Noviembre-Diciembre 2019 – número 6

audiología

- Una comparación entre amplificadores auditivos personales y audífonos en entornos de prueba ecológicamente relevantes, por Lisa Brody, Yu-Hsiang Wu y Elizabeth Stangl.
- Mantener el equilibrio: ayuda vestibular para niños con pérdida auditiva, por Jaynee A. Handelsman
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Una comparación entre amplificadores auditivos personales y auditivos en entornos de prueba ecológicamente relevantes

Lisa Brody, Yu-Hsiang Wu y Elizabeth Stangl
Departamento de Ciencias de la Comunicación y Trastornos, Universidad de Iowa

Objetivo: El objetivo de este estudio fue comparar las ventajas entre los amplificadores auditivos personales (también conocidos por sus siglas en inglés: PSAP) autoajustados y los audífonos adaptados por un audiólogo basándose en el reconocimiento del habla, el esfuerzo de escucha y la calidad del sonido en condiciones de prueba ecológicamente relevantes para estimar la eficacia en el mundo real.

Método: Veinticinco adultos mayores con una pérdida auditiva bilateral leve-moderada participaron en un estudio cruzado simple ciego. Los participantes realizaron pruebas asistidas utilizando 3 PSAP y un audífono tradicional, así como también pruebas no asistidas. Los PSAP se ajustaron en función de las preferencias de los participantes, mientras que el audífono se configuró mediante protocolos de verificación de mejores prácticas. La audibilidad proporcionada por los dispositivos se cuantificó utilizando el índice de inteligibilidad del habla (American National Standards Institute, 2012). Las medidas de los resultados destinadas a evaluar el reconocimiento del habla, el esfuerzo de escucha y la calidad del sonido se implementaron en condiciones de laboratorio ecológicamente relevantes y diseñadas para representar situaciones de escucha del habla en el mundo real.

Resultados: Todos los dispositivos mejoraron significativamente el índice de inteligibilidad del habla en comparación con la escucha no asistida, si bien el audífono proporcionó una mayor audibilidad que todos los PSAP. Además, los resultados demostraron que, en general, el audífono mejoraba el desempeño en el reconocimiento del habla y reducía significativamente el esfuerzo de escucha en comparación con los PSAP. Se observaron escasas diferencias en la calidad del sonido entre los dispositivos. Todos los PSAP mejoraron el reconocimiento del habla y el esfuerzo de escucha con respecto a las pruebas no asistidas.

Conclusiones: Los audífonos adaptados mediante protocolos de verificación de mejores prácticas proporcionaron una mayor audibilidad asistida, un mejor desempeño en el reconocimiento del habla y un menor esfuerzo de escucha en comparación con los PSAP sometidos a prueba en este estudio. Las diferencias en la calidad del sonido entre los dispositivos fueron mínimas. No obstante, considerando que todos los PSAP probados en el estudio mejoraron significativamente el desempeño en el reconocimiento del habla de los participantes y redujeron el esfuerzo de escucha en comparación con la escucha no asistida, los PSAP podrían ser una opción económica para aquellas personas que no se pueden permitir la amplificación tradicional.

La pérdida auditiva afecta a más de 37 millones de adultos en Estados Unidos (National Institute on Deafness and Other Communication Disorders, 2016). Según una encuesta realizada a adultos estadounidenses, únicamente un 30% de las personas con dificultades auditivas dispone de audífonos (Abrams y Kihm, 2015), si bien se ha demostrado que los tratamientos (por ejemplo, la amplificación) reducen las consecuencias negativas de vivir con una pérdida auditiva no tratada (Hougaard, Ruf, Egger y Abrams, 2016; Mulrow et al., 1990). Uno de los principales motivos de la escasa utilización de audífonos es su elevado coste (Abrams y Kihm, 2015; Kochkin, 2007). El coste medio de un par de audífonos es de aproximadamente 4.700 USD (President’s Council of Advisors on Science and Technology, 2015), lo que puede suponer un gran esfuerzo económico para numerosas personas que se podrían beneficiar de la amplificación y es el motivo de que presenten una pérdida auditiva no tratada. El coste creciente de los servicios de asistencia sanitaria auditiva tradicionales ha generado una oportunidad de mercado para numerosos dispositivos no regulados pero más asequibles, que se conocen como amplificadores auditivos personales (PSAP).

En el momento en que se desarrolló este proyecto, un PSAP se definía como un dispositivo “destinado a amplificar el sonido ambiental de usuarios sin discapacidad auditiva” (U.S. Food and Drug Administration, 2013). Esta categoría específica de amplificación es distinta de la categoría de los audífonos tradicionales, dado que los PSAP no están diseñados para compensar la pérdida auditiva y, por lo tanto, no están regulados como un producto sanitario por la Food and Drug Administration estadounidense. Teniendo en cuenta que los PSAP están diseñados para su venta directa a los usuarios, se pueden considerar un tipo de dispositivo de amplificación de venta sin receta. Debido a su coste significativamente menor, los PSAP los adquieren usuarios que advierten alguna dificultad auditiva pero no están dispuestos a gastar miles de dólares en audífonos adaptados por un audiólogo. Los PSAP se suelen parecer a los audífonos tradicionales (retroauriculares e intraauriculares), si bien algunos se parecen a los dispositivos Bluetooth a nivel del oído. Los PSAP tienen un precio entre 25 y 500 USD (President’s Council of Advisors on Science and Technology, 2015).

Si bien los PSAP no están previstos para personas con pérdida auditiva, se descubrió que 1,5 millones de personas con discapacidad auditiva utilizan un PSAP u otro dispositivo de venta sin receta para contrarrestar sus dificultades de comunicación (Kochkin, 2010). En un grupo de estadounidenses encuestados que notificaron dificultades auditivas, el 9,4% indicó que disponía de un PSAP (Abrams y Kihm, 2015). Kochkin (2010) concluyó que aproximadamente el 72% de las personas que había informado de que utilizaba un PSAP presentaba una configuración de pérdida auditiva similar a la de los pacientes que utilizaban audífonos adaptados por un audiólogo. En general, la demografía de las personas que adquirían un PSAP era similar a la de las personas que compraban audífonos adaptados por un audiólogo en términos de edad, empleo y nivel educativo (Kochkin, 2010). Kochkin (2010) observó algunas diferencias significativas entre los grupos. Concretamente, los usuarios de PSAP ganaban, por término medio, 10.000 USD anuales menos que los que utilizaban audífonos adaptados por un audiólogo y tenían menos probabilidades de adquirir una amplificación bilateral. Además, los usuarios de PSAP, por término medio, utilizaban los dispositivos tan solo 3 horas al día, en comparación con el promedio de 10 horas de uso diario que notificaban los propietarios de audífonos. Por último, según notificaban, era más probable que los hombres adquiriesen un PSAP en comparación con las mujeres, mientras que, en el mercado de audífonos adaptados por un audiólogo, el desglose por género era más equitativo.

