¡Tómate cinco minutos! La importancia de permitir pequeños descansos a los alumnos con pérdida auditiva
Los alumnos con pérdida auditiva necesitan recargar energía después de períodos prolongados de escucha.
Hacia el final del día la clase se dividió en dos grupos… Yo (su profesora) podía apreciar la cara de la alumna. Miraba fijamente, esforzándose por seguir al profesor. El contraste entre su cara y la de sus compañeros era evidente. La mayoría leía, hacía garabatos o miraba hacia otra parte mientras escuchaba.
En ese momento, ¡pude ponerme perfectamente en el lugar de Ella, la alumna a quien nos vamos a referir! Pude identificarme con ella y con su mirada de concentración. Es probable que haga un buen uso de sus audífonos y es indudable que el profesor se preocupa de que se adapte a la clase y reciba toda la información que necesite. Sin embargo, después de observar su cara al final de la jornada escolar, tengo que decir lo siguiente: desenvolverse en el sistema educativo ordinario no es tan sencillo como puede parecer a primera vista. Imagino que Ella, la alumna con discapacidad auditiva, no veía el momento de poder llegar a su casa, quitarse los audífonos, desplomarse en la cama y dar una cabezada. ¡Era lo que yo hacía!
– extraído del artículo “Recordando el quinto curso” de abril de 2009 de Claire Blatchford en Mainstream News
Hace unos años, Claire Blatchford (autora del artículo, profesora y persona adulta con pérdida auditiva) acompañó durante un tiempo a una alumna de quinto curso. Habiendo estudiado en una época en que los servicios de apoyo eran mucho menores que los actuales, se quedó muy impresionada del grado de compromiso que los profesores mostraban para facilitar a la alumna el acceso a la información y ayudarle a defender sus propios intereses. Entre sus observaciones, sin embargo, se encontraba un elemento clave que persiste a pesar del paso del tiempo: el esfuerzo que se requiere día a día para escuchar con limitaciones a través de un sistema auditivo. En un entorno de aprendizaje basado en la escucha, este esfuerzo añade un nivel adicional de dificultad en prácticamente cualquier actividad, ya sea cuando se participa en una conversación, en una exposición o en un debate. Además, el esfuerzo cognitivo realizado para procesar y entender lo que se oye se complica aún más cuando las condiciones de escucha no son óptimas y cuando aumenta la dificultad en cada una de las tareas.
Si bien los estudios sobre fatiga y pérdida auditiva se han centrado tradicionalmente en personas adultas, recientemente se han publicado estudios en los que se pone de relieve la realidad de la fatiga de los niños con pérdida auditiva. Hornsby, et. al. (2014) analizaron informes subjetivos de cansancio en niños de la misma edad, con y sin pérdida auditiva, utilizando la escala PedsQL MFS (Escala de cansancio multi-dimensional y Calidad de vida de la población pediátrica). Encontraron que los niños con pérdida auditiva se autoevaluaban con una puntuación significativamente superior en comparación con los niños oyentes. Las puntuaciones se mantenían también por encima cuando se les comparaba con niños sin pérdida auditiva pero que padecían enfermedades crónicas, como cáncer, artritis reumatoide, diabetes u obesidad. Esta investigación apenas ha arañado la superficie del problema; sin embargo, concede credibilidad al cansancio al que, con frecuencia, se hace referencia de forma anecdótica.
Además de observar y facilitar apoyo a los alumnos en los centros del sistema educativo ordinario, nuestros logopedas están alertas para detectar signos de cansancio y animan a los profesores del aula a que hagan lo mismo. Las investigaciones sobre el cansancio señalan que éste está en el origen de cambios de comportamiento; son datos importantes porque la fatiga puede malinterpretarse como falta de atención o interés. El cansancio se puede manifestar de diversas maneras, tal como se concluyó en una encuesta informal realizada a nuestro personal. Algunos alumnos dan la impresión de estar agotados físicamente. Pueden empezar a “hacer el tonto” y hablar demasiado cuando simplemente lo que les pasa es que son incapaces de escuchar una palabra más. Otros alumnos incluso se muestran llorosos y frustrados. Otros no muestran signos externos evidentes de cansancio, pero intervienen menos en los debates, especialmente al final de períodos prolongados de clase. Otros síntomas adicionales son la desconexión, la irritabilidad, la frustración, la apariencia de estar distraído, ausente o no en sincronía con lo que se está haciendo y una dificultad que va en aumento para seguir las indicaciones que se dan.
