Avisos por megafonía: accesibilidad para el alumno con discapacidad auditiva
Melissa Grisswold, Clarke Mainstream News 2007: Vol. 26, No. 5.
Con frecuencia, la manera más rápida de difundir información en una comunidad escolar es a través del sistema de megafonía, que se considera en muchos colegios como la «línea vital». Sin embargo, no siempre es fácil oír los mensajes con nitidez. En ocasiones, el hablante no vocaliza bien o habla demasiado rápido e incluso pueden producirse acoples en el sistema. Por si fuera poco, en algunos colegios, los mensajes se difunden mientras los alumnos se desplazan de un aula a otra. Entre los gritos, las risas, las pisadas y los portazos de las taquillas, ¡lo sorprendente es que alguien los oiga!
Si en ocasiones a los alumnos con audición normal les puede resultar complicado descifrar estos mensajes, es fácil imaginarse la dificultad que supone para los alumnos con pérdida auditiva. Para la mayoría, es sencillamente imposible oírlos con claridad. Aunque el alumno obtenga el máximo provecho posible de sus prótesis auditivas y no haya ruido en el entorno, seguirá sin poder captar la totalidad de la información. Si además el sonido no es claro, por ejemplo, no le servirá de mucho acercar el micrófono del sistema de FM al altavoz.
Teniendo en cuenta lo anterior, es necesario que el colegio establezca un procedimiento que garantice que los alumnos con pérdida auditiva tienen acceso a la información que se facilita por megafonía. Sin este procedimiento, se viola su derecho a la igualdad en el acceso a la información. Un alumno con audición normal puede decidir si el mensaje le concierne, si debe prestar interés o puede ignorarlo. Un alumno con pérdida auditiva debe tener la misma capacidad, pero para ello debe acceder al contenido de los mensajes. No debería verse en la situación de tener que preguntar a otro alumno por el contenido de un mensaje y recibir una respuesta del tipo, «No te preocupes, no tiene que ver contigo» o «Luego te lo cuento.» Puede ser humillante y frustrante.
La no accesibilidad acarrea otras consecuencias que pueden ser incómodas e incluso peligrosas. Los alumnos podrían perder oportunidades para participar en actividades, no enterarse de los cambios realizados en los programas deportivos o no acceder a información crucial sobre seguridad. Imagínense a un alumno solitario a la salida del colegio que se encuentra esperando a que llegue el autobús del equipo de deporte. Como no ha escuchado el aviso en el que se informaba de la cancelación del partido de baloncesto, le preocupa que sus compañeros no hayan aparecido y que, además, ya sea demasiado tarde para coger el autobús de la ruta normal. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 y otros episodios violentos en entornos escolares son amargos recordatorios de las implicaciones en materia de seguridad que conlleva la falta de accesibilidad a los avisos. En casos de emergencia y de confinamiento por seguridad, los alumnos con pérdida auditiva podrían perderse en los desplazamientos y no acceder a las instrucciones cruciales de seguridad que se facilitan por megafonía. Para evitar este tipo de consecuencias, es necesario que en los colegios tengan en cuenta las necesidades de información de todos los alumnos y la mejor manera de abordarlas.
Apoyo de la dirección
Sin duda, la dirección de su colegio entenderá la importancia de esta cuestión y apoyará los procedimientos que se acuerden al respecto. De esta manera, si surge algún problema, se podrá recurrir a ella para que ponga en marcha el procedimiento o hable con el personal del centro.
Teniendo en cuenta que la secretaría del colegio es a menudo un lugar de gran ajetreo, convendría explicar detenidamente a su personal y a los alumnos voluntarios la gran importancia que tiene que respeten a diario el procedimiento establecido. El tutor del alumno y el director del centro podrían llevarlo a cabo conjuntamente y, a medida que el alumno adquiera una mayor confianza y seguridad en la defensa de sus intereses, se le debe animar a que colabore en esta tarea.
Avisos previstos
La accesibilidad de los alumnos con pérdida auditiva a los avisos previstos se puede llevar a cabo mediante una planificación cuidadosa. En un gran número de colegios, se aborda este problema facilitando copias impresas que el alumno puede recoger en la secretaría o que el profesor puede imprimir en el ordenador del aula y entregar al alumno. Si hay avisos programados antes del iniciose las clases, los profesores pueden disponer de una copia impresa que facilitarán al alumno antes de su anuncio por megafonía. En el caso de un alumno pequeño, que todavía no sepa leer bien, el profesor o el ayudante deben dedicar unos minutos a leer los avisos con el alumno.