En estudios anteriores se ha notificado que numerosos dispositivos de venta sin receta proporcionaban niveles inadecuados de ganancia en bajas frecuencias con una ganancia insuficiente en altas frecuencias (Callaway y Punch, 2008; Chan y McPherson, 2015; Cheng y McPherson, 2000; Reed, Betz, Lin y Mamo, 2017; Smith, Wilber y Cavitt, 2016). Por ejemplo, Chan y McPherson (2015) notificaron que la mayoría de los dispositivos de venta sin receta evaluados en su estudio mostraban características de entrada-salida lineales, recorte de picos, altos niveles de ruido de entrada equivalente y una escasa ganancia utilizable en altas frecuencias. Asimismo, en la investigación se indicaba que numerosos PSAP o dispositivos de venta sin receta ofrecían respuestas de ganancia en frecuencias que eran más apropiadas para pérdidas auditivas en aumento debido a un mayor énfasis en bajas frecuencias (Chan y McPherson, 2015; Cheng y McPherson, 2000). No obstante, en trabajos de investigación recientes se sugiere que los PSAP modernos podrían ser una solución adecuada para personas con una pérdida auditiva leve-moderada. Por ejemplo, Smith et al. (2016) examinaron la capacidad de los PSAP de igualar los objetivos prescriptivos de 10 audiogramas hipotéticos de severidad variable y concluyeron que determinados PSAP de gama alta se podrían adaptar adecuadamente a una persona con una pérdida auditiva de grado moderado. Reed, Betz, Lin, et al. (2017) concluyeron que varios PSAP de gama alta evaluados mostraban características electroacústicas dentro de las tolerancias utilizadas para evaluar la función del audífono en cuanto a rango de frecuencias, ruido de entrada equivalente, salida máxima y medidas de distorsión armónica total.

En investigaciones anteriores también se ha analizado el efecto de los PSAP en los resultados de los pacientes en el laboratorio. Por ejemplo, Xu, Johnson, Cox y Breitbart (2015) compararon la calidad del sonido percibida de los PSAP con respecto a la de los audífonos. En los resultados se mostraba una preferencia significativa por los audífonos sobre los PSAP únicamente cuando se escuchaba en una conversación sin ruido. No se observaron diferencias en la calidad del sonido entre los dispositivos cuando se trataba de ruidos cotidianos o cuando se escuchaba música. Más recientemente, Reed, Betz, Kendig, Korczak y Lin (2017) compararon cinco PSAP con un audífono tradicional. Los resultados en el desempeño del reconocimiento del habla en presencia de ruido indicaron que tres de los cinco PSAP mostraban un desempeño en 5 puntos porcentuales del audífono.

Los trabajos de investigación en los que se analizan las ventajas en el mundo real de los PSAP y los dispositivos de venta sin receta son limitados. Humes et al. (2017) compararon un modelo de prestación de servicios directamente al usuario, que se podría utilizar para dispensar dispositivos de venta sin receta, frente a un modelo de prestación de servicios de audífonos basado en la adaptación de un audiólogo. El modelo de prestación directa al usuario demostró ser eficaz con resultados similares al modelo tradicional basado en la adaptación de un audiólogo. Sin embargo, Humes et al. utilizaron audífonos de gama alta, en lugar de PSAP o dispositivos de venta sin receta. Recientemente, Acosta, Hines y Johnson (2018) realizaron un ensayo de campo de control aleatorio doble ciego para evaluar el efecto de los dispositivos de venta sin receta autoadaptados con respecto a los audífonos adaptados por un audiólogo. Los resultados en la comunicación del habla y la aversión al sonido se midieron 1 semana después del ensayo utilizando el Perfil abreviado de beneficio de los audífonos (Abbreviated Profile of Hearing Aid Benefit; Cox y Alexander, 1995). Los resultados indicaron que, si bien la puntuación media de beneficios en la comunicación del habla de los dispositivos de venta sin receta era más elevada (mejor) que la de los audífonos (d de Cohen = 0,54), los audífonos obtuvieron una puntuación de beneficios más elevada (mejor) en aversión que los dispositivos de venta sin receta (d de Cohen = 0,78). No obstante, probablemente debido al pequeño tamaño de la muestra del ensayo (n total= 17), ninguno de los efectos fue estadísticamente significativo.

No solo no está claro el efecto de los PSAP y los dispositivos de venta sin receta en el mundo real (por las razones mencionadas anteriormente), sino que también existen lagunas en la literatura sobre el beneficio de estos dispositivos en relación con los audífonos tradicionales en entornos de laboratorio adecuadamente controlados. Por ejemplo, en el estudio de Xu et al. (2015) en que se comparó la calidad del sonido de los PSAP y los audífonos, los estímulos se pregrabaron colocando los dispositivos en el oído de un maniquí. Además, los audífonos utilizados para grabar los estímulos no se configuraron para compensar la pérdida auditiva de cada participante. Por lo tanto, no queda claro si los resultados de Xu et al. (2015) se podrían generalizar a los PSAP y audífonos utilizados en el mundo real. En el estudio de Reed, Betz, Kendig, et al. (2017), las pruebas de reconocimiento del habla se llevaron a cabo con PSAP ajustados mediante protocolos de verificación de mejores prácticas por parte de un audiólogo, en lugar de por los propios participantes. El esquema de adaptación de PSAP poco realista utilizado por Reed, Betz, Kendig, et al. (2017) podría limitar la posibilidad de generalización del estudio. Específicamente, dos PSAP utilizados por Reed, Betz, Kendig, et al. (2017) disponían de un software de aplicación (app) para smartphones que permitía a los usuarios ajustar la respuesta de ganancia en frecuencias del dispositivo. En trabajos de investigación anteriores se demostró que el ajuste fino de los audífonos por parte de un audiólogo ofrecía mejores resultados que el ajuste fino realizado por los pacientes (Boymans y Dreschler, 2012). Por lo tanto, no queda claro si los PSAP seguirían ofreciendo resultados similares en comparación con los audífonos adaptados por un audiólogo si los usuarios configurasen los PSAP. Además, Reed, Betz, Kendig, et al. (2017) no especificaron si el control del volumen del dispositivo estaba disponible para los participantes durante las pruebas. Por lo tanto, tampoco queda claro cómo los usuarios seleccionarían los niveles de volumen en los PSAP y la manera en que afectaría a las diferencias en los resultados entre los PSAP y los audífonos tradicionales.

Para llenar las lagunas en la literatura, el objetivo del presente estudio fue examinar el efecto de los PSAP en el reconocimiento del habla, el esfuerzo de escucha y la calidad del sonido en comparación con los audífonos adaptados por un audiólogo utilizando entornos relativamente realistas en el laboratorio. Concretamente, los participantes eran responsables de seleccionar sus configuraciones preferidas en un esfuerzo por simular el proceso de autoadaptación en el mundo real de numerosos PSAP existentes en el mercado. Además, las medidas de los resultados en el presente estudio se administraron utilizando condiciones de prueba que representan situaciones de escucha en el mundo real (es decir, ecológicamente relevantes). Se reconoce ampliamente que el efecto de determinadas características de los audífonos, como los micrófonos direccionales, depende en gran medida de las características de las situaciones de escucha (p. ej., la ubicación del habla y el ruido) (Ricketts, 2000). Debido a que los micrófonos direccionales están disponibles en numerosos PSAP modernos, los resultados medidos en condiciones ecológicamente relevantes podrían ser más generalizables al mundo real.

Método

Participantes

Se inscribieron y realizaron el estudio veinticinco adultos (12 hombres y 13 mujeres) de la comunidad. Los participantes eran aptos para su inclusión en el estudio basándose en los siguientes criterios: (a) una pérdida auditiva neurosensorial bilateral leve-moderada, (b) un umbral máximo de 75 dB HL hasta 4000 Hz, (c) una simetría de umbral auditivo dentro de 15 dB hasta 4000 Hz y (d) la capacidad de comprender las instrucciones del experimento y realizar tareas relacionadas con el mismo. Los umbrales medios de tonos puros se muestran en la Figura 1. Los participantes tenían una edad comprendida entre 56 y 81 años, con una media de 69,6 años (DT = 8,2). Todos los participantes menos uno eran usuarios de audífonos con experiencia, con un promedio de uso de 8,4 años (DT = 9,7).