Por lo tanto, tiene sentido que nos preocupemos de que los alumnos con pérdida auditiva tengan la oportunidad de recuperarse después de períodos prolongados de escucha. En nuestra experiencia, varía mucho la manera y el momento en que los alumnos deben hacer una pausa en la escucha pero todos se benefician cuando se planifican tiempos de descanso y se dan orientaciones a los profesores para que identifiquen cuando llega el momento en el que lo necesitan. Algunos alumnos son capaces de comunicarlo ellos mismos a los profesores y otros necesitan orientación y apoyo para aprender a identificar qué es la fatiga y cuáles son las mejores estrategias para combatirla. En otro artículo de Mainstream News, Claire Blatchford hacía hincapié en que incluso los niños más pequeños responden de manera innata al cansancio autoprotegiéndose:
¿Es consciente un niño con pérdida auditiva de cuándo está exhausto y necesita un descanso? A los seis años, yo lo era. No decía: “estoy muerta”. Eso lo aprendí más tarde. Sin embargo, sabía cuando debía dejar de seguir intentando “ver todo/escucharlo todo”. Me iba a mi cuarto o a otro lugar donde pudiera estar sola para reponer energía y poder seguir adelante. En pocas palabras, la persona que se hace responsable de su pérdida auditiva es consciente de cómo influye en su cuerpo y en su salud, y la manera de protegerse (extraído del artículo el artículo “Hacerse responsable de la pérdida auditiva propia” de marzo de 2009).
La capacidad de expresar y mitigar los efectos del cansancio de una manera más elaborada es de suma importancia. Podemos ayudar a los alumnos a adquirirla con el tiempo.
A continuación se ofrecen algunos ejemplos de cómo se pueden facilitar períodos de descanso en la tarea de escuchar a alumnos de diferentes cursos:
• Entregamos a una alumna de segundo curso tres palitos de helado que guarda siempre en su pupitre. Cuando desea realizar una pausa, pregunta a la profesora y le entrega uno de los palitos. Cada pausa dura cinco minutos y utiliza un temporizador visual para contabilizar el tiempo. La profesora silencia el sistema de FM y la alumna se dirige a la zona de biblioteca del aula para leer tranquilamente. Además, se trabaja con ellos la importancia de las pausas y los momentos en que no resulta apropiado realizarlas (por ejemplo, no se pueden realizar cuando se está empezando a explicar un tema). Un alumno de tercer curso sigue un sistema similar y, además, ha preparado una ficha destinada a los profesores sustitutos para no dejar de tener estos descansos tan necesarios cuando el tutor se encuentra ausente.
• Una alumna de cuarto curso realiza descansos a lo largo del día lo que le ha supuesto una ENORME diferencia. Solía desconectar y sentirse realmente frustrada, pero realizar pausas en la escucha le ha servido de ayuda. Preparé unas fichas con una imagen que representara descanso y sirviera como señal para que las utilizara cuando necesitara una pausa. Sus profesores también incorporaron descansos a lo largo de la jornada escolar tras prolongados periodos en los que tenía que estar escuchando, como las clases de matemáticas. Durante los descansos, apaga el sistema de FM y anda por el pasillo, generalmente para tomar un vaso de agua.
