Revisión de los deberes: ¿Cómo se organiza su alumno?
Los deberes escolares son una continuación de lo aprendido en el aula. Es una oportunidad para repasar y aplicar las ideas y habilidades aprendidas en clase. Los deberes para casa de cualquier alumno deben estar relacionados con los aspectos fundamentales y deben poder ser resueltos por el propio alumno. No por tener una pérdida auditiva su alumno se va a sentir siempre perdido o confuso cuando por la tarde se enfrenta a los deberes y no todos los alumnos necesitan ayuda extraescolar de manera permanente. No obstante, es importante saber cuáles son las áreas más problemáticas para cada alumno y la manera de abordarlas. En estas fechas en que nos acercamos a la evaluación trimestral es un buen momento de comprobar cómo se organiza su alumno a la hora de los deberes y determinar si es necesario realizar algún ajuste que le pueda beneficiar.
Los retos
Escuchar a través de una prótesis auditiva no afecta a la inteligencia del alumno pero sí influye, en mayor o menor medida, en los conocimientos previos sobre las diferentes materias y en las habilidades de lenguaje. Todos estos factores tienen relación con la capacidad del alumno para realizar adecuadamente los deberes. Una determinada tarea puede basarse en unos conocimientos previos que el alumno no ha tenido oportunidad de adquirir a través del aprendizaje incidental. Una menor exposición al vocabulario y a las estructuras gramaticales complejas puede repercutir en la capacidad del alumno para entender las preguntas y enunciados de los deberes. También puede repercutir en la velocidad que el alumno precisa para razonar de manera crítica y formular las respuestas. Incluso si el alumno se maneja bien en estos aspectos, siempre corre el riesgo de perder una determinada información o de que no la interprete correctamente. Si el alumno no escucha correctamente las instrucciones en clase, se encontrará con dificultades más adelante o cuando se enfrente a los deberes.
Cómo se le puede ayudar
En su artículo “Cinco estrategias para ayudar a los alumnos con discapacidad a la hora de hacer los deberes escolares (ERIC/OSEP Digest nº E608, marzo de 2001), Cynthia Warger describe las estrategias basadas en investigaciones que han resultado eficaces para mejorar los resultados en los deberes escolares. Las estrategias analizadas por Warger siguen teniendo una gran relevancia y en este artículo se han adaptado para los alumnos con pérdida auditiva.
Cuando dé las instrucciones, hágalo despacio y de manera clara. Es frecuente que los alumnos tengan dificultades con los deberes porque no han entendido correctamente las instrucciones. Las siguientes estrategias facilitarán que las instrucciones queden claras:
• Escriba la tarea y la fecha de entrega en la pizarra, recuérdela con frecuencia y no la borre hasta que haya pasado la fecha de entrega.
• Sea preciso a la hora de dar instrucciones y siempre que necesite realizar cualquier modificación posterior. No anuncie cambios en una tarea en el último minuto o en momentos, como por ejemplo, cuando los alumnos están charlando o esperando a que suene el timbre para salir de clase. Primero asegúrese que el alumno le está prestando atención auditiva y visual.
• Recomiende al alumno que anote en un cuaderno o en la agenda las instrucciones específicas o alguna palabra clave que le ayude a recordar lo que debe hacer.
• Permita que el alumno inicie la tarea y compruebe que ha entendido lo que tiene que hacer antes de que salga de clase. ¿Puede su alumno explicarle a usted lo que tiene que hacer?
• Revise periódicamente las consignas para la realización de los deberes de casa. Facilite esta información por escrito a los alumnos, a los padres, a los profesores de audición y lenguaje, profesores de apoyo, tutores y personal extraescolar (cualquier persona que les ayude con los deberes) y asegúrese de que todos conocen dónde se pueden encontrar los deberes en la plataforma online.
Considere la posibilidad de introducir algunos ajustes que ayuden a los alumnos con pérdida auditiva. Los comentarios del propio alumno y los de las personas que le ayudan le servirán para determinar si es necesario introducir algunos cambios en los deberes escolares. ¿Es capaz el alumno de finalizar las tareas en un plazo de tiempo razonable o tarda bastante más de lo esperado? ¿Qué cantidad y qué tipo de ayuda necesita normalmente el alumno? ¿Hay determinadas tareas que le resultan más difíciles que otras? Una vez identificadas las dificultades, una o varias de las siguientes indicaciones pueden resultar beneficiosas para el alumno:
• Puede ser apropiado modificar la cantidad de tareas, asignar menos o cambiar el formato o la forma de presentar las instrucciones.