Avisos no previstos
La situación se complica cuando se trata de informar al alumno de avisos no previstos. Por lo tanto, es importante que el personal del centro piense la manera de abordar estos avisos de última hora. ¿Existe un plazo de tiempo límite para que los entrenadores o los responsables de las actividades realicen sus avisos de manera que se disponga de tiempo para imprimir por la tarde una lista de avisos? ¿Cuándo se facilitan estos avisos de última hora? ¿Cuando los alumnos han salido al pasillo o cuando se encuentran todavía en la clase y el profesor puede pedirles que escuchen en silencio? A continuación, se facilitan algunas sugerencias para abordar estos avisos no programados:
- Disponer de un sistema organizado que garantice que todos los mensajes se imprimen y se publican en el sitio web del centro.
- Llevar un registro de todos los avisos del día, tanto previstos como imprevistos, en una carpeta disponible en la secretaría. Facilitar al alumno oportunidades durante el día para revisar la carpeta.
- Realizar los avisos cuando los alumnos y el personal se encuentren en clase, no desplazándose de un aula a otra. De esta manera, una persona adulta puede escuchar el aviso y cerciorarse de que la clase también se ha enterado.
- Insistir en que no se hable en el aula mientras se escuchan los avisos. Adoptar la costumbre de repetir los avisos para que toda la clase tenga conocimiento de los mismos.
- Designar a un alumno con audición normal la tarea de apuntar los avisos anunciados durante la clase en un cuaderno. Mantenerlo en un lugar donde los alumnos puedan consultarlo antes o después de la clase y rotar la responsabilidad de apuntar los avisos.
- En el caso de producirse una situación de emergencia, hay que asegurarse de que se designa a una persona la tarea de repetir las instrucciones al alumno con pérdida auditiva. Si bien el profesor deberá asegurarse siempre de que alumno entiende lo que está sucediendo, un «colaborador» de confianza será esencial.
Gracias al avance constante de la tecnología, los colegios disponen de un gran número de herramientas de comunicación. En algunos centros, existen pantallas de televisión en sitios estratégicos y los avisos se facilitan a lo largo del día. Internet es otra herramienta de la que disponen los colegios para mantener a los alumnos y a sus familias informados acerca de las actividades previstas y otra información de interés. Si bien los sitios web no son de ayuda en el caso de que se necesite difundir información antes del fin de la jornada escolar, pueden ser de gran ayuda si se tiene cuidado de publicar la información con la debida antelación.
Incluso con la ayuda de la nueva tecnología, los avisos por megafonía siguen siendo la manera principal de difundir información en un centro escolar. Esta información permite conectar con toda la comunidad escolar, dando a conocer las actividades previstas y la manera de participar en ella, así como las indicaciones relativas a la seguridad. Los alumnos sienten que forman parte del centro cuando están al corriente de lo que acontece. Debemos procurar que todos los integrantes tengan acceso a esta información.
El papel del intérprete oral en el acceso a los avisos
El trabajo de un intérprete oral consiste en facilitar a un alumno un acceso pleno a la información, entendiendo como tal la proporcionada por el profesor, los comentarios y las preguntas de los alumnos y cualquier otra comunicación, como por ejemplo los // avisos por megafonía. El alumno que cuente con este servicio de apoyo puede estar seguro de que el intérprete le facilitará esta información, tanto prevista como imprevista. Sin embargo, este servicio no excluye la necesidad de que se ponga en práctica otro procedimiento. Es posible que no se recurra a un intérprete oral durante toda la jornada escolar y puede ocurrir que esta persona se ausente y que no haya ninguna otra personal que le remplace. Los centros escolares deben disponen de un plan alternativo para garantizar que el alumno tenga acceso a los avisos cuando no se encuentra en compañía de su intérprete oral.