• En el caso de un alumno de quinto curso con pérdida auditiva, siempre que el profesor necesita hacer fotocopias o entregar un impreso, suele pedirle que sea él quien lo haga, lo que le sirve de descanso. En el pasillo existe un asiento especial junto a la ventana que se utiliza como zona de descanso en la que el alumno puede hojear un libro y descansar un rato.
• Para ayudar a un alumno de secundaria a identificar el momento apropiado para realizar una pausa, los profesores le suelen decir “tómate cinco minutos” tras periodos largos de clase. Es la señal para que el alumno sepa que puede desconectar durante algunos minutos sin perder ninguna información importante. La señal para empezar a escuchar de nuevo es: “vale, ¡seguimos con la clase!” Este alumno prefiere quedarse en el aula durante las pausas y agradece este tipo de consignas porque no se siente marcado, ya que son consignas que se utilizan con todos los alumnos. Los profesores opinan que beneficia al conjunto de la clase, ya que todos los alumnos necesitan realizar un pequeño descanso que les ayude a centrarse de nuevo en la siguiente parte de la clase.
• Tengo un alumno de secundaria que puede elegir los momentos apropiados para realizar un descanso y tiene permiso para ir al “baño” (por ejemplo, andar por el pasillo y volver) una vez en cada clase, según lo necesite, siempre que no sea el momento en el que se están dando instrucciones importantes. No siempre hace un descanso en cada clase, pero se siente mejor sabiendo que PUEDE hacerlo si lo necesita.
• Lo que más fatiga a una alumna de bachillerato que tengo es atender a una exposición durante un período de tiempo prolongado, aunque también depende del ritmo (al que se hable). Si no está familiarizada con el contenido, el vocabulario es nuevo en su mayor parte o si el profesor imparte la clase a un ritmo rápido, se fatiga con mayor rapidez que cuando el ritmo es más lento y la clase se divide en diferentes actividades (por ejemplo, exposición, trabajo práctico, trabajo en grupo y trabajo individual). Ahora llevamos un tiempo incidiendo en la manera apropiada de hacer un descanso cuando se lleva tiempo escuchando (una visita al aseo, un paseo por el pasillo, ir a beber un vaso de agua o simplemente no prestar atención a lo que se está diciendo en el aula) ya que sólo necesita unos cinco minutos para reponer energía.
• Puede representar una diferencia significativa, cuando se trata de alumnos de secundaria, que los horarios estén dispuestos de una manera organizada, en lugar de que estén de forma aleatoria. Una adecuada distribución de la ocupación de las salas de estudio, las asignaturas optativas o las clases de educación física entre los períodos académicos que requieren mayor esfuerzo, facilitan por sí solos periodos de descanso. Si hay una asignatura en concreto que le resulta más difícil a un alumno, es preferible programar la clase en aquellos momentos en los que se encuentra con más energía en vez de al final de la jornada que ya estará más cansado. La selección minuciosa de los profesores también puede marcar una diferencia importante. Conviene elegir a profesores que pronuncian con claridad, ayudan a estructurar y predecir la información, cuidan el ritmo al que explican en vez de a aquellos que hablan demasiado rápido o tienen un acento marcado, un enfoque en las clases improvisado e impredecible o que son más tolerantes al murmullo de clase durante las explicaciones,… Cualquiera de estas circunstancias que hemos descrito en último lugar hacen que escuchar sea bastante más problemático.
El cansancio no va a eclipsar todas las actividades que nuestros alumnos con pérdida auditiva se propongan realizar, pero debemos tener siempre en cuenta que escuchar les supone un esfuerzo. Un aspecto esencial en el apoyo que se les debe dar es ayudarles a que sean conscientes de que los cambios en su comportamiento o en cómo se sienten, se pueden deber al cansancio. Además, son numerosas las circunstancias que aumentan su vulnerabilidad frente al cansancio. Un alumno que suele desenvolverse bien puede acabar exhausto al final de la mañana debido a la rotura de su audífono o a un mal funcionamiento del sistema de FM. Un alumno que acaba de empezar secundaria puede mostrar signos de cansancio al tener que atender a cuatro o cinco profesores diferentes a lo largo de la jornada, en lugar de escuchar a un solo profesor como ocurre en primaria. Enseñar a nuestros alumnos a reconocer en ellos mismos los signos de cansancio y cuándo es el momento de realizar un descanso les será de gran ayuda tanto en el aula como fuera de ella.