• Considere la posibilidad de facilitarle ayuda individualizada. Algunos alumnos, únicamente necesitan una aclaración de las instrucciones. Algunos pueden requerir una ayuda extra en una destreza en concreto o en un área de contenido en particular. Otros necesitarán ayuda con el vocabulario que no conocen, con las expresiones lingüísticas y los conocimientos de base relacionados con los deberes que tiene que hacer. El profesor de audición y lenguaje suele desempeñar un importante papel al asegurarse de que el alumno dispone de la información necesaria para realizar los deberes correctamente. También realiza la labor de transmitir a los miembros del equipo (tutor, familia, profesores de apoyo, etc.) las estrategias que resultan eficaces en las sesiones individuales con el alumno y que, por tanto, se pueden aplicar en clase o en casa.
• Contemple la posibilidad de contar con la ayuda de un compañero-tutor o un grupo de estudio. Haga un seguimiento de cerca para que los deberes sean una manera para que el alumno participe y aprenda y no para que se dedique a copiar sin más, debido a las dificultades a la hora de comunicarse.
• Proporcione herramientas de aprendizaje (la calculadora, un diccionario). Asegúrese de que están disponibles las herramientas necesarias en internet. Por ejemplo, un profesor de inglés de secundaria publica enlaces de tutoriales en YouTube que proporcionan una ayuda adicional en técnicas de escritura, seleccionando únicamente aquellas que incluyen subtítulos.
• Facilite apuntes que sean buenos. La mayoría de los alumnos con pérdida auditiva no son capaces de tomar sus propios apuntes en clase porque es prácticamente imposible escuchar, realizar lectura labial y escribir al mismo tiempo. Establezca un sistema de toma de apuntes, recurriendo a un compañero o a un adulto que se encargue de esta tarea, de manera que el alumno tenga acceso todos los días a unos apuntes correctos y bien organizados. Asegúrese de que la persona encargada de tomar los apuntes sabe que debe incluir detalles concretos sobre los deberes escolares y las opciones para subir nota.
• Si es necesario, realice anotaciones en un lenguaje o vocabulario más sencillo encima de las palabras/frases en aquellas preguntas de los deberes que puedan resultar confusas.
• Haga adaptaciones a la hora de evaluar. Por ejemplo, en una tarea de redacción, se puede dar un punto por el contenido y las ideas y otro punto referido a la gramática.
• Facilite comentarios que motiven al alumno y le proporcionen feedback. Señale lo que el alumno haya hecho bien, las áreas en las que necesite mejorar y sugerencias de cómo lograrlo.
Enseñe técnicas de estudio. No solo deseamos que los alumnos tengan una experiencia positiva realizando trabajos fuera de clase, sino que adquieran cada vez una mayor autonomía. La enseñanza de técnicas de estudio se debe acompañar de aquellos ajustes que se consideren apropiados. Existen muchas formas de promover buenos hábitos de estudio fuera de clase:
• Elija un lugar tranquilo y organizado para que el alumno trabaje. Si asiste a clases extraescolares, lo hará probablemente con muchos otros. Incluso cuando exista un horario fijo en el que los alumnos hagan los deberes, puede haber demasiado ruido de fondo para que el alumno con pérdida auditiva sea capaz de trabajar de manera adecuada. Localice un lugar tranquilo en el que el alumno pueda trabajar y que, al mismo tiempo, pueda tener acceso a la ayuda de un adulto cuando la necesite.
• Elija un momento en el que el alumno sea capaz de concentrarse y tenga determinación para realizar los deberes. El alumno puede estar agotado por el esfuerzo por mantener el ritmo de la comunicación en clase y necesitar un descanso. Empezar a hacer los deberes inmediatamente después de salir del colegio puede no ser apropiado en el caso de algunos alumnos.
• Ayude al alumno a desarrollar un plan para realizar tareas que requieran varios pasos. Dividir una tarea compleja en pasos más pequeños y más manejables ayudará a que resulte menos complicada. Es posible que a algunos alumnos les ayude dividir también las tareas que llevan menos tiempo en pequeños pasos.
• Ayude al alumno a que aprenda a pedir ayuda cuando la necesite. Un alumno puede tener dificultades en una tarea y no saber cómo explicar en qué consiste su problema. El adulto puede ayudar al alumno a explicar qué es lo que no entiende y la manera en la que puede acercarse a un profesor para que se lo aclare. De esta forma, el alumno aprenderá a darse cuenta cuando no entiende algo y a dar a entender detalles concretos de los deberes que le resultan difíciles, en lugar de limitarse a decir: “no sabía lo que había que hacer”.
• Ayude al alumno a que por rutina repase de manera minuciosa los deberes antes de entregarlos.
• Fomente el uso de un calendario escolar. Realizar listas, anotar fechas de entrega y asignar tiempos para las tareas son actividades que ayudan a que los deberes sean menos agobiantes. Los calendarios sirven para planificar tareas a largo plazo y reservar tiempo para estudiar los exámenes. Pueden también ser una herramienta concreta para evaluar el desempeño del alumno a la hora de organizar su estudio. Pueden ser revisadas con la ayuda de un adulto para identificar lo que hace bien, lo que tiene que mejorar y aquello que no está funcionando.