El papel del intérprete oral en el acceso a los avisos
El trabajo de un intérprete oral consiste en facilitar a un alumno un acceso pleno a la información, entendiendo como tal la proporcionada por el profesor, los comentarios y las preguntas de los alumnos y cualquier otra comunicación, como por ejemplo los avisos por megafonía. El alumno que cuente con este servicio de apoyo puede estar seguro de que el intérprete le facilitará esta información, tanto prevista como imprevista. Sin embargo, este servicio no excluye la necesidad de que se ponga en práctica otro procedimiento. Es posible que no se recurra a un intérprete oral durante toda la jornada escolar y puede ocurrir que esta persona se ausente y que no haya ninguna otra personal que le remplace. Los centros escolares deben disponen de un plan alternativo para garantizar que el alumno tenga acceso a los avisos cuando no se encuentra en compañía de su intérprete oral. |
«Los 10 principales»
El 20 de octubre de 2006, un grupo de adolescentes participó en la «sesión de seguimiento de alumnos» de la Conferencia Anual de Otoño del Mainstream Center, celebrada en Springfield, Massachussets. Cuatro adultos jóvenes con pérdida auditiva actuaron como tutores. En una de las actividades, los grupos realizaron listas de los «Diez principales» y todos los integrantes votaron los puntos a incluir en cada lista (señaladas debajo, en negrita).
10 Ventajas principales de tener deficiencia auditiva
1. No tienes que escuchar lo que no deseas escuchar.
2. Puedes dormir en entornos ruidosos.
3. Puedes escuchar música a todo volumen.
4. Puedes utilizarla como excusa para librarte en determinadas situaciones.
5. Puedes apagar el audífono o el implante coclear durante una discusión.
6. Puedes ajustar el equipo dependiendo de la situación (apagar el ruido de fondo).
7. Las pilas duran mucho tiempo.
8. Eres capaz de leer el habla en una fiesta.
9. No te molestan los ruidos.
10. Hace que te sientas especial o singular.
10 Sugerencias principales para un alumno con pérdida auditiva que se matricula en tu colegio/instituto
1. Hacer amigos.
2. Conseguir el apoyo necesario (sistema FM, tomador de notas, etc.).
3. Apuntarse en un club.
4. Mantener una actitud abierta sobre su sordera.
5. Apuntarse en un club deportivo.
6. Defender sus propios intereses.
7. Asegurarse de que entiende a los profesores.
8. Encontrar a alguien en el centro con el que compartir los problemas.
9. Guardar en el centro un juego extra de pilas.
10. No convertirse en el enchufado del profesor (pero si lo desea, puede hacerlo…).
10 Maneras de desahogarse
1. Escuchar música
2. Leer y escribir.
3. Gritar … debajo del agua.
4. Hablar con amigos.
5. Conducir.
6. Pelear con la almohada.
7. Hacer ejercicio (pasear, correr, montar en bici, etc.).
8. Tener un animal de compañía.
9. Llorar.
10. Ver películas.
Siguiendo la corriente: Ayudar a los alumnos a tomar las riendas
Por la profesora y autora Claire Blatchford,, Clarke Mainstream News, 2007: Vol. 26, no. 5.
«¿En qué puedo ayudarle?» Donna Shorter me preguntó al entrar a su oficina en el instituto de Northampton. La pregunta se reflejaba también en la mirada fija de sus ojos marrones, en la firmeza con la que estrechó mi mano y en la sensación de calma que transmitía.
Le dije que tenía varias preguntas y nos sentamos una frente a la otra. Lo pequeño y estrecho que era el espacio, aunque no era en ningún caso frío, me recordaba a un consultorio. Es decir, un lugar al que acude una persona que necesita ayuda.
A pesar de que Donna sabía de antemano que yo iría a entrevistarla y aunque más tarde comentó que había hablado ella todo el tiempo, estaba claro desde el principio de nuestra conversación que esperaba que yo la dirigiera. Y en seguida descubrí que esa era la clave de lo que lleva haciendo durante veintidós años con adolescentes con discapacidad auditiva.
El título oficial de Donna es «profesional de apoyo»; sin embargo, «entrenadora» parece adecuarse más a lo que hace. Todos los alumnos con discapacidad auditiva —ahora mismo hay cinco— tienen reservado en su agenda un tiempo con ella. Algunos van una hora al día, para otros, en su mayoría de los últimos cursos, una hora de vez en cuando es suficiente.
Cuando Donna empezó, asumió que el objetivo era apoyar a los chicos según sus necesidades. Después decidió cambiar el enfoque haciendo que identificaran, no sólo lo que les resultaba difícil, sino también que destrezas y habilidades requerían y en las que necesitaban más ayuda. Ayudarles a auto-dirigirse de esta forma requiere bastante entrenamiento. Priorizar y administrar el tiempo son dos de los aspectos a tener en cuenta.