Dispositivos de amplificación y adaptación

En el presente estudio se utilizaron un audífono tradicional y tres PSAP. El audífono tradicional era un ReSound LiNX2 5, a partir de ahora mencionado como el audífono. El audífono era un dispositivo de nivel medio, retroauricular, con receptor en el conducto y equipado con una compresión de amplio rango dinámico (nueve canales), micrófonos direccionales adaptativos, algoritmos digitales de reducción del ruido y una aplicación de smartphone para ajustar el volumen. Los tres PSAP utilizados fueron un Sound World Solutions CS50+, un FocusEar RS2 y un Tweak Focus, denominados PSAP1, PSAP2 y PSAP3, respectivamente. Todos los PSAP tenían el estilo de un tubo fino retroauricular. El precio del PSAP1, el PSAP2 y el PSAP3 era de 349 USD, 399 USD y 299 USD (por dispositivo), respectivamente. Los PSAP se seleccionaron para que representaran PSAP de nivel medio-alto. Todos los PSAP disponían de micrófonos direccionales y funciones de reducción del ruido. El PSAP1 disponía de una aplicación de smartphone que permitía a los usuarios ajustar el volumen y la respuesta frecuencial del dispositivo. Los usuarios podían también utilizar la función de ecualizador de tres canales (graves, medios y agudos) de la aplicación para ajustar la forma de la respuesta frecuencial del PSAP1.

Todos los dispositivos se adaptaron bilateralmente. El audífono lo adaptó un audiólogo utilizando medidas de oído real según los objetivos prescriptivos no lineales de National Acoustic Laboratories (NAL-NL2; Keidser, Dillon, Flax, Ching y Brewer, 2011) para una entrada del habla de nivel medio (65 dB SPL) utilizando un adaptador clínicamente apropiado. Se configuraron dos programas de usuario: el primer programa (denominado P1) se destinó a situaciones en silencio (micrófono omnidireccional con reducción de ruido desactivada) y el segundo programa (P2) a situaciones con ruido (micrófono direccional adaptativo con reducción digital de ruido activada). Las respuestas frecuenciales de ambos programas se ecualizaron. Las características de P2 se configuraron por defecto siguiendo las recomendaciones del fabricante. La respuesta frecuencial del dispositivo no se ajustó adicionalmente basándose en las observaciones del usuario.

Los PSAP se adaptaron utilizando el auricular por defecto recomendado por los fabricantes (PSAP1 y PSAP2: cono cerrado; PSAP3: cono eléctrico). El PSAP1 disponía de tres respuestas frecuenciales predeterminadas (descritas como preajustes), por lo que los participantes tenían la oportunidad de seleccionar y realizar un ajuste fino del preajuste (véase el procedimiento a continuación). El PSAP2 y el PSAP3 solo tenían una respuesta frecuencial predeterminada que el usuario final no podía modificar. Todos los PSAP tenían múltiples programas de usuario preconfigurados por los fabricantes, que no se podían desactivar. En el caso de todos los PSAP, el programa predeterminado (P1) permitía escuchar en entornos silenciosos y el segundo programa (P2) permitía escuchar en situaciones ruidosas. En el P2 estaban activados micrófonos direccionales y funciones de reducción del ruido. El PSAP1 y el PSAP2 disponían de programas adicionales de “entretenimiento” y uso telefónico. Estos programas adicionales no se sometieron a prueba en el presente estudio; únicamente se utilizaron en el experimento los programas P1 y P2.

Para simular mejor los ajustes de usuario de los audífonos y los PSAP, los participantes seleccionaron individualmente el nivel de volumen preferido en los programas de cada dispositivo. Debido a que el PSAP1 tenía tres preajustes y su aplicación de smartphone tenía una función de ecualizador de tres canales, los participantes podían seleccionar su preajuste preferido para cada programa y utilizar el ecualizador para ajustar la respuesta frecuencial, además de ajustar el volumen. Para determinar el nivel de volumen de todos los dispositivos (y ajustar la respuesta frecuencial de PSAP1), se posicionó a los participantes en un campo de sonido creado utilizando una matriz de ocho altavoces en una cabina insonorizada. Ocho altavoces Tannoy Di5t (Tannoy) se ubicaron en un acimut de 0°, 45°, 90°, 135°, 180°, 225°, 270° y 315° con respecto al participante. La distancia entre el altavoz y el participante era de 1 m. Las oraciones continuas de la prueba CST (Connected Speech Test = Prueba del habla conectada; Cox, Alexander y Gilmore, 1987) se presentaban desde un acimut de 0° y el ruido de “parloteo” de CST se presentaba desde los ocho altavoces. El habla y el ruido de “parloteo” se presentaban a 60 y 40 dBA, respectivamente, en los ajustes realizados en P1, y a 68 y 61 dBA, respectivamente, en los ajustes en P2. Estos niveles se seleccionaron para representar situaciones de escucha en el mundo real (Wu et al., 2018). Se utilizaron un micrófono de incidencia aleatoria Larson Davis 2560 de 0,5 pulgadas y un sonómetro Larson Davis System 824 para calibrar el campo de sonido (así como los campos de sonido utilizados en las medidas de resultados descritas a continuación). El micrófono se colocó en la posición de la cabeza del participante. Para calibrar el ruido, primero se midió el “parloteo” de CST presentado en cada altavoz. El nivel y el espectro de cada ruido de “parloteo” se ajustaron para que fueran idénticos en los ocho altavoces. El nivel general del ruido de “parloteo” (con todos los altavoces funcionando a la vez) se ajustó a 40 dBA (para el ajuste P1) o 61 dBA (para P2).

Los participantes recibieron las siguientes instrucciones de ajuste de cada dispositivo: “imagínese que mantiene una conversación y ajusta el dispositivo para comprender mejor el habla, sin perder comodidad”. Los participantes ajustaron los dispositivos izquierdo y derecho individualmente, pudiéndose tomar todo el tiempo necesario. Los ajustes se realizaron presionando botones en los dispositivos (PSAP2 y PSAP3) o utilizando una aplicación de smartphone (audífono y PSAP1). En el caso de PSAP1, la selección preestablecida y el ajuste fino se realizaron antes de ajustar los niveles de volumen. Un investigador estaba disponible para ayudar a los participantes (p. ej., cambiar el preajuste de PSAP1) durante los ajustes de los dispositivos. El investigador realizó el emparejamiento del smartphone (un Samsung Galaxy S6) con los dispositivos (audífono y PSAP1) antes del proceso de ajuste. En todos los dispositivos se registraron los ajustes individuales seleccionadas por los participantes en cada programa y se utilizaron en todas las pruebas en el estudio.

Para ilustrar las características electroacústicas de los dispositivos, se realizó una serie de medidas de la caja de prueba Verifit 2 (Audioscan). El audífono se configuró para adaptarlo a la pérdida auditiva media de los participantes. Todos los dispositivos se configuraron con los ajustes de usuario seleccionados con mayor frecuencia (p. ej., nivel de volumen y preajuste) para todos los participantes en ambos programas. En la Figura 2 se muestran las funciones de entrada-salida a 2000 Hz de P1 (A) y P2 (B) de cada dispositivo. La figura indica que en el audífono y el PSAP1 se utilizó compresión en diversos niveles de entrada, mientras que en el PSAP2 y el PSAP3 se utilizó menos compresión. Para cuantificar la directividad del dispositivo, se realizó una medida de directividad Verifit (70 dB SPL con una SNR de +3 dB) con los dispositivos configurados en P2. La directividad media entre 500 y 5000 Hz (American National Standards Institute, 2010) para el audífono, el PSAP1, el PSAP2 y el PSAP3 fue de 8,4, 14,8, 9,7 y 9,5 dB, respectivamente. 

Finalmente, la medida de reducción del ruido en la caja de prueba Verifit (estímulo de ruido de “parloteo” de varios hablantes a 70 dB SPL) mostró que la reducción media del ruido entre 500 y 5000 Hz para el audífono, el PSAP1, el PSAP2 y el PSAP3 en P2 fue de 2,8, 2,9, 3,5 y 0,4 dB, respectivamente.

