newman, Jacobson y Spitzer, 1996), la Escala Analógica Visual (Visual Analogue Scale, VAS; Maxwell, 1978) de la intensidad de los acúfenos, el Cuestionario de Hiperacusia (Hyperacusis Questionnaire, HQ; Khalfa et al., 2002), la Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (Hospital Anxiety and Depression Scale, HADS; Zigmond y Snaith, 1983) y el Índice de Gravedad del Insomnio (Insomnia Severity Index, ISI; Bastien, Vallieres y Morin, 2001); y (d) la edad y el género.
Criterios de disconfort durante la audiometría de tonos puros y la prueba de NSI
Se consideró que existía una experiencia de disconfort durante la audiometría de tonos puros cuando un tono con frecuencia f, presentado a 30 dB por encima del umbral de una frecuencia adyacente, excedía el NSI de la frecuencia f en al menos una de las frecuencias medidas: 0,25, 0,5, 2, 3, 4, 6 y 8 kHz. Se excluyó la frecuencia de 1 kHz porque es la frecuencia inicial recomendada para la audiometría de tonos puros. Sin embargo, es posible que algunos pacientes hubieran experimentado disconfort incluso con la frecuencia de 1 kHz, dado que el nivel inicial recomendado a 1 kHz es “40 dB HL para un sujeto con audición normal o aproximadamente 30 dB por encima del umbral estimado en el caso de un sujeto con una discapacidad auditiva, pero nunca superior a 80 dB HL” (BSA, 2011a, pág. 10).
Se consideró que existía una experiencia de disconfort durante la medición de los NSI si el nivel inicial de 60 dB HL superaba el NSI de un paciente en al menos una de las frecuencias medidas: 0,25, 0,5, 1, 2, 3, 4, 6 y 8 kHz.
Cuestionarios
El THI consta de 25 ítems y las opciones de respuesta son “no” (0 puntos), “a veces” (2 puntos) y “sí” (4 puntos). La puntuación total varía de 0 a 100. Las puntuaciones 0-16 indican que no existe discapacidad, las puntuaciones 18-36 indican una discapacidad leve, las puntuaciones 38-56 indican una discapacidad moderada y las puntuaciones 58-100 indican una discapacidad severa (Newman et al., 1996).
Las puntuaciones VAS son valoraciones en una escala de 0 a 10. La puntuación VAS con respecto a la intensidad de los acúfenos se evaluó pidiendo al paciente que valorase la intensidad de los acúfenos durante el tiempo de vigilia del mes anterior (se explicó que 0 correspondía a la ausencia de acúfenos y 10 al sonido más alto que podía imaginar).
El HQ se compone de 14 ítems y las opciones de respuesta son “no” (0 puntos), “sí, un poco” (1 punto), “sí, bastante” (2 puntos) y “sí, mucho” (3 puntos). La puntuación total varía 0 a 42. Las puntuaciones superiores a 26 indican una gran hipersensibilidad auditiva (Meeus, Spaepen, Ridder y Heyning, 2010).
La HADS se compone de 14 ítems, valorándose cada uno de 0 a 3 según la intensidad de la dificultad experimentada. Ocho ítems requieren una puntuación opuesta, tras lo cual se calculan los totales de la subescala de ansiedad (HADS-A) y depresión (HADS-D). Las puntuaciones totales en cada subescala oscilan entre 0 y 21. Las puntuaciones de 0-7 se clasifican como normales, las puntuaciones de 8-10 se clasifican como límite anómalo y las puntuaciones de 11-21 se clasifican como anómalas (Zigmond y Snaith, 1983).
El ISI se compone de siete ítems que valoran la intensidad de las dificultades para dormir y su efecto en la vida del paciente. Cada ítem se clasifica en una escala de 0 a 4 y la puntuación total oscila entre 0 y 28. Las puntuaciones 0-7 indican que no existe insomnio clínicamente significativo, las puntuaciones 8-14 indican un insomnio mínimo, las puntuaciones 15-21 indican un insomnio moderado y las puntuaciones 22-28 indican un insomnio grave (Bastien et al., 2001).
Aprobación ética
Este estudio fue aprobado por el comité ético de investigación clínica de South West-Cornwall y Plymouth y el Departamento de Investigación y Desarrollo del Royal Surrey County Hospital.