«Pregunto al alumno: ¿Cuánto tiempo le damos a cada asignatura hoy? ¿Diez minutos a álgebra? ¿Quince minutos? ¿Qué es lo más importante?».
La tormenta de ideas en común para buscar posibles soluciones a problemas, tanto de dentro como de fuera de clase, es otro aspecto de su enfoque. Dice que, en el pasado, habló con los profesores sobre dificultades que habían aparecido, pero ahora empuja a los alumnos a defenderse por sí solos. Está convencida de que los mejores resultados llegan cuando el alumno puede hablar por sí mismo con el profesor.
Los alumnos sordos pueden optar por hacer los exámenes con ella en su oficina en lugar de hacerlo en clase. Ella habla de ayudar a llenar «los huecos», por ejemplo, explicando los requisitos, algunos detalles de los acontecimientos del instituto y otros que se hubieran escapado en clase. Un ejemplo de esto último ocurrió el día anterior cuando uno de los alumnos le daba vueltas a un término que había escuchado en inglés.
«Señorita Shorter,» preguntó, «¿qué es un «chore boy» [chico de los recados]?».
Después de una explicación más profunda Donna se dio cuenta de que el término era «choir boy» [chico del coro] y no «chore boy».
Que este alumno pudiera, sin avergonzarse, expresar su confusión, demostró, no sólo su habilidad para tomar las riendas, sino que también dejó ver el ambiente de confianza que ella le transmite, al igual que a los demás. Sé por mi propia experiencia lo fácil que puede ser retroceder cuando me da miedo admitir que no lo estoy «pillando».
Donna dijo que algunos de los alumnos con discapacidad auditiva con los que ha trabajado, al principio, no se sienten cómodos teniendo que tomar decisiones sobre cómo utilizar su tiempo con ella. Pero van ganando confianza y aprendiendo a dominarlo a medida que van pasando de curso. Conocen los detalles de su Documento Individualizado de Adaptación Curricular y ella les recalca que, el éxito del programa, realmente depende de lo que se involucren. Me lo explicó de la siguiente manera:
«¿Obtienen toda la información en todo momento? Casi seguro que no. ¿Quieren tener toda la información en todo momento? No. Todos ellos se toman, y necesitan, algún descanso. Aprenden a suponer lo que necesitan, y todos ellos cometen errores en lo que deben poner atención. En conclusión, eso es para lo que sirve un Documento Individualizado de Adaptación Curricular. Mi meta es que aprendan a tomar buenas decisiones individuales para cada situación».
La opinión de Donna sobre el uso de apoyo en clase es que «ellos eligen lo que necesitan dependiendo de la clase en la que estén y en el momento de sus estudios en el instituto en el que están (desde novatos hasta antiguos alumnos). Los sistemas de FM son una cuerda de salvación para los chicos a los que les funciona, pero tenemos muchos servicios distintos para que los aprovechen. Esto no es algo que hayamos planeado con anterioridad, así es como se han desarrollado las cosas. Por lo que oigo a los chicos generalmente les gusta más cuando el profesor se esfuerza por trabajar con ellos, cara a cara, repitiendo, resumiendo lo que dicen otros alumnos, escribiendo en la pizarra, compartiendo apuntes y usando el retroproyector».
A la pregunta de si los alumnos saben cuándo tienen los demás dificultades para entenderles, ella dice que sí, lo saben perfectamente. Cuando un profesor no está cómodo con la pérdida auditiva y no son capaces de plantearlo, Donna sugiere al alumno que le mande un correo electrónico. Dice que, a veces, aunque muy esporádicamente, ella sabía que algo «no iba a funcionar con este alumno o con este profesor». También dice que los alumnos con los que ha trabajado han tenido «bastante buena dicción» y una niña con acento extranjero conseguía que la gente le entendiera. «Simplemente lo seguía intentando. ¡Nunca se daba por vencida!»
Cuando le pregunto qué es lo que considera más gratificante de sus veintidós años al lado de adolescentes con discapacidad auditiva, la respuesta de Donna es inmediata: «¡Ver a los niños crecer! Ha sido una oportunidad maravillosa». Añade que ha visto muchos cambios debido al implante coclear, y a que las escuelas están obligadas a aceptar niños con discapacidad auditiva, gracias a los avances legislativos.