En pro del acceso a la información: una solución para mejorar el acceso a los anuncios por megafonía en el instituto
En la mayoría de los centros educativos, el sistema de megafonía es el medio principal para difundir los avisos. Sin embargo, la mala calidad del sonido, no tener el apoyo de la lectura labial, el ruido de fondo, que la persona hable demasiado rápido o titubee… todos estas circunstancias propician que los anuncios por megafonía sean prácticamente imposibles de entender para los alumnos con pérdida auditiva. Un alumno que es sordo o tiene problemas de audición debe ser capaz de decidir, al igual que cualquier otro alumno, si el anuncio le concierne personalmente, si es de interés o lo puede ignorar, pero debe saber, en primer lugar, de qué mensaje se trata.
Los alumnos con pérdida auditiva del Instituto Hampshire Regional en Westhampton, Massachusetts, solicitaron un mejor acceso a los anuncios por megafonía de manera firme y clara. Este otoño se ha implementado un nuevo sistema que permite un mejor acceso a todos los alumnos, no sólo a los que tienen pérdida auditiva.
El subdirector recopila los anuncios de los miembros del personal, los incluye en una presentación de Google y los envía a diez monitores de televisión instalados en diversas ubicaciones del centro. Los anuncios se exponen durante toda la jornada y también se pueden consultar en la página web del centro.
Weyhen, un alumno del centro, nos explicó los problemas que tenía para entender los mensajes con el sistema anterior de megafonía.
“Era muy difícil oír porque, a veces, la voz se distorsionaba. No podíamos participar en las actividades del centro porque no nos enterábamos”.
Su compañera Yolyanna también estaba de acuerdo “Sentía vergüenza porque el resto sabía lo que había que hacer”, comentó.
Con el nuevo sistema, opinó Makaila, “Puedo decidir si la información me interesa o no. Te hace la vida más fácil”.
“Es genial porque no dependes de que los profesores escriban o impriman los anuncios», añadió Yolyanna.
¿Cómo se produjo un cambio de este calibre?
En el Instituto regional de Hampshire, todo empezó a partir de la relación que los alumnos habían establecido con la dirección del centro. Con la orientación y el apoyo de Ashley Kachelmeyer y Sommer Gray, logopedas de Clarke Mainstream Services, los alumnos participan habitualmente en las reuniones trimestrales con el director, el subdirector y el director de servicios del alumnado. En estas reuniones los alumnos exponen todo aquello que funciona y cuáles son los retos a los que se enfrentan.
“Hampshire es realmente un lugar especial para estos alumnos, ya que se promueve que manifiesten sus propias necesidades, que es la mejor herramienta para desenvolverse en la vida con una pérdida auditiva”, puntualizó la Sra. Kachelmeyer.
“Defendemos nuestros propios intereses”, comentó Mareo, otro alumno de secundaria. “Compartimos nuestros problemas y la gente nos entiende y respeta”.
Cuando los alumnos hablaron de sus dificultades para entender los anuncios por megafonía, Kristen Smidy, la directora, comenzó a trabajar en una solución.
“Realicé un seguimiento con su profesora de orientación, la Sra. Carpenter, que realiza un trabajo fantástico apoyando a los alumnos con pérdida auditiva”, nos explicó. “Sugirió que se escribieran los anuncios en la pizarra mientras se dan por megafonía, pero pensé que tendría que haber una solución mejor. Además, me sentía frustrada por la cantidad de tiempo que tenían que dedicar a los anuncios por megafonía durante la jornada escolar cuando lo que tienen que hacer los alumnos es centrarse en aprender en clase. Así que, el equipo de dirección decidió solicitar una subvención para adquirir monitores de televisión, para que los anuncios pudieran ser accesibles para todos los alumnos y para el personal, en cualquier momento y sin ninguna interrupción innecesaria. Posteriormente, nos enteramos de que no se nos había concedido la subvención, por lo que tuve que asignar fondos de nuestro presupuesto a la compra de los monitores, ya que la inclusión de todos los alumnos era la prioridad del centro”.