Análisis de los datos
Los datos se anonimizaron antes del análisis estadístico. Se calcularon las estadísticas descriptivas (medias, desviaciones típicas) de las características de los pacientes y las puntuaciones de los cuestionarios de autoevaluación. El valor de p requerido para una significación estadística se estableció en p ≤ 0,05. Se utilizó la regresión logística multinomial para evaluar si las puntuaciones más altas en los cuestionarios autonotificados se asociaban con una mayor probabilidad (una relación de riesgo relativo [RRR] mayor) de disconfort durante la audiometría de tonos puros y la medición de los NSI. La regresión logística multinomial es un análisis de regresión que es apropiado cuando la variable dependiente tiene más de dos valores nominales (más de dos categorías). Es una extensión de la regresión logística, que analiza las variables dependientes dicotómicas (binarias). El cálculo de una RRR depende de la categorización de las respuestas del cuestionario, que se realizó utilizando las categorías descritas anteriormente para los diferentes cuestionarios.
Algunos pacientes no cumplimentaron todos los cuestionarios o los exámenes audiológicos. Los análisis se limitaron a los pacientes con datos completos en todas las variables necesarias para un análisis concreto. Se notificó el número de pacientes incluidos en cada análisis (n). El programa STATA (versión 13) se utilizó para los análisis estadísticos (StataCorp, 2013).
Resultados
Característica de la población del estudio
Las puntuaciones en THI, VAS, HQ, HADS e ISI de la población del estudio se muestran en la Tabla 1. La media de los umbrales audiométricos y los NSI para cada oído y cada frecuencia se muestran en la Tabla 2. La media general de los NSI en la totalidad de frecuencias y pacientes fue de 84 dB HL (DT = 15) para los oídos derechos (n = 321) y de 84 dB HL (DT = 16) para los oídos izquierdos (n = 316). La media de tonos puros en 0,25, 0,5, 1, 2 y 4 kHz fue de 22 dB HL (DT = 16) tanto para los oídos derechos como izquierdos (n = 357).
Incidencia del disconfort durante la audiometría de tonos puros y la medición de los NSI
En el caso del 21% de los pacientes (76/362), un tono de frecuencia f con un nivel de 30 dB por encima del umbral de una frecuencia adyacente, según lo recomendado por la BSA para la audiometría de tonos puros, excedió el NSI en f en al menos un valor de f, indicando incomodidad durante la audiometría de tonos puros. La incidencia de incomodidad se habría reducido al 10% (37/362), al 2,7% (10/362) y al 0,8% (3/362) de los pacientes si el nivel inicial hubiera sido superior a 20 dB, superior a 10 dB o al mismo nivel que el umbral de la frecuencia adyacente, respectivamente.
En el caso del 24% de los pacientes (87/362), el nivel de presentación inicial de 60 dB HL recomendado por la BSA para la determinación de los NSI excedió el NSI en al menos una frecuencia, indicando disconfort durante la medición de los NSI. La incidencia de disconfort se habría reducido al 3,6% (13/362) de los pacientes si el nivel inicial se hubiera reducido a 30 dB HL y al 0,5% (2/362) si el nivel inicial se hubiera reducido a 15 dB HL.
Factores relacionados con el disconfort en la audiometría de tonos puros y la medición de los NSD basadas en el procedimiento recomendado por la BSA
Los resultados de los modelos de regresión logística multinomial se muestran en las Tablas 3 y 4. En la Tabla 3 se muestran los valores de RRR con respecto a la aparición de disconfort durante la audiometría de tonos puros y, en la Tabla 4, se muestran los valores de RRR con respecto a la aparición de disconfort durante la medición de los NSD, tanto en relación con la discapacidad de los acúfenos, la intensidad de los acúfenos, la discapacidad de la hiperacusia, la ansiedad y la depresión, el insomnio, el género y la edad. Los valores de RRR están ajustados para el efecto de otras variables en las tablas; es decir, la RRR para una medida específica (p. ej., la intensidad de los acúfenos) está ajustada para permitir la posible influencia de otras medidas (p. ej., la discapacidad de los acúfenos o la depresión). Se trata de una característica estándar del software STATA utilizado para el análisis estadístico.