Medidas de resultados

Índice de inteligibilidad del habla

El Índice de inteligibilidad del habla (SII, por sus siglas en inglés; American National Standards Institute, 2012) se utilizó para cuantificar la audibilidad del habla. Tras las adaptaciones y los ajustes de los dispositivos, se midió el SII en el oído con una entrada de habla de 65 dB SPL, utilizando una sonda microfónica y el analizador de audífonos Verifit en P1 y P2, en todos los dispositivos en los que se utilizaba la configuración seleccionada por el participante. También se registró el SII no asistido con fines comparativos. Además, se registró una respuesta asistida de oído real (REAR, por sus siglas en inglés) con una entrada de 65 dB SPL para cada dispositivo en cada programa, utilizando la configuración seleccionada por el sujeto.

Prueba de audición en presencia de ruido

Se utilizó la prueba HINT (Hearing in Noise Test = Prueba de audición en presencia de ruido; Nilsson, Soli y Sullivan, 1994) para medir los umbrales de reconocimiento del habla (SRT – speech recognition thersholds) de los participantes, tanto en silencio como en presencia de ruido. La HINT se administró en el mismo campo de sonido utilizado para el ajuste de los dispositivos. Para medir los SRT en silencio, las oraciones HINT se presentaron desde un acimut de 0° sin ruido y los dispositivos se configuraron en P1. Para medir los SRT en presencia de ruido, se presentó ruido HINT adicional no correlacionado utilizando la matriz de ocho altavoces. El nivel general de ruido (todos los altavoces funcionando a la vez) se fijó en 65 dBA y los dispositivos se configuraron en P2. Para calibrar el campo de sonido, se utilizaron las oraciones HINT concatenadas y el ruido en forma de habla HINT. En ambas condiciones de prueba (en silencio y en presencia de ruido), se indicaba al participante que repitiera un bloque de 20 oraciones HINT (es decir, dos listas). El nivel del habla se ajustó de forma adaptativa, dependiendo de las respuestas del participante, utilizando el procedimiento “uno arriba, uno abajo” (pasos de 4 dB para las primeras cuatro oraciones y pasos de 2 dB para las oraciones restantes). La respuesta correcta con respecto a cada oración se basó en la repetición de todas las palabras de la oración, con excepciones menores como “a” y “the”. El nivel de presentación (condición de silencio) o la relación señal/ruido (SNR; condición de ruido) de las 17 presentaciones finales se promedió para derivar los SRT. Ambas condiciones de prueba de HINT se administraron para cada dispositivo, así como en una condición no asistida.

Prueba del habla conectada

El desempeño estimado del reconocimiento del habla en el mundo real se evaluó mediante la prueba CST. La prueba se compone de 48 pasajes de habla conectada conversacional divididos en temas específicos. Cada pasaje contiene entre 9 y 10 oraciones, y para puntuar se utilizan 25 palabras objetivo. La CST se seleccionó porque los pasajes se podían presentar con o sin un componente visual y el uso del habla conectada ofrecía una mayor validez ecológica en comparación con palabras únicas u oraciones no relacionadas. La CST se realizó en condiciones diseñadas para representar situaciones de escucha en el mundo real. En concreto, Wu et al. (2018) examinaron los entornos de escucha del mundo real con adultos mayores que presentaban una pérdida auditiva y desarrollaron 12 “situaciones de escucha prototipo” (PLS, por sus siglas en inglés). En estas PLS se describen el nivel del habla, el nivel del ruido, la disponibilidad de señales visuales y las ubicaciones de las fuentes de habla y ruido de situaciones de escucha del habla experimentadas por adultos mayores con pérdida auditiva. Las PLS podrían facilitar protocolos de evaluación más ecológicamente válidos en el laboratorio para evaluar los resultados en el mundo real (Walden, 1997; Wu et al., 2018).

En el presente estudio, las seis PLS más frecuentes descritas en Wu et al. (2018) se generaron para la prueba CST utilizando el campo de sonido de ocho altavoces descrito anteriormente. Wu et al. (2018) indicaron que estos seis entornos de prueba representarían el 71% de las situaciones diarias de escucha del habla. Las seis PLS (de PLS1 a PLS6) se dividieron en dos subgrupos: silencio y ruido. En cuanto a las tres PLS en silencio, el habla y el ruido se presentaron a 60 y 40 dBA, respectivamente (20 dB SNR). Con respecto a las PLS en presencia de ruido, el habla y el ruido se presentaron a 68 y 61 dBA, respectivamente (7 dB SNR). Se debe tener en cuenta que se utilizó ruido en las PLS en silencio porque, en el mundo real, los entornos de escucha completamente en silencio son raros (Wu et al., 2018). En cada subgrupo había tres configuraciones: habla presentada desde un acimut de 0° con presencia de señales visuales, habla presentada desde un acimut de 90° con ausencia de señales visuales y habla presentada desde un acimut de 0° con ausencia de señales visuales. Véanse en la Figura 3 las características de las PLS. Las señales visuales (es decir, el rostro del hablante) se presentaron en la pantalla de un ordenador de 17 pulgadas, colocado debajo del altavoz a un acimut de 0°. En el caso de todas las PLS, se presentó un “parloteo” de CST no correlacionado desde cada uno de los ocho altavoces que rodeaban al participante, y el nivel general (todos los altavoces funcionando a la vez) se estableció en 40 o 61 dBA, dependiendo de la PLS. Para cada condición de prueba, se presentaron y puntuaron dos pasajes de CST (50 palabras objetivo). El desempeño se puntuó en función del porcentaje de palabras objetivo repetidas correctamente en cada condición. Todos los dispositivos se configuraron en P1 para realizar pruebas en entornos silenciosos (PLS1, PLS2, PLS3) y en P2 para las pruebas en entornos ruidosos (PLS4, PLS5, PLS6). La prueba CST también se administró en una condición no asistida.

Medida del esfuerzo de escucha

Las medidas de reconocimiento del habla (p. ej., la CST) son una forma útil de cuantificar la comunicación. No obstante, los trabajos de investigación sugieren que, incluso cuando las puntuaciones de comprensión del habla en dos condiciones sean similares, el nivel del esfuerzo de escucha puede ser diferente (Sarampalis, Kalluri, Edwards y Hafter, 2009). Para medir el esfuerzo de escucha, se indicó a los participantes que puntuaran su esfuerzo de escucha percibido después de escuchar y repetir oraciones de CTS en cada una de las seis PLS. Los participantes respondieron a la pregunta “¿Hasta qué punto se tuvo que esforzar para lograr su nivel de comprensión del habla?” utilizando una escala de 21 puntos que oscilaba entre 0 (nada en absoluto) y 100 (extremadamente). Se seleccionó esta medida de esfuerzo de escucha subjetiva, en lugar de medidas objetivas como paradigmas de doble tarea, porque las medidas subjetivas de esfuerzo de escucha pueden ser más sensibles que las medidas objetivas (Johnson, Xu, Cox y Pendergraft, 2015; Seeman y Sims, 2015).

Puntuación de la calidad del sonido

Las opiniones subjetivas sobre la calidad del sonido se anotaron como una métrica aparte para diferenciar entre dispositivos. Los informes de baja calidad del sonido pueden estar asociados a la falta de uso de los audífonos y la insatisfacción con ellos (Solheim, Gay y Hickson, 2017). La calidad del sonido percibida se midió de una manera similar al esfuerzo de escucha. Concretamente, después de escuchar y repetir las oraciones de CST en una condición determinada, los participantes respondieron a la pregunta “¿Cómo puntuaría la calidad general del sonido?” utilizando una escala de 21 puntos que oscilaba entre 0 (muy deficiente) y 100 (excelente). Las puntuaciones de calidad del sonido se obtuvieron solo en las condiciones asistidas.