A continuación, el equipo colaboró con el asesor en informática y con el conserje del centro para planificar la logística de la instalación de las pantallas y la publicación diaria de los anuncios. El sistema de megafonía se sigue utilizando todas las mañanas para una serie de actividades de rutina, entre las que están el “Juramento de lealtad”, el minuto de silencio que dirige el subdirector y la música que indica a los alumnos que ha llegado el momento de dirigirse a las aulas. A los alumnos con pérdida auditiva no les supone ningún problema porque son conscientes de que forma parte de la rutina diaria, conocen en qué consiste y la información no se modifica. Las pantallas les facilitan el acceso que necesitan a los mensajes importantes y siempre novedosos, que de otra forma se perderían. En ocasiones puede haber un cambio de última hora, como la cancelación de una actividad, que se comunica a través del sistema de megafonía antes de que los alumnos abandonen el centro. En estos casos, el profesor debe repetir o escribir el mensaje en la pizarra, para que los alumnos con pérdida auditiva tengan acceso a la información. Sin embargo, las pantallas han reducido de una manera significativa la información que se transmite a través del sistema de megafonía.
El enfoque del centro con respecto a esta cuestión es un reflejo de su misión general. “Es esencial para priorizar el respeto y la inclusión”, afirmó la Sra. Smidy. “Fomenta una comunidad escolar que sube el listón para todos sus miembros. Llegamos a esta solución teniendo la mente abierta a las necesidades de nuestros alumnos. Existía cierta preocupación acerca del posible daño que pudieran sufrir las pantallas de televisión al carecer de supervisión y estar accesibles en todos los pasillos, pero no hemos tenido ningún problema. Dando ejemplo de cómo queremos que funcione nuestra comunidad, con nuestras propias acciones y una comunicación clara de las expectativas y razones para realizar un cambio, creo que los alumnos y el personal han reaccionado de una manera realmente excepcional en la forma en la que interactúan entre sí y permiten que estas nuevas iniciativas tengan éxito”.
Los alumnos y el personal son conscientes de que resolver los problemas que surjan forma parte de todo lo que hay que hacer para facilitar el mejor acceso posible en el centro a los alumnos con pérdida auditiva. Este grupo dispone de una base sólida para abordar los nuevos retos que puedan surgir. Los alumnos tienen la confianza y el apoyo que necesitan para defender sus propios intereses y un equipo de personas que está dispuesto a escucharles.
Wil es un alumno de quinto curso que tiene mucho interés en ayudar a otras personas a comprender la pérdida auditiva. En este número responde a las preguntas que hemos recibido de otros alumnos sobre la manera de gestionar situaciones fuera el entorno escolar.
Estimado Wil:
Me han invitado a una fiesta de cumpleaños en la Asociación de Jóvenes Cristianos y tengo muchas ganas de ir, pero es una fiesta en la piscina. No puedo utilizar los audífonos en la piscina, por lo que no sé cómo voy a jugar con mis amigos. ¿Qué debo decirles?
Te aconsejo que te ayude un solo amigo, en lugar de varios ya que, si no es así, es posible que acabes haciéndote un lío. Si un adulto te quiere decir algo, el amigo que te ayuda te puede tocar en el hombro y decirte que mires a la persona que te está hablando, así puedes pararte y averiguar qué desea decirte. Además, es muy importante que el socorrista sepa que tienes una pérdida auditiva, ya que si te llama y no respondes, creerá que algo no va bien y se lanzará al agua en tu ayuda o podrá pensar que no le estás prestando atención. Otro consejo es que, si no queda nadie en la piscina o todo el mundo empieza a salir del agua, es señal de que el tiempo de piscina ha terminado. ¡En el agua es importante que utilices todo el tiempo tus ojos!