Cuando le pregunto por lo que le resulta más frustrante, piensa un momento antes de contestar: «A veces me siento desilusionada cuando se conforman con tener menos información de la que reciben los niños oyentes. Lo hacen por falta de curiosidad o porque requiere de mucho esfuerzo. Nos olvidamos de todo lo que reciben los niños oyentes sin ningún esfuerzo».
Después añade modestamente: «Intento recordar que cada individuo es único».
Mientras camino hacia mi coche después de hablar con ella, sé que su habilidad para ver a cada alumno como alguien único y para creer en lo que ve, es lo que les permite tomar las riendas de lo que hacen. Con la ayuda de Donna, descubren sus fortalezas al igual que sus debilidades, aprenden a administrar el tiempo y a priorizar, encontrando el coraje para defenderse a sí mismos y aprenden a no avergonzarse de las necesidades, o de las meteduras de pata, como individuos con discapacidad auditiva. En ese momento no me hubiera importado volver a ser una adolescente, ¡pero en su instituto!.
Los deportes le ayudaron a aprender lecciones sobre la vida
En numerosas ocasiones, los alumnos nos cuentan que la participación en actividades extraescolares les ha ayudado a integrarse en la vida social de su comunidad escolar y a probarse a si mismos como personas que tienen mucho que ofrecer y a no ser conocidos sólo como «el niño sordo». Cuando le preguntamos a Ethan, que estudia actualmente primer curso en el Instituto de Tecnología Rochester, sobre su experiencia durante el bachillerato, fue evidente por sus respuestas que los deportes le ayudaron a integrarse y a otras muchas cosas. Le ayudaron a fortalecer su personalidad y le prepararon para enfrentarse a la vida fuera del colegio. Éstas fueron sus respuestas:
¿En qué te ayudó participar en actividades deportivas? ¿Qué aprendiste de ti mismo?
Se aprenden muchas cosas participando en actividades deportivas. Sobre todo, lecciones sobre la vida y a conocerte a un nivel más profundo. Por ejemplo, la lucha libre es el deporte más difícil que he practicado en mi vida pero, cuanto más lo practico, más sólidas son mis convicciones. Básicamente, te ayuda a creer más en ti mismo. De todas formas, los deportes NO LO SON TODO. Los deportes son una de las muchas maneras que te ayudan a encontrarte a ti mismo. Ponen a prueban tu forma física, tu disciplina y tu espíritu.
¿Cuáles fueron los problemas de comunicación con los que te encontraste? ¿Cómo trabajaste con tus entrenadores para hacerles frente?
En ocasiones, hay personas que hablan demasiado rápido o no pronuncian con claridad. Si no les entiendo, les pido que repitan lo que han dicho. Otras veces, soy yo el que habla demasiado rápido y son ellas las que me piden que repita. Incluso cuando no me lo piden, suelo preguntarles, «¿Me entiendes?» de una manera respetuosa. Todos mis entrenadores saben que puedo leer los labios con gran facilidad, pero a veces emplean signos con las manos para que les entienda con mayor rapidez. Hay que tener en cuenta que no puedo llevar el implante coclear durante los partidos de fútbol o los combates de lucha libre, por el casco y los protectores. Les hablo de mi sordera y de las mejores formas de comunicarse conmigo. Es mejor hacerlo directamente desde el principio.
¿Tuviste algún problema con tus compañeros de equipo y cómo lo solucionaste? ¿Qué fue lo que te ayudó a sentir que formabas realmente parte del equipo?
Sí, pero no tuvo nada que ver con mi sordera. Algunos de mis compañeros de equipo se mostraron hostiles porque jugaba mejor que ellos, pero nunca les traté mal. Siempre me llevo bien con mis compañeros y trato de encontrar la manera de solucionar los problemas que existan entre nosotros e incluso les ayudo con sus propios problemas. Siempre pueden contar conmigo y yo puedo contar con ellos. En mi opinión, el respeto, la disposición y el sentido del humor son las mejores maneras de ganarte el respecto de tu equipo e incluso el del equipo contrario. Fui un luchador conocido en mi área y no sólo por mi rendimiento. También lo era por el sentido del humor y la actitud que tenía cuando peleaba contra otros equipos y también fuera de la temporada. RECUERDA que siempre tienes que tener una línea de comunicación clara. Si no entiendes algo, ¡HÁZSELO SABER! Les ayudará a entenderte mejor y a entenderles mejor por tu parte.