Procedimiento

El estudio fue aprobado por el consejo de revisión institucional de la University of Iowa. Después de aceptar el protocolo del estudio, los umbrales auditivos de los participantes se midieron utilizando la audiometría de tonos puros. Si el participante cumplía todos los criterios de inclusión requeridos, los dispositivos se adaptaban y ajustaban. A continuación, se tomaban medidas de resultados. En todas las pruebas se incluyó una condición de práctica para confirmar que los participantes comprendían la tarea. El orden de la condición del dispositivo, las PLS, las listas HINT y los pares de pasajes de CST fueron aleatorios en todos los participantes. Un investigador se encargaba de insertar los dispositivos en los oídos de los participantes, de manera que no conocieran el sistema de amplificación utilizado. No obstante, los investigadores tenían conocimiento de los dispositivos cuando puntuaban los materiales de prueba (diseño enmascarado simple). Las pruebas se realizaron en una serie de dos sesiones de 2 horas. Se retribuyó económicamente a los participantes al finalizar el estudio.

Resultados

REAR

En la Figura 4 se muestra la REAR media (promediada en los 50 oídos), medida con una entrada de habla de 65 dB SP en cada dispositivo en P1 (A) y P2 (B) con la configuración seleccionada por el participante. También se muestran en la figura los objetivos REAR medios prescritos por NAL-NL2 promediados entre los participantes. Las REAR del audífono y el PSAP1 se aproximan más a los objetivos prescritos. Por el contrario, el PSAP2 y el PSAP3 infraamplificaron sonidos del habla con frecuencias superiores a 2000 Hz. Las desviaciones de la raíz cuadrada media entre los objetivos NAL-NL2 y cada dispositivo a 500, 1000, 2000 y 4000 Hz se calcularon y promediaron en los 50 oídos. Las desviaciones de la raíz cuadrada media correspondientes al audífono, el PSAP1, el PSAP2 y el PSAP3 fueron de 3,4, 4,9, 7,2 y 7,6 dB, respectivamente, en P1 y de 3,6, 6,4, 6,9 y 10 dB, respectivamente, en P2.

SII

En la Figura 5 se muestran los diagramas de caja del SII en el mejor oído de cada dispositivo en P1 y P2 de todos los participantes. Para examinar el efecto del dispositivo en el SII, se utilizó un modelo mixto lineal. El modelo incluía una intercepción aleatoria con el fin de tener en cuenta las observaciones repetidas de cada participante, con efectos fijos que se correspondían con la condición del dispositivo (cinco niveles: audífono, tres PSAP y nivel no asistido). La variable dependiente fue el SII en el mejor oído. Se realizaron análisis independientes de los datos de P1 y P2. Los resultados revelaron que, en el caso de P1, el dispositivo tuvo un efecto significativo en el SII, F(4, 96) = 66,1, p <0,0001. Se realizaron más comparaciones post hoc por parejas y se utilizó la prueba de ajuste del valor de p de Tukey-Kramer para el ajuste de comparaciones múltiples. Los resultados se muestran en la Tabla 1. En el caso de P1, exceptuando la comparación entre el audífono y el PSAP1, y entre el PSAP2 y el PSAP3, todas las comparaciones por parejas fueron significativas. Se realizaron análisis similares con los datos de P2. Los resultados indican que el efecto del dispositivo en el SII fue significativo, F(4, 96) = 63,84, p <0,0001. Además, los análisis post hoc indicaron que todas las comparaciones por parejas fueron significativas en P2 (véase la Tabla 1). En resumen, los análisis indicaron que el audífono generaba en general un SII más elevado que los PSAP y que los SII asistidos fueron más elevados que los SII no asistidos.

HINT

En la Figura 6 se muestran los SRT en silencio (A) y en presencia de ruido (B), medidos con la prueba HINT, en función de la condición del dispositivo. Se debe tener en cuenta que los SRT medidos en condiciones de silencio y ruido se expresan en dBA y dB, respectivamente. El eje “y” de la figura se ha invertido para que en la parte superior aparezca el mejor desempeño. Similar al análisis realizado para el SII, se utilizó un modelo mixto lineal para determinar el efecto del dispositivo en los SRT en silencio. El modelo indicó que el dispositivo ejercía un efecto significativo en los SRT en silencio, F(4, 96) = 38,7, p <0,0001. Además, se realizaron análisis post hoc (ajuste de Tukey-Kramer), cuyos resultados se muestran en la Tabla 1. Exceptuando las comparaciones entre el audífono y el PSAP1, y entre el PSAP2 y el PSAP3, todas las comparaciones por parejas fueron significativas. Los resultados muestran que el audífono superó al PSAP2 y al PSAP3, y que en la escucha asistida se obtuvieron SRT más bajos (mejores) en silencio que en la escucha no asistida. Se empleó un modelo mixto lineal similar para determinar el efecto de la condición del dispositivo en los SRT en presencia de ruido. El modelo indicó que el efecto no fue estadísticamente significativo, F(4, 96) = 1,9, p = 0,11.

CST

En la Figura 7A se muestran diagramas de caja de la puntuación media de la CST en porcentaje correcto para cada condición del dispositivo en cada PLS. Las puntuaciones más altas representan un mejor desempeño. Se debe recordar que las PLS se diseñaron para reflejar situaciones de escucha del habla en el mundo real, y las características de cada PLS se muestran en la Figura 3. Para determinar el efecto del dispositivo en la puntuación CST, se utilizó un modelo mixto lineal que incluía una intercepción aleatoria con el fin de tener en cuenta las observaciones repetidas de cada participante, con efectos fijos que se correspondían con la condición del dispositivo (cinco niveles: audífono, tres PSAP y escucha no asistida) y las PLS (seis PLS), y la interacción entre el dispositivo y las PLS. Antes del análisis, las puntuaciones correctas porcentuales originales de la CST se transformaron en unidades de arcoseno racionalizadas (Studebaker, 1985) para homogeneizar la varianza.

Los resultados del modelo indicaron, en primer lugar, que la interacción entre el dispositivo y las PLS era significativa (p <0,05). En consecuencia, se analizó el patrón de las puntuaciones medias de la CST en las cinco condiciones del dispositivo. Se determinó que el patrón de puntuaciones de CST de la PLS4 era diferente del resto de las PLS (véase la Figura 7A). Además, se observó que, cuando se excluían los datos de la PLS4 del modelo mixto lineal, la interacción entre el dispositivo y las PLS dejaba de ser significativa. Seguidamente, dos modelos mixtos lineales independientes se adaptaron a los datos de la CST: uno para los datos sin la PLS4 y otro únicamente para los datos de la PLS4. Véase en la Figura 7B la puntuación de la CST contraída de todas las PLS, excluida la PLS4.

Con respecto al modelo en que se excluyeron los datos de la PLS4, únicamente contenía el efecto principal del dispositivo y las PLS; el término de interacción no se incluyó porque no resultó significativo. Los resultados indicaron que ambos efectos del dispositivo, F(4, 587) = 39,63, p <0,0001, y las PLS, F(4, 587) = 20,05, p <0,0001, fueron significativos. Asimismo, se realizaron análisis post hoc con un ajuste de Tukey-Kramer para comparar las puntuaciones de CST (con los datos de las cinco PLS contraídos) entre las condiciones del dispositivo. Los resultados se muestran en la Tabla 2. Exceptuando las comparaciones entre los tres PSAP (PSAP1 y PSPA2, PSAP1 y PSAP3, y PSAP2 y PSAP3), todas las comparaciones por parejas resultaron significativas, demostrando que el audífono superaba a los tres PSAP y que el desempeño en el reconocimiento del habla era superior al desempeño no asistido. En cuanto al modelo en que únicamente se incluían los datos de la PLS4, el efecto del dispositivo no fue estadísticamente significativo, F(4, 95) = 2,37, p = 0,058.