A mí también me ocurrió algo parecido. Fui a una fiesta en casa de un amigo que tenía piscina. Cada vez que cambiaban de juego, alguien señalaba mis audífonos. Era la señal de que debía ponérmelos y que, a continuación, me explicarían las reglas. Así que salía de la piscina y me ponía los audífonos el tiempo suficiente para que me explicaran las reglas. [¡Recuerda que debes tener cuidado de que los audífonos se mantengan secos y guardarlos en un lugar seguro!] Una vez jugamos al “pilla-pilla” en el agua. Cada vez que cambiaba el que se la ligaba, ¡me indicaban quién era para que pudiera alejarme nadando!
¿Te resulta útil utilizar los audífonos cuando practicas algún deporte? En caso contrario, ¿qué es lo que haces para entenderte con el entrenador y tus compañeros? En ocasiones, lo paso mal con los audífonos cuando hace viento o tengo que ponerme un casco.
Llevo los audífonos en todas las actividades deportivas, excepto en natación. (Juego a baloncesto, béisbol y fútbol, y también me gusta mucho esquiar y montar en bicicleta). Me sirven de ayuda porque me permiten comunicarme con mis compañeros y escuchar las indicaciones del árbitro. Si me encuentro en el otro extremo del campo, mis compañeros me repiten las indicaciones, pero a tres metros del árbitro puedo oírle perfectamente (dependiendo del tiempo que haga).
Cuando juego al béisbol llevo un casco que tiene orificios a la altura de los audífonos, lo que permite oír. Cuando monto en bicicleta utilizo un casco con espacio para colocar los audífonos entre las correas. Las correas dobles laterales que cubren las orejas y se atan en la barbilla funcionan bastante bien.
De todas formas, ¡entiendo perfectamente que los audífonos no se puedan utilizar siempre que haces deporte! Hace poco jugamos un partido de fútbol y estaba diluviando. Con el viento y la lluvia era incapaz de oír absolutamente nada. A la mitad del partido le entregué los audífonos al entrenador y le dije que podía seguir jugando, pero que era incapaz de oír a nadie. Si el entrenador desea sustituirme, le indicará a un compañero de equipo que me toque en el hombro y señale el banquillo. Cuando algún jugador desea que le pase el balón hace gestos con las manos en lugar de gritar.
¡Pásalo! La mejor manera de utilizar un segundo micrófono de FM
Trabajamos con un gran número de alumnos con pérdida auditiva que utilizan un micrófono de tipo manual como parte de su sistema personal de FM. Esta opción permite que el profesor utilice el transmisor/micrófono principal de FM mientras que los alumnos utilizan el segundo micrófono que se pasan entre ellos a medida que participan en la clase. De esta manera, el alumno con pérdida auditiva tiene un mejor acceso a lo que dicen sus compañeros, independientemente de la distancia a la que estén. Puede significar para el alumno una gran diferencia a la hora de seguir el ritmo de los debates en clase, profundizar en el aprendizaje académico y social y fomentar el sentimiento de pertenencia al grupo.
En algunas ocasiones, el micrófono manual forma parte del equipamiento del alumno desde un principio. En otras, se convierte en objeto de debate a medida que el alumno pasa de curso o cuando llega el momento de mejorar su equipo de FM. Las preguntas que se exponen a continuación se suelen plantear cuando se recomienda o se añade un micrófono manual y el equipo trata de familiarizarse con su utilización.
¿Se puede utilizar un micrófono manual con cualquier sistema de FM personal?