¿Puedes ofrecer algún consejo que ayude a los entrenadores a trabajar con un alumno con pérdida auditiva?
Deben cerciorarse de que el alumno entiende claramente su mensaje antes de salir a cumplir su cometido o misión. Los signos con las manos funcionan, pero hay que dedicar al alumno un poco de tiempo y practicar, además de enseñar a algunos de los compañeros de equipo a comunicarse con él durante los partidos. Deben recordar que el alumno no puede escucharles con la misma claridad que otras personas. Si no actúa de la manera esperada, deben llamarle, explicarle la situación y enviarle de nuevo a jugar. Ésta sería una de las maneras de actuar. Además, deben asegurarse de que puede leerles los labios con claridad.
Si nos remontamos a tu etapa de bachillerato, ¿de qué logros te sientes más orgulloso?
Diría que fue un honor convertirme en un luchador. También jugué al fútbol pero, en lo más profundo de mi ser, soy un luchador, nada más y nada menos. Es por lo que me conoce la gente de mi colegio y de mi clase. Siempre tendré un lugar en mi corazón por la lucha libre. Además, se me conoce en el colegio por mi personalidad amistosa y porque me entusiasmo con facilidad, así es que suelo llevarme bien con todo el mundo. Me motiva también hacer realidad mis sueños.
¿Puedes dar algún consejo a los niños que acaban de iniciar su experiencia en el sistema educativo ordinario?
¡QUE SEAN ELLOS MISMOS! Se lo pasarán mejor siendo ellos mismos que tratando de ser alguien distinto. Deben tratar de ser amistosos y de tener sentido del humor. Deben hacer lo que consideren que está bien y olvidarse de hacer cosas estúpidas para impresionar a alguien. Además, deben hablar con los entrenadores y los profesores. ¡Cuánto más estrecho sea el vínculo que desarrollen, más se preocuparán y les ayudarán! Deben recordar que los centros ordinarios son normalmente más grandes que Clarke School u otros colegios pequeños, por lo que el personal no tiene relaciones tan estrechas con los alumnos. No deben sentir miedo de hablar con ellos. Además, es bueno tener una serie de objetivos en la vida, porque te ayudan a centrarte más en el futuro. Me va bastante bien y la razón es que me he propuesto una serie de objetivos que quiero lograr. La mayoría de las lecciones las he aprendido de los errores cometidos, lo que me han hecho una mejor persona y un líder en la vida.
Ethan se graduó en Clarke School for the Deaf en 2002 y pasó al sistema educativo ordinario, matriculándose en bachillerato. Tiene un gran interés en desarrollar su carrera profesional en el área de la política militar y pública.
Yo determino quién soy
por Jeanna
Crecí en un mundo oyente así que no comprendía realmente que había «otros» como yo ahí fuera. Me llamo Jeanna y estoy en el primer año de instituto. Siempre he sido la única alumna de mi colegio con pérdida auditiva. Vivo con mis padres y mis tres hermanas, todos oyentes. Mientras crecía, copiaba todo lo que mi gemela, Johanna, hacía. Cuando tenía dos años, mi vocabulario no estaba tan desarrollado como el de mi hermana así que mis padres sospecharon que debía haber algún problema con mi audición. Tuve mis primeros audífonos con dos años y medio y los llevo desde entonces. Solía pensar que mi pérdida auditiva era una enfermedad y que se podía curar. Con ocho años, me di cuenta de que mi pérdida auditiva se quedaría conmigo el resto de mi vida.
Para mí, mi pérdida auditiva no determina lo que soy. Nunca me ha evitado alcanzar mis metas o disfrutar de la vida. Desde que era pequeña, me ha encantado todo lo que tuviera que ver con el mar. Mi meta es ir a la universidad y convertirme en bióloga marina. Me gusta jugar al fútbol, correr con mi perra, Belle, nadar, hacer esquí de fondo, leer, montar en moto con mis hermanas (es como una moto de campo pero más pequeña y hecha para conducirla en pista en lugar de por caminos campo a través) y salir con mis amigas. Nunca he sentido mi pérdida auditiva como algo vergonzoso o difícil de explicar. He aprendido a defenderme a mí misma. Para mí, el problema auditivo es algo que tengo, y nada más.