Todos los alumnos se benefician cuando las cosas se hacen siempre de la misma manera y cuando saben con suficiente antelación lo que tienen que hacer, pero esto es especialmente importante en el caso de los alumnos con pérdida auditiva. En los alumnos más pequeños establecer una rutina y fomentar una actitud positiva hacia los deberes sientan las bases para que puedan enfrentarse en el futuro a más tareas y de mayor dificultad. La enseñanza de técnicas de estudio fomentará en el alumno la confianza en sí mismo a medida que año tras año aprende a ser más autónomo a la hora de organizarse y priorizar lo que sea necesario. Cuando los deberes escolares de un alumno son apropiados, requieren una cantidad de tiempo y un esfuerzo razonables sirven para reforzar eficazmente sus destrezas. Las tareas que son demasiado difíciles o llevan demasiado tiempo no sirven más que para que los alumnos se desanimen y disminuya su autoestima. La clave es conseguir el equilibrio de manera que, por un lado, el alumno aprenda el valor de los deberes y desarrolle el sentido de la responsabilidad y, por el otro, disponga de tiempo libre para dedicarse a sus aficiones y para liberarse de la tensión acumulada durante la jornada escolar.
Un buen acceso a las presentaciones de los compañeros de clase
Desde preescolar a secundaria, es frecuente que los alumnos expongan por turnos en clase. Estas situaciones pueden ser particularmente difíciles y un alumno con pérdida auditiva puede perder el hilo de lo que se está diciendo si no le se le da el apoyo adecuado. Aún cuando un compañero de clase exponga con seguridad ante el grupo y sea ameno, puede que hable demasiado rápido. Otros pueden esconderse detrás de los folios que tienen en la mano y hablar tan bajo que resulte prácticamente inaudible. Tanto si se trata de una intervención breve como por ejemplo las actividades como “Enséñame lo que tienes y cuéntame algo acerca de ello” que se realiza en los primeros cursos, como una presentación de PowerPoint en un aula de secundaria, las siguientes estrategias servirán para asegurarse que el alumno con pérdida auditiva siga el hilo.
Utilice el sistema de FM. Establezca como práctica habitual que el alumno que realice la presentación utilice el micrófono de FM. Cuando un sistema de FM incluye un micrófono para el profesor y un segundo micrófono manual, existen diferentes opciones. El alumno que expone puede utilizar el micrófono del profesor y el micrófono manual se puede pasar entre todos los alumnos del grupo. Si los alumnos realizan su presentación en parejas o en grupos pequeños, haga que utilicen ambos micrófonos, el del profesor y el manual, para que el alumno tenga acceso a todos los que exponen. Antes de cada presentación recuerde a los alumnos la forma correcta de colocar el micrófono y esté pendiente de que se mantenga bien situado. Un alumno que esté centrado en su presentación es posible que no se dé cuenta de que está sujetando el micrófono en una posición demasiado baja, orientado hacia abajo, etc., lo que disminuirá el beneficio que representa para el alumno con discapacidad auditiva la utilización del sistema de FM.
Permita flexibilidad a la hora de sentarse. Anime al alumno a que se sitúe en un lugar de la clase en la que tenga acceso a la información auditiva y visual en las mejores condiciones. Cuando el que expone es un alumno pequeño, es bastante probable que la clase se siente en el suelo. Pídales que formen un círculo o un semicírculo. De esta manera, el alumno podrá ver al compañero que expone, así como al resto de los compañeros que planteen preguntas, sin que nada le interfiera.
Asegúrese de que la posición del alumno que expone es la correcta. Es probable que los compañeros entiendan que el alumno con pérdida auditiva necesita que hablen siempre de cara al grupo. En ocasiones, tratando de seguir esta indicación, el que expone puede situarse, sin darse cuenta, delante de soportes visuales, como un cartel o la pizarra interactiva. Asegúrese de que el alumno que interviene se sitúa de cara a la clase cuando hable, pero al mismo tiempo sin tapar la información que está a la vista.
Establezca reglas para que la comunicación sea fluida. Antes de proceder a las presentaciones de los alumnos, recuerde las reglas básicas para las intervenciones de los que exponen y para los que están escuchando. Los que intervienen en la presentación deben hablar con voz alta y clara, mirando a la audiencia y sujetando el libro o el documento de manera que no se tapen la boca, etc. Explique al resto del grupo los puntos a los que deben prestar especial atención para que posteriormente puedan responder. ¿Espera de los alumnos que planteen preguntas, identifiquen algunas ideas importantes, resuman, compartan un elogio o establezcan relaciones por sí mismos? Haciéndolo como hemos descrito se da estructura a la actividad y se fomenta la escucha activa.