La RRR relativa a la aparición de incomodidad durante la audiometría de tonos puros aumentó en factores de 3,9 (intervalo de confianza del 95% [IC]: 1,65 a 9,3) y 5,3 (IC del 95%: 1,34 a 21,3) en el caso de pacientes con discapacidad de hiperacusia e insomnio grave, respectivamente, en comparación con aquellos sin discapacidad de hiperacusia o insomnio. La RRR fue un factor de 2,6 mayor en el caso de las mujeres que en el de los hombres. En el modelo, las puntuaciones de VAS en cuanto a la intensidad de los acúfenos y la edad se trataron como variables continuas. La RRR con respecto a la edad, 0,97, fue significativamente inferior a 1, lo que indica que la RRR de disconfort se modificaba en un factor de 0,97 (es decir, disminuía) por cada incremento de 1 año en la edad. Se detectó un efecto marginalmente significativo de una puntuación anómala en la HADS-A, siendo la RRR de 0,31. Si fuera correcto, sugeriría que el disconfort en la audiometría de tonos puros es menos probable en personas con puntuaciones elevadas en HADS-A. Parece ilógico y puede reflejar un error de Tipo 1.
La RRR relativa a la aparición de disconfort en la medición de los NSI aumentó en un factor de 4,4 (IC del 95%: 1,8 a 10,2) en el caso de pacientes con discapacidad por hiperacusia en comparación con aquellos sin discapacidad por hiperacusia. La RRR fue mayor en un factor de 2,4 en el caso de las mujeres y se reducía en un factor de 0,94 por cada incremento de 1 año en la edad.
Discusión
Teniendo en cuenta la gran prevalencia de ansiedad y estrés en los pacientes que buscan ayuda para el tratamiento de los acúfenos y la hiperacusia, es muy importante asegurarse de que los procedimientos utilizados en la evaluación audiológica no supongan un disconfort innecesario. Por lo tanto, es preocupante que el 21% o más de los pacientes con acúfenos y/o hiperacusia hubiera experimentado disconfort a los niveles de presentación recomendados por la BSA para la audiometría de tonos puros y la medición de los NSD. El problema es más probable que ocurra en el caso de pacientes con una discapacidad de hiperacusia y/o insomnio grave, y es más probable en mujeres que en hombres. La probabilidad del problema disminuye con el aumento de la edad. En este estudio no se evaluó si los pacientes experimentaban realmente disconfort cuando se realizaba una audiometría o una medición de los NSD, sino simplemente se estimó la frecuencia con que los niveles de presentación habrían excedido sus NSD. Sin embargo, los resultados son congruentes con la experiencia clínica del primer autor de que los pacientes que solicitan tratamiento para los acúfenos y/o la hiperacusia se quejan con frecuencia de incomodidad durante estas pruebas.
La recomendación de la BSA de utilizar un nivel inicial de 30 dB por encima del umbral determinado para la frecuencia anterior en la medición del audiograma se debe modificar para esta población. Para prevenir el disconfort en el caso de los pacientes que presentan acúfenos y/o hiperacusia, sería prudente comenzar con un nivel de 0 dB HL en la frecuencia inicial de 1 kHz y ajustar el nivel de frecuencias posteriores para que fueran iguales al nivel en el umbral de la frecuencia evaluada previamente. De esta manera se reduciría la incidencia de disconfort durante la audiometría de tonos puros a un porcentaje inferior al 1% de los pacientes. Si bien esta modificación del procedimiento de la BSA podría incrementar el tiempo de la prueba, debido a que el nivel inicial podría ser bastante inferior al umbral real, es poco probable que la modificación genere ninguna diferencia significativa en las estimaciones de umbral (Tyler y Wood, 1980).