No hace falta decir que mi pérdida auditiva no me ha hecho la vida más fácil. El pasado agosto tuve que hacerme un molde nuevo. Tomaron la impresión para hacer el molde, pero cada vez que llegaba el nuevo molde no se ajustaba bien al oído. Después de otras cuatro impresiones, otros tantos moldes y una empresa distinta, finalmente en marzo recibí un molde que se ajustaba bien. Durante ese tiempo, estuve usando mi viejo molde y tuve que luchar contra el pitido (recebamiento) todos los días, las horas de colegio me resultaban muy difíciles. No puedo oír las alarmas de incendio así que, un día, saltó la alarma y si mi amiga no hubiese venido a buscarme, me hubieran dejado sola en el edificio. Algunas veces, los profesores me han regañado por apagar mi audífono cuando en realidad estaba ajustando el volumen. Como no tengo audífonos resistentes al agua, me resulta difícil practicar deportes cuando llueve o nieva. Ir al cine con mis amigas sería mejor si pudiese entender lo que dicen. Este verano fui monitora en un campamento durante una semana. Cuando llegué, tenía el pelo suelto, así que me trataron igual que a cualquier otro monitor. Al día siguiente, hacía calor así que me recogí el pelo y cuando la gente vio mis audífonos, empezaron a tratarme como si necesitara ayuda o no fuera capaz. Pero después de dos días, todo el mundo en el campamento pudo ver que no era diferente a los demás.
Mi pérdida auditiva también me ha proporcionado algunos momentos divertidos. Una vez mi perro se comió mis audífonos. ¡Estaba completamente aterrorizada! ¡Gracias a Dios que era el último día de garantía! Tengo un reloj que reproduce música y un día ¡empezó a sonar la música cuando estaba en el salón de actos con todo el colegio! Y yo ni siquiera me di cuenta. Todo el mundo empezó a reírse y finalmente mi amiga me dijo que mi reloj era el culpable. ¡Qué vergüenza! Otra vez mientras hacía las tareas de clase, escuché a mi profesor hablar en un lenguaje inapropiado. No me había dado cuenta de que había salido al pasillo, así que no había apagado mi sistema de FM. En otra ocasión, dejé a mi amiga hablar por el micro desde otra clase, ella hizo un comentario gracioso sobre el profesor y empecé a reírme. Olvidé que yo estaba en una clase diferente. Me he metido en la ducha con los audífonos puestos, como os habrá pasado a muchos de vosotros. Llevar audífonos puede hacer la vida divertida a veces.
Creo que tengo suerte por haber tenido tanta gente que me ayuda con mi problema auditivo. En primaria, tuve a la señorita Gaylock que comprobaba mis audífonos todos los días, avisaba de los problemas y me conseguía cosas como pilas para los audífonos. Ahora la señorita Devoe hace lo mismo por mí en el instituto. Tengo amigos que me ayudan siempre que pueden. Hacen cosas como ayudarme a coger apuntes en clase o decirme cuándo suena el timbre. Por último pero no menos importante, tengo a Susan Phelps y a mi madre y mi padre que siempre se aseguran de que las cosas me vayan bien. Son mis apoyos principales. Susan es una profesora de audición y lenguaje que ha trabajado conmigo desde que tenía dos años y medio. Me ha ayudado a escuchar y aprender sonidos y a hablar. Ahora que ya no trabajamos en los sonidos ni en el habla, me ayuda a repasar y a prepararme para clase. Y hace poco se convirtió en mi vecina. Ahora ella tiene que tratar más conmigo (jeje). Mis padres siempre me han apoyado. Como aquella vez que el perro masticó mis audífonos, mis padres llamaron directamente al Clarke School y me consiguieron unos audífonos provisionales al día siguiente y me compraron unos nuevos a las tres semanas. Mis padres se han implicado siempre mucho con mi colegio y mis profesores. Van a las reuniones y llaman mucho para asegurarse de que en la escuela me dan el apoyo que necesito. Son pacientes conmigo cuando me siento frustrada. Se aseguran de que soy capaz de hacer todo lo posible. Mis padres me quieren y sólo quieren lo mejor para mí. Tengo mucha suerte de tener tanto apoyo.
No pienso mucho en mi discapacidad auditiva. No me controla ni me define. Sólo es parte de mí. Yo determino quién soy. Mi audición no es un problema. Es verdad que tiene sus más y sus menos, pero no me impide hacer amigos o hacer deporte. No me impide hacer mi vida. Quiero vivir mi vida al máximo y no permitir que nada me desanime.