Esfuerzo de escucha

La puntuación media del esfuerzo de escucha autoinformada de cada PLS se muestra en la Figura 8A. Los datos se transformaron linealmente restando de 100 la puntuación bruta, de manera que las puntuaciones más elevadas se correspondieran con un esfuerzo de escucha menor. Esta transformación se implementó para crear una coherencia visual entre las figuras. Para analizar los datos se utilizó un modelo mixto lineal. El análisis indicó, en primer lugar, que la interacción entre la condición del dispositivo y la PLS no era estadísticamente significativa. Por lo tanto, el término de interacción se excluyó del modelo, y en el modelo final únicamente se incluyó el efecto principal del dispositivo y la PLS. Consúltese en la Figura 8B la clasificación del esfuerzo de escucha contraída en todas las PLS. Además, los resultados del modelo final indicaron que los efectos del dispositivo, F(4, 710) = 37,29, p <0,0001, y la PLS, F(5, 710) = 28,09, p <0,0001, eran significativos. Se realizaron análisis post hoc con un ajuste de Tukey-Kramer para comparar las puntuaciones del esfuerzo de escucha (con los datos de las seis PLS contraídos) entre las condiciones del dispositivo. Los resultados se muestran en la Tabla 2. Exceptuando las comparaciones entre el audífono y el PSAP1, entre el PSAP1 y el PSAP2, y entre el PSAP2 y el PSAP3, todas las comparaciones por parejas resultaron estadísticamente significativas, demostrando que con el audífono se conseguía en general un mayor desempeño que con los PSAP, y que la escucha asistida exigía un menor esfuerzo que la escucha no asistida.

Calidad del sonido

En la Figura 9A se muestran los resultados de las puntuaciones de calidad del sonido en todos los dispositivos y PLS. Se debe recordar que la puntuación de calidad del sonido no se obtuvo en la condición de escucha no asistida. Se utilizó un modelo mixto lineal similar para analizar los datos. El resultado indicó, en primer lugar, que la interacción entre el dispositivo y la PLS no era estadísticamente significativa. Por lo tanto, el término de interacción se excluyó en el modelo final. Consúltese en la Figura 9B la puntuación de calidad del sonido contraída en todas las PLS. Los resultados del modelo final indicaron que los efectos del dispositivo, F(3, 567) = 4,34, p = 0,0049, y la PLS, F(5, 567) = 17,51, p <0,0001, eran significativos. Los análisis post hoc con un ajuste de Tukey-Kramer (véase la Tabla 2) indicaron que la calidad del sonido del PSAP3 era más baja que la del audífono y el PSAP1. Ninguna otra comparación por parejas fue estadísticamente significativa.

Discusión

El objetivo de este estudio era evaluar el efecto de los PSAP autoajustados en comparación con los audífonos adaptados por un audiólogo en entornos de prueba ecológicamente relevantes. En las medidas de resultados se incluyeron la audibilidad, el reconocimiento del habla, el esfuerzo de escucha y la calidad del sonido.

REAR e SII

En cuanto a los tres PSAP evaluados en el presente estudio, el PSAP2 y el PSAP3 proporcionaron una ganancia mucho menor en frecuencias superiores a 2000 Hz cuando se comparan con los objetivos REAR especificados por NAL-NL2 (véase la Figura 4). Este dato es congruente con la literatura al respecto, en la que se indica que numerosos PSAP y otros dispositivos de venta sin receta ofrecen respuestas frecuenciales de ganancia, especialmente en bajas frecuencias (Callaway y Punch, 2008; Chan y McPherson, 2015; Cheng y McPherson, 2000). Por el contrario, el PSAP1 proporcionó una ganancia considerable en altas frecuencias con unas REAR similares a las del audífono. Debido a que, en el presente estudio, los participantes seleccionaron el preajuste y utilizaron la función del ecualizador en la aplicación del smartphone para ajustar las respuestas frecuenciales de ganancia del PSAP1, la similitud en la REAR entre el audífono y el PSAP1 parece sugerir que los adultos mayores son capaces de autoajustar las respuestas frecuenciales de los dispositivos de amplificación. No obstante, se debe tener en cuenta que la mayoría de los participantes de este estudio eran usuarios de audífonos con experiencia, por lo que podían configurar el PSAP1 para amplificar sonidos de una manera similar a la de los audífonos. Se desconoce si los nuevos usuarios o los usuarios con una menor experiencia configurarían las respuestas frecuenciales del dispositivo de la misma manera. Los datos del SII que se muestran en la Figura 5 reflejan las REAR que se muestran en la Figura 4. El audífono proporcionó la mayor audibilidad, ya que mostraba una mayor coincidencia con los objetivos prescriptivos, concretamente en las frecuencias altas. Se debe tener en cuenta que, si bien el PSAP2 y el PSAP3 proporcionaron una menor audibilidad que el audífono y el PSAP1, todos los dispositivos mejoraron la audibilidad en comparación con la condición no asistida.

HINT

Dado que el SRT en silencio está determinado principalmente por la audibilidad de los sonidos del habla (Soli y Wong, 2008), no es sorprendente que el resultado de HINT en silencio fuera congruente con los datos del SII. Los participantes mostraron el mejor desempeño (SRT más bajo) con el audífono y el PSAP1 (véase la Figura 6A), y en todas las condiciones asistidas se apreció un mejor desempeño que en la condición no asistida. Por el contrario, el SRT en presencia de ruido evaluado con la HINT no difirió dependiendo de la condición del dispositivo (véase la Figura 6B). Es probable que se deba a que el reconocimiento del habla en presencia de ruido se ve afectado principalmente por la SNR, en vez de los umbrales auditivos, especialmente cuando el ruido se presenta en un nivel superior al umbral (Soli y Wong, 2008). Dado que el SRT en presencia de ruido se midió con los dispositivos configurados en P2 (con la activación de micrófonos direccionales y algoritmos de reducción del ruido), la similitud de los SRT en las cuatro condiciones asistidas parece sugerir que estas características de los cuatro dispositivos tuvieron efectos similares. No obstante, no estaba previsto el resultado de que los SRT en presencia de ruido en las condiciones asistidas no fueran más bajos (mejores) que en la condición no asistida. En estudios anteriores se sugiere que los audífonos equipados con micrófonos direccionales podrían mejorar las puntuaciones de HINT en 2-4 dB en comparación con la escucha no asistida en presencia de ruido (Bentler, Palmer y Mueller, 2006; Gnewikow, Ricketts, Bratt y Mutchler, 2009). Es posible que el beneficio proporcionado por los micrófonos direccionales en los dispositivos evaluados en el presente estudio se haya compensado con la pérdida de la directividad natural proporcionada por el pabellón auricular en las condiciones asistidas.