Para la medición de los NSD en el caso de pacientes con acúfenos e hiperacusia, recomendamos un nivel inicial equivalente al umbral audiométrico medido en la frecuencia de prueba, en lugar de 60 dB HL. También se debe considerar el límite en los niveles posteriores durante la medición de los NSD. En el procedimiento de medición de la BSA se indica: “En el caso de los tonos puros y los tonos modulados por frecuencia, no se deben utilizar niveles de presentación superiores a 110 dB HL y se deben utilizar con precaución los niveles superiores a 100 dB HL” (BSA, 2001b, pág. 6). Si los NSI se utilizan para evaluar la presencia de una hiperacusia, no tiene mucho sentido utilizar niveles superiores a 80 dB HL, dado que es improbable que los NSD superiores a este nivel se consideren como anormalmente reducidos. Sherlock y Formby (2005) notificaron que los valores más bajos del percentil cinco de los NSD en el caso de 59 adultos con una audición normal sin problemas de tolerancia a los sonidos fueron de 80, 85, 80 y 75 dB HL a 0,5, 1, 2 y 4 kHz. Por lo tanto, los NSD de 80 dB HL o superiores se pueden considerar dentro del rango normal, mientras que los NSD inferiores a 80 dB HL a 0,5, 1 y 2 kHz o 75 dB HL a 4 kHz, se pueden considerar como anormalmente bajos. Estos datos son congruentes con los resultados de Blaesing y Kroener-Herwig (2012), que compararon los NSD y los resultados de un cuestionario denominado Geräuschüberempfindlichkeits-Fragebogen (Nelting, Rienhoff, Hesse y Lamparter, 2002) administrado a pacientes con acúfenos e hiperacusia (n = 28), acúfenos solo (n = 28) y controles normales (n = 30). Su criterio con respecto a la hiperacusia consistió en que el paciente notificaba una mayor sensibilidad a una variedad de sonidos de intensidades moderadas. Se excluyeron las personas con hipersensibilidad a uno o algunos sonidos específicos. La media de los NSI a 0,5, 1, 2 y 3 kHz fue de 66 dB HL (DT = 15) en el caso del grupo con acúfenos más hiperacusia, de 88 dB HL (DT = 13) en el grupo de acúfenos solo y de 88 dB HL (DT = 13) en el grupo de controles normales. La diferencia entre el grupo con acúfenos más hiperacusia y el resto de los grupos fue significativa (p < 0,05). En resumen, para la medición de los NSD en personas que buscan ayuda para el tratamiento de los acúfenos y/o la hiperacusia, recomendamos comenzar con un nivel equivalente al umbral audiométrico medido con la frecuencia de la prueba. Además, el nivel de las presentaciones posteriores no debe exceder 80 dB HL. Se podría considerar un nivel máximo de 75 dB HL a 4 kHz, pero para favorecer la simplicidad y la facilidad de recordar, se recomienda un único límite de 80 dB HL.
Merece la pena mencionar que otras pruebas que se utilizan en clínicas audiológicas y en la evaluación otológica también pueden causar disconfort en esta población. Por ejemplo, el nivel medio de sonido en el tímpano producido por un diapasón de 512 Hz cuando se realiza la prueba de Rinne es de aproximadamente 90 dB SPL (DT = 4,5 dB; Butskiy, Ng, Hodgson y Nunez, 2016). La medición de los reflejos acústicos puede requerir niveles de sonido que superen el NSD medio de 84 dB HL encontrado en nuestra población del estudio. Los timpanómetros normalmente producen un tono de prueba de 226 Hz con un nivel de aproximadamente 70 dB SPL, que representa unos 57 dB HL, lo que excederá el NSD de algunos pacientes. El test de umbral en ruido ecualizado (TEN según sus siglas en inglés) para diagnosticar zonas muertas en la cóclea también puede requerir niveles de sonido que superen el NSD de algunos pacientes (Moore, Glasberg y Stone, 2004). El nivel sonoro en un escáner de imágenes por resonancia magnética superará los NSD de numerosos pacientes, incluso cuando utilicen tapones de oídos. En general, se debe lograr un equilibrio entre el coste de causar disconfort al paciente y el beneficio en la gestión clínica que se obtiene al realizar cualquier prueba específica. Si se considera importante realizar una prueba o un procedimiento que sean potencialmente incómodo para un paciente con hiperacusia, se le debe advertir de que el disconfort será por un periodo corto, que no hay peligro ni daño para la audición y que los resultados serán útiles para su tratamiento clínico.