Deje encendidas las luces (al menos, algunas). Las pizarras interactivas (y otros dispositivos tecnológicos similares) se están convirtiendo en la forma preferida de proyectar los datos, como por ejemplo, las diapositivas de PowerPoint, los vídeos, etc. En general se tiende a apagar todas las luces, lo que dificulta que el alumno con pérdida auditiva pueda percibir la cara del que expone con claridad suficiente como para realizar una buena lectura labial. Una fila de luces encendidas o una lámpara dirigida al que expone no comprometerá la calidad de la imagen proyectada en la pantalla. Si el profesor promueve un debate después de una presentación, lo primero que se debe hacer es encender las luces.
Proporcione material por escrito. Haga fotocopias para el alumno con pérdida auditiva de lo que los alumnos vayan a exponer, preferentemente con cierta antelación. De esta forma, lo podrá escuchar mejor, realizará una mejor lectura labial y una mejor comprensión. Considere la posibilidad de proyectar el material impreso en la pizarra para que toda la clase pueda seguir la presentación. Además de ayudar al alumno a seguir la presentación en el momento, los materiales impresos le ayudarán a procesar la información más tarde. Especialmente en los cursos superiores, es probable que se pida a los alumnos que hagan una redacción sobre el tema que se ha expuesto y que se les califique por ello. Cuando no esté preparada a tiempo la copia impresa, pídale a un compañero del alumno o un adulto que tome apuntes de la presentación y realice una copia de la presentación posteriormente.
Modere las intervenciones para hacer comentarios preguntas. Tras la presentación de un alumno, es habitual dedicar un tiempo para que el resto del grupo haga sus comentarios y preguntas. Como en todos los debates en grupo, los profesores pueden moderar este proceso recordando a todos que deben respetar el turno de palabra, dando el turno de palabra al que quiere intervenir y parafraseando los comentarios y las preguntas tras cada una de las intervenciones. Si estuviese disponible un segundo micrófono, recuérdeles que deben utilizarlo en sus intervenciones.
Pregunte al alumno. ¿Cómo se está manejando su alumno en estas situaciones? Comprobar que el alumno ha comprendido lo expuesto en la presentación es una de las claves fundamentales. Formular preguntas que requieran que el alumno aporte información será más eficaz que las del tipo sí/no o en las que no se profundiza lo suficiente. (Una pregunta como “¿Qué te ha parecido la presentación de Tommy?” es probable que suscite una respuesta del tipo “Muy buena”, lo cual no revela nada acerca de lo que el alumno ha comprendido). Otra clave importante es contrastar con el alumno cómo le ha funcionado el acceso a la información durante la presentación. En una conversación privada con el alumno, pregúntele hasta qué punto le resultó fácil/difícil escuchar al compañero que exponía. ¿Qué fue lo que le ayudó a seguir el hilo de la presentación? ¿Qué fue lo más le costó? ¿Qué se podría mejorar en la próxima ocasión? Al interesarse por el alumno de esta manera se le hace saber es un miembro importante en el grupo de clase.
Estimado Wil:
¿Por qué es importante que los niños sepan acerca de su pérdida auditiva y el funcionamiento de sus prótesis auditivas?
Es importante que los niños aprendan acerca de sus prótesis auditivas porque, a medida que vayan creciendo, los profesores no les seguirán tan de cerca y lo que esperan es que sean ellos los que se hagan responsables. También es importante para uno mismo conocer bien el equipo, por si ocurre algún problema que los profesores o los padres no puedan solucionar. Aprendí sobre el sistema de FM y los audífonos que utilizaba fijándome en todo lo que llevan. Mi audiólogo me entregó una hoja con las instrucciones. La puedo consultar siempre que el sistema de FM no funciona correctamente. Localizo el problema en cuestión y pruebo la solución que proponen. Cuando te entregan un equipo nuevo, trata de conocerlo antes de utilizarlo. No hay que tener miedo y pide ayuda si la necesitas.
¿Puedes describir una situación complicada y lo que hiciste para solucionarla?
En ocasiones, soy incapaz de escuchar al profesor cuando hay muchos alumnos en la clase hablando a la vez. El profesor tiene que hablar más alto, por lo que aumenta el volumen que llega a mis oídos y resulta bastante molesto. Lo que hago es pedirles que dejen de hablar porque no puedo escuchar nada y, generalmente, funciona. “¿Podéis dejar de hablar, por favor? No oigo nada”, es una buena manera de pedirlo.
Wil, un alumno de cuarto curso, tiene mucho interés en contribuir a que otras personas comprendan lo que significa una pérdida auditiva. ¿Desea usted o algunos de sus alumnos plantear alguna pregunta a Will? Envíe sus preguntas a clave@oiresclave.org