CST

Se observaron diferencias significativas entre los dispositivos en cuanto a la puntuación CST en todas las PLS, excluida la PLS4 (véase la Figura 7). La falta de varianza observada en la PLS4, en la que había señales visuales disponibles, se debe probablemente al desempeño “techo” o máximo. Estos datos son congruentes con investigaciones anteriores, en las que se ha demostrado que el desempeño “techo” facilitado por las señales visuales podría reducir el efecto de las características de los audífonos, como los micrófonos direccionales, en el reconocimiento del habla (Wu y Bentler, 2010). Además, los análisis estadísticos indicaron que, en el caso de todas las PLS, excluida la PLS4, el desempeño en el reconocimiento del habla con el audífono era significativamente mejor que el desempeño con todos los PSAP (véase la Tabla 2). Esta conclusión parece contradecir los resultados de Reed, Betz, Kendig, et al. (2017), en los que se indicaba que el audífono y tres de sus mejores PSAP ofrecían un desempeño comparable en el reconocimiento del habla. No obstante, en el presente estudio, la diferencia en la puntuación de CST entre el audífono (96,7%) y los tres PSAP (94,1%, 94,5% y 92,3% para el PSAP1, el PSAP2 y el PSAP3, respectivamente), si bien estadísticamente significativa, fue pequeña, oscilando entre 2,2 y 4,4 puntos porcentuales (véase la Figura 7B). Estos datos son congruentes con la pequeña diferencia en el desempeño del reconocimiento del habla (que oscila entre 1 y 4 puntos porcentuales) entre el audífono (88,4%) y tres de sus mejores PSAP (87,4%, 86,7% y 84,1%) notificada por Reed et Alabama. Por lo tanto, tanto en el presente estudio como en el estudio de Reed, Betz, Kendig, et al. (2017) se indica que, si bien los audífonos equipados por un audiólogo superaron a los PSAP de nivel medio-alto, la diferencia fue pequeña. En el presente estudio, los dispositivos se adaptaron utilizando un programa de adaptación relativamente realista, y el desempeño en el reconocimiento del habla se evaluó en condiciones ecológicamente relevantes. El presente estudio, por lo tanto, amplió los hallazgos de Reed, Betz, Kendig, et al. (2017), sugiriendo que el efecto de los audífonos y los PSAP en la comprensión del habla en el mundo real podría ser similar. Finalmente, ambos estudios respaldaron el beneficio de los PSAP de nivel medio y alto en la mejora del desempeño en el reconocimiento del habla, en comparación con una condición no asistida.

Esfuerzo de escucha

En comparación con la CST, los resultados del esfuerzo de escucha autoinformados mostraron un efecto “techo” menor (véase la Figura 8). Estos datos son congruentes con la literatura al respecto, demostrando que las medidas del esfuerzo de escucha siguen siendo sensibles al cambio, incluso cuando el desempeño en el reconocimiento del habla se encuentra a su nivel “techo” (p. ej., Sarampalis et al., 2009; Winn, Edwards y Litovsky, 2015). En cualquier caso, los resultados del esfuerzo de escucha fueron congruentes con la CST, dado que el audífono superó a la mayoría de los PSAP y se observaron escasas diferencias entre los PSAP. Además, en todas las condiciones asistidas se redujo significativamente el esfuerzo de escucha de los participantes en comparación con la escucha no asistida (véase la Tabla 2).

Calidad del sonido

Se observaron diferencias significativas mínimas en la calidad del sonido entre los dispositivos (véase la Tabla 2). Este resultado es bastante similar a los hallazgos de Xu et al. (2015), en los que se demostró una preferencia significativa por la calidad del sonido de los audífonos, en comparación con la calidad de los PSAP, únicamente cuando se escuchaba una conversación en silencio y no se observaron diferencias en la calidad del sonido entre los dispositivos cuando se escuchaban ruidos cotidianos o música. Los resultados del presente estudio y el estudio de Xu et al. (2015) sugieren que los PSAP actuales de nivel medio y alto podrían proporcionar una calidad de sonido comparable a la de los audífonos tradicionales. Se debe tener en cuenta que, en el presente estudio, si bien las respuestas frecuenciales de ganancia del audífono y los PSAP variaban considerablemente (véase la Figura 4), se observaron escasas diferencias de calidad del sonido entre los dispositivos. Este dato es congruente con el estudio de Jenstad et al. (2007), en el que se concluye que los participantes puntuaron la calidad del sonido de una manera similar en una amplia gama de entornos de respuesta frecuencial con ganancia.

Limitaciones

Una limitación del presente estudio es su generalización con respecto al mercado de PSAP. Únicamente se utilizaron tres PSAP en el estudio, si bien los PSAP forman parte de una amplia gama de dispositivos que varían considerablemente en estilo, tamaño, calidad y nivel tecnológico. Se necesita una mayor investigación con una gama más amplia de PSAP para generalizar correctamente sus capacidades en comparación con las de los audífonos. Además, el enfoque de este estudio fue el rendimiento del dispositivo en situaciones ecológicamente relevantes, en vez del modelo de prestación de servicios. La responsabilidad de los participantes se limitó a notificar sus preferencias en el ajuste de los dispositivos, sin que tuvieran que aprender a utilizar o configurar los dispositivos y las aplicaciones de los smartphones. La eliminación de estos factores sobrevaloró probablemente los beneficios del uso de PSAP en el mundo real, ya que no se evaluaron las capacidades de aprendizaje individuales. En estudios anteriores se ha notificado que únicamente el 55% de los adultos era capaz de realizar el procedimiento de autoadaptación de los audífonos (por su cuenta o con ayuda de una persona no experta) sin errores (Convery, Keidser, Seeto y McLelland, 2017). Se necesita una prueba de campo para evaluar los dispositivos y determinar las comparaciones en el mundo real, fuera del laboratorio.

Otra limitación del presente estudio son las características de los participantes, concretamente con respecto a la experiencia en el uso de audífonos. Como se ha mencionado anteriormente, las personas sin experiencia en la amplificación pueden configurar la respuesta frecuencial del dispositivo (en el caso del PSAP1) de una manera diferente que los usuarios con experiencia. Además, el nivel de volumen preferido puede ser diferente entre los usuarios con y sin experiencia (Marriage, Moore y Alcántara, 2004). Debido a que la mayoría de los participantes del presente estudio eran usuarios con experiencia en el uso de audífonos, se desconoce si los resultados se pueden generalizar a personas sin experiencia al respecto.

Implicaciones clínicas

Si bien en el presente estudio se indica que un audífono adaptado mediante protocolos de verificación de mejores prácticas proporciona los mejores resultados, en comparación con una gama de PSAP fácilmente disponibles, las pequeñas diferencias en estos resultados parecen sugerir que los PSAP podrían servir como una opción práctica y económica para personas que no se puedan permitir una amplificación tradicional. Los avances en la tecnología y las capacidades de los smartphones permiten que el éxito de los PSAP o los dispositivos de venta sin receta sea más factible, considerando características como los ecualizadores y la audiometría in situ, que permitiría que los clientes pudieran autoadaptar mejor sus dispositivos. Las aplicaciones de este tipo podrían resultar beneficiosas siempre que los usuarios entiendan la manera de utilizarlas adecuadamente.

Conclusiones

Los audífonos adaptados mediante protocolos de verificación de mejores prácticas mostraron la capacidad de facilitar una audibilidad significativamente más asistida, un mejor desempeño en el reconocimiento del habla y un menor esfuerzo de escucha, en comparación con los PSAP de nivel medio-alto probados en el presente estudio. Las diferencias en la calidad del sonido entre los dispositivos fueron mínimas. No obstante, debido a que todos los PSAP probados en el presente estudio mejoraron significativamente el desempeño en el reconocimiento del habla de los participantes y redujeron su esfuerzo de escucha, en comparación con la escucha no asistida, podrían ser una opción factible y económica para personas que no se puedan permitir una amplificación tradicional.

Agradecimientos

Este trabajo ha contado con el respaldo parcial de una subvención concedida a Yu-Hsiang Wu por parte de la Retirement Research Foundation.

Algunas partes de este documento se presentaron en marzo de 2017 en la convención anual de la American Auditory Society, Scottsdale, Arizona, EE.UU., y en octubre de 2017 en la convención anual de la Iowa Speech and Hearing Association, Des Moines, Iowa, EE.UU.