Conclusiones
Un porcentaje del 21% o superior de los pacientes que solicitan ayuda para el tratamiento de los acúfenos y/o la hiperacusia consideran incómodos los niveles de presentación de tonos que recomienda la BSA en la audiometría de tonos puros y la determinación de los NSD. Es preciso utilizar unos niveles de sonido más bajos en esta población, especialmente en el caso de las personas con una discapacidad por hiperacusia severa o insomnio grave y en el caso de que sean mujeres y/o jóvenes.
Agradecimientos
Agradecemos a los miembros de la Tinnitus and Hyperacusis Therapy Specialist Clinic del Royal Surrey County Hospital su colaboración en la recopilación de datos.
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Traducido con autorización del artículo «Incidencia del disconfort durante la audiometría de tonos puros y la medición de los niveles de sonoridad incómodos en personas con acúdenos y/o hiperacusia«, por Hashir Aazha y Brian C.J. Moore (American Journal of Audiology, vol. 26, 226-232, Septiembre 2017, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx)). Este material ha sido originalmente desarrollado y es propiedad de la American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. Todos los derechos reservados. La calidad y precisión de la traducción es únicamente responsabilidad de CLAVE.
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Translated, with permission, from «Incidence of Discomfort during Pure-Tone Audiometry and Measurement of Uncomfortable Loudness Levels Among People Seeking Help for Tinnitus and/or Hyperacusis», by Hashir Aazha and Brian C.J. Moore (American Journal of Audiology, vol. 26, 226-232, September 2017, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx). This material was originally developed and is copyrighted by the American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. All rights are reserved. Accuracy and appropriateness of the translation are the sole responsibility of CLAVE.
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Niños con hipoacusia ¿siguen olvidados?
Mary Pat Moeller, Center for Childhood Deafness y Language Development Laboratory, Boys Town National Research Hospital.
Ryan McCreery, Boys Town National Research Hospital.
En un estudio longitudinal se destacan los factores que influyen en el desempeño del lenguaje de los niños y niñas con una pérdida auditiva de leve a severa que utilizan audífonos.
En 1977, en el volumen clásico editado de la investigadora Julia Davis “Our Forgotten Children: Hard of Hearing Pupils in the Schools” (Nuestros niños olvidados: alumnos con hipoacusia en los colegios) se destacaba la tendencia social a subestimar las necesidades de los niños con una pérdida auditiva que no llegaba a severa y que utilizaban audífonos.
No era habitual que los profesores y otros profesionales recibieran formación para trabajar con estos alumnos. Los dispositivos de amplificación, en el caso de que los alumnos los utilizasen, no se supervisaban adecuadamente. Los estudios de investigación con niños hipoacúsicos eran demasiado reducidos para cuestionar las prácticas “habituales”.
Actualmente, un gran número de estas cuestiones históricas sigue vigente. En 2006, un grupo convocado por el NIDCD (National Institute on Deafness and Other Communication Disorders) identificó las lagunas persistentes en la literatura con respecto a los niños con hipoacusia. El grupo del NIDCD expuso la necesidad de realizar estudios a gran escala para investigar cuestiones fundamentales acerca del impacto de la prestación temprana de servicios, incluidos los audífonos, en el desempeño de estos niños. La necesidad era especialmente urgente en una época en la que existía el cribado auditivo neonatal, que permitía que los niños tuvieran un acceso temprano a la amplificación y la intervención, por lo que nuestro equipo se dispuso a iniciar el estudio.
El estudio y sus conclusiones
Con financiación del NIDCD, los investigadores de nuestros equipos en la University of Iowa, el Boys Town National Research Hospital y la University of North Carolina en Chapel Hill se unieron en 2008 para implementar un estudio prospectivo y longitudinal que abordase las lagunas en la investigación. El proyecto en curso, dirigido por Bruce Tomblin y Mary Pat Moeller, se titula Resultados de niños con pérdida auditiva (Outcomes of Children with Hearing Loss, OCHL). El equipo realiza un seguimiento a 317 niños con hipoacusia y 117 niños con audición normal, emparejados en función de la edad y el nivel socioeconómico.
En los primeros cinco años de este estudio, detectamos que los niños con hipoacusia corren el riesgo de sufrir retrasos en el desarrollo del lenguaje y este riesgo aumenta con la severidad de la pérdida auditiva. En los resultados, publicados en un suplemento de la edición de Ear and Hearing en 2015, se destacó también que estos niños muestran un desempeño de casi una desviación típica por debajo del grupo de control en indicadores del lenguaje, si bien dentro del rango medio a bajo-medio en comparación con las normas de la prueba. Si se pretende evitar que se subestimen las necesidades de estos niños, es esencial que esperemos que alcancen el mismo nivel académico que sus compañeros.
Otra conclusión clave de nuestra investigación es que los audífonos ajustados adecuadamente proporcionan una protección frente a los riesgos de desarrollo de los niños con hipoacusia. Sin embargo, más de la mitad de los audífonos no estaba ajustado de una manera óptima, lo que influyó en los resultados de audibilidad, percepción del habla y lenguaje. Estos resultados respaldan la importancia vital de las prácticas de verificación y validación de los audífonos, que pueden afectar directamente en los resultados de los niños.
Retrasos en el habla y el lenguaje, pero ¿por qué?
Nuestra conclusión fue que los niños con hipoacusia corren el riesgo de sufrir retrasos en el habla y el lenguaje debido a las variaciones en su acceso a la información lingüística. El acceso a la información es esencial para todos los alumnos en el aprendizaje del lenguaje y, si tal acceso no es constante, la calidad y la cantidad de la experiencia auditiva se ve afectada, lo que podría dar lugar a un retraso en el desarrollo del lenguaje. El equipo de investigación identificó tres factores principales que influían en el acceso lingüístico de los niños y contribuían en las diferencias de sus resultados de lenguaje:
1. Aumento de la audibilidad (capacidad de oír el habla) proporcionada por los audífonos. Los niños con una mejor audibilidad asistida con audífonos mostraron un mayor desarrollo del lenguaje en educación preescolar que los niños con una audibilidad más limitada, incluso después de tener en cuenta los efectos del grado de la pérdida auditiva.
2. Constancia y periodo de utilización de los audífonos. Los niños que utilizaban audífonos con regularidad (más de 10 horas diarias) y los que los utilizaban desde una edad temprana (inferior a 6 meses de edad) mostraron los mejores resultados en el lenguaje. Sin embargo, los niños que empezaron a utilizar audífonos a una edad posterior demostraban un patrón de evolución rápida para alcanzar el nivel de sus compañeros tras la utilización regular y prolongada de audífonos. Los bebés, los niños con una pérdida auditiva leve y los niños que crecían en hogares en los que la educación materna era menor corrían un mayor riesgo de utilizar de una manera poco constante los audífonos. Teniendo en cuenta la importancia de la utilización constante de los audífonos en los resultados del lenguaje, se debe considerar prestar una ayuda específica a las familias de los niños de estos grupos.
3. Calidad del lenguaje en el hogar. Los cuidadores utilizaban menos conceptos abstractos y más ordenes directas (“siéntate”, “di: bebé”) cuando se dirigían a niños de 3 años con hipoacusia que cuando se dirigían a niños con una audición normal. Estas diferencias son importantes porque se demostró que influían en los resultados del lenguaje.
En general, los resultados destacan la importancia de la detección y la intervención tempranas en la pérdida auditiva infantil. Es preciso destacar que los niños de nuestro estudio tenían más ventajas socioeconómicas, también en términos de educación materna, que la población típica de EE.UU., lo que atenúa la generalización de los resultados. Sin embargo, es de esperar que las familias con menos recursos afronten con mayor dificultad los problemas que hemos mencionado, lo que sugiere una necesidad de averiguar la manera de prestarles un mejor servicio.
Este proyecto se encuentra en curso. En la segunda fase se realiza un seguimiento a los niños durante la etapa escolar para conocer los factores que influyen posteriormente en los resultados en el lenguaje, la lecto-escritura y las relaciones sociales. El equipo está estudiando el efecto de situaciones auditivas complejas en los resultados de los niños con hipoacusia. Esperamos fomentar cambios en las prácticas, con el fin de que estos niños dejen de considerarse “olvidados”.
Este artículo se publicó en The ASHA Leader, Junio de 2017, Vol. 22, 16-17.