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Traducido con autorización del artículo “Una comparación entre amplificadores auditivos personales y auditivos en entornos de prueba ecológicamente relevantes“, por Lisa Brody, Yu-Hsiang Wu y Elizabeth Stangl (American Journal of Audiology, vol. 27, 581-593, Diciembre 2018, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx)). Este material ha sido originalmente desarrollado y es propiedad de la American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. Todos los derechos reservados. La calidad y precisión de la traducción es únicamente responsabilidad de AG BELL INTERNATIONAL.

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Translated, with permission, from “A Comparison of Personal Sound Amplification Products and Hearing Aids in Ecologically Relevant Test Environments”, by Lisa Brody, Yu-Hsiang Wu and Elizabeth Stangl (American Journal of Audiology, vol. 27, 581-593, December 2018, http://aja.pubs.asha.org/journal.aspx). This material was originally developed and is copyrighted by the American Speech-Language-Hearing Association, Rockville, MD, U.S.A., www.asha.org. All rights are reserved. Accuracy and appropriateness of the translation are the sole responsibility of AG BELL INTERNATIONAL.

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Mantener el equilibrio: ayuda vestibular para niños con pérdida auditiva

Jaynee A. Handelsman
Directora de audiología pediátrica y profesora clínica adjunta en el Departamento de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello de Michigan Medicine

La fisioterapia vestibular puede ayudar a los niños y niñas con pérdida auditiva e implantes cocleares.

El sistema vestibular nos ayuda a mantener una visión clara durante el movimiento de la cabeza y nos permite detenernos y caminar, especialmente en superficies irregulares o blandas. Cuando este sistema se deteriora, otros sistemas sensoriales, como la visión y la propiocepción, nos pueden ayudar a desenvolvernos.

Sin un sistema vestibular plenamente operativo, nuestras habilidades funcionales se resienten. Por ejemplo, una persona con una pérdida vestibular bilateral puede ser incapaz de percibir la gravedad, por lo que una actividad como nadar en aguas turbias puede no ser segura. Además, caminar en superficies blandas o irregulares en la oscuridad puede incrementar la posibilidad de una caída.

Si bien se conocen bastante bien los efectos vestibulares en pacientes adultos, se tiene un menor conocimiento, a través de los trabajos de investigación, de estos efectos en la población infantil. A medida que se dispone de una mayor investigación en esta área, nos damos cuenta de que la hipoacusia neurosensorial (HNS) y los implantes cocleares (IC) en niños pequeños conllevan un aumento de los problemas vestibulares.

También hay buenas noticias: la fisioterapia vestibular puede mejorar el equilibrio en los niños con una pérdida vestibular. Además, la fisioterapia vestibular puede mejorar la agudeza visual dinámica (AVD) de los niños, lo que a su vez puede mejorar la agudeza en la lectura. Por lo tanto, como audiólogos, debemos evaluar la pérdida vestibular en todos los niños con una HNS.

Trastornos vestibulares pediátricos

La aparición de tecnologías relativamente nuevas como los potenciales vestibulares miogénicos evocados (VEMP) y la prueba del impulso cefálico asistida por vídeo (vHIT, por sus siglas en inglés) ha reforzado nuestra comprensión de los sistemas vestibulares de los niños pequeños. Afortunadamente, la vHIT puede ser un indicador fiable de la función del conducto semicircular y es fácil de utilizar con niños pequeños (consúltense las fuentes).

Estas medidas, junto con las pruebas de rotación y equilibrio, incluidas las PDMS (Peabody Developmental Motor Scales-2 = Escalas del desarrollo motor Peabody-2), la BOT2 (Bruininks-Overetsky Test of Motor Profiency = Prueba de competencias motoras Bruininks-Overetsky) y otras medidas del desempeño motor grueso, ayudan a determinar el desempeño de los niños con HNS, y los que utilizan IC, con respecto a sus compañeros con una audición normal.

Además, en pruebas recientes se indica una comparación del desempeño en estas medidas de los niños con pérdida auditiva sin IC y con IC en las pruebas de equilibrio (consúltense las fuentes).

No resulta sorprendente que, teniendo en cuenta la relación anatómica entre los sistemas auditivo y vestibular, en la literatura se sugiera que aproximadamente el 50% de los niños con HNS presenta también una pérdida vestibular (consúltense las fuentes). Estas anomalías se observan en las respuestas calóricas, los resultados de las sillas rotativas, las respuestas de los VEMP y el desempeño en la BOT2.

Además, en la literatura se sugiere que los niños con IC muestran un aumento del 10% en la prevalencia de la pérdida vestibular después de la implantación (consúltense las fuentes). Teniendo en cuenta estos datos, es importante considerar el impacto de la pérdida vestibular en el desempeño de las actividades diarias y el beneficio potencial de la rehabilitación vestibular en el caso de los niños con HNS que utilizan o no IC.

Implantes cocleares y equilibrio

Los niños con una pérdida vestibular bilateral tienen una visión reducida al mover la cabeza, una dificultad para leer y una mayor dificultad para mantener el equilibrio, especialmente en la oscuridad o cuando no tienen acceso a los mensajes normales de pies y piernas (superficie irregular o permanecer erguido sobre un solo pie). En las pruebas recientes se sugiere que incluso los niños con una sordera unilateral pueden presentar deterioros en el equilibrio similares a los deterioros de los niños con una pérdida vestibular bilateral (consúltense las fuentes).

Los mismos autores examinaron el impacto potencial de la implantación coclear en el desarrollo motor grueso de los niños con pérdida auditiva, concluyendo que existe un retraso en el desarrollo motor grueso de los niños con implantes de 6-18 meses, aproximadamente cuando los niños recibieron el implante (consúltense las fuentes). Algunos niños se recuperaron a los 2 años, si bien no queda claro que alcanzasen el nivel de sus compañeros con una audición normal. Estos datos sugieren que todos los niños que se someten a un implante de IC se podrían beneficiar de la fisioterapia vestibular para reducir los impactos negativos del IC en el desarrollo motor.

Los niños con HNS, con y sin IC, tienen un mayor riesgo de sufrir un deterioro del sistema vestibular. Este deterioro puede repercutir negativamente en: la agudeza visual cuando se mueve la cabeza, la agudeza en la lectura, el equilibrio estático y dinámico (especialmente cuando la superficie de apoyo es irregular o en la oscuridad), el sentido gravitacional y la participación en actividades que minimizan otras modalidades sensoriales.

Como se ha indicado anteriormente, los niños presentan un incremento de la pérdida que se estima del 10% después de la implantación del IC (consúltense las fuentes). Estos niños muestran un retraso en los hitos motores en la primera infancia y, posteriormente, deterioros en la agudeza visual dinámica, y el equilibrio estático y dinámico. Los audiólogos deben evaluar la pérdida vestibular en todos los niños con HNS.

Considere examinar a sus pacientes con HNS utilizando la postura erguida con una sola pierna, una prueba que mide la capacidad de un paciente de mantener la postura sin ayuda. Los datos sugieren que esta medida es la más sensible en el caso de los niños con una edad de 5 años y superior (consúltense las fuentes). Los niños de esta edad deben ser capaces de mantenerse erguidos sobre un solo pie con los ojos cerrados durante cuatro segundos. Si los audiólogos incorporan esta evaluación en los pacientes pediátricos, podremos derivar rápidamente a los niños que no superen la evaluación vestibular a la consulta de un audiólogo con experiencia en esta área y al servicio de fisioterapia vestibular facilitada por un fisioterapeuta vestibular pediátrico. Si se realiza el seguimiento necesario a los pacientes en riesgo, se podrán apreciar mejores resultados, no solo en términos de equilibrio, sino también en términos de capacidad de lectura.

Este artículo se publicó en THE ASHA LEADER en Agosto 2018, vol. 23.

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