Un primer paso importante cuando se contempla esta opción es consultar con el audiólogo que trata al alumno con el fin de determinar si este tipo de micrófono es compatible con el sistema de FM que está utilizando. Si se trata de un sistema antiguo, es posible que no lo sea. La consulta con el audiólogo del alumno garantiza que se elija, se supervise y se haga mantenimiento del modelo apropiado.
¿A partir de qué edad conviene pensar en el uso del micrófono manual?
Se puede utilizar el micrófono manual sea cual sea la edad del alumno. En los primeros cursos resulta especialmente útil en los debates en los que interviene toda la clase, como en la asamblea, las actividades de “mostrar y contar” y otras similares. Se puede pasar de un alumno a otro cuando le llega el turno de leer en voz alta. A medida que los alumnos pasan de curso se espera que planteen preguntas, aporten ideas y respondan a las intervenciones de otros compañeros con mayor profundidad. Comienzan a realizar presentaciones relacionadas con el material académico y la participación en clase adquiere cada vez mayor importancia.
El micrófono manual puede mejorar la capacidad del alumno para seguir los debates con toda la clase y los que se llevan a cabo en pequeños grupos, así como en las actividades especiales. Un alumno de secundaria, por ejemplo, decía que los consideraba fundamentales el transmisor/micrófono del profesor y el micrófono manual para tener un buen acceso a la información, como miembro del equipo de debate, tanto en las prácticas en clase como en las competiciones con otros colegios.
Existen ventajas en la incorporación del micrófono manual en las etapas iniciales, ya que suele ser aceptado con bastante rapidez tanto por el alumno con pérdida auditiva como por sus compañeros. Cuanta más experiencia en el uso del micrófono manual tenga un alumno, más consciente será de qué le hace más fácil el acceso a lo que se explica en clase y de que muestre disposición a utilizarlo en cursos superiores. Aunque no siempre suponga un problema, esperar hasta la adolescencia para introducir un elemento adicional del equipo de FM, puede no ser una buena idea, ya que el sentido del ridículo puede interferir en que el alumno se decida a utilizarlo.
¿Enlentecerá de forma significativa el ritmo de los debates?
Los profesores coinciden en afirmar que no perciben ninguna interrupción digna de mencionar en la manera en la que se dan sucediendo las intervenciones en el grupo. De hecho, destacan que ayuda a identificar a cada alumno que interviene y permite que todos tengan más tiempo para pensar y formular sus ideas. Por otra parte, algunas estrategias sencillas pueden ayudar a que el micrófono se pase entre los alumnos de una manera más eficiente. Cuando los alumnos se turnan con agilidad para responder con respuestas de una sola palabra a una cuestión matemática u ortográfica, el paso del micrófono de un alumno a otro es mejor solución que las respuestas sin pensar de todo el grupo. El micrófono se puede también incorporar a las tareas de los alumnos dentro del aula. La responsabilidad de pasar el micrófono de un extremo al otro del aula se puede rotar entre los alumnos, convirtiéndose en otra tarea de la rutina del aula.
Mi alumno debe asistir a diferentes aulas a lo largo de la jornada. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros alumnos a desplazarse con el transmisor de FM y el micrófono manual, además de los libros y la mochila?
Existen algunas opciones que pueden ser útiles para los alumnos. La ayuda de un buen compañero puede ser inestimable. El alumno con pérdida auditiva se encargará de llevar un micrófono y el compañero llevará el otro. Si el compañero lleva el micrófono del profesor, la ventaja adicional será que el alumno con pérdida auditiva podrá mantener una conversación con este compañero mientras recorren el pasillo que siempre es un lugar concurrido y ruidoso. A algunos alumnos les gusta llevar ambos equipos en una bolsa que sea de una marca de moda. Cuando las aulas son contiguas, los profesores pueden acordar con el alumno, que el profesor se encarga de entregar el transmisor al profesor que viene a continuación y el alumno de llevar el micrófono manual.
¿Debemos utilizarlo constantemente? ¿Cuándo es mejor no utilizarlo?
Existen numerosas situaciones de comunicación a lo largo de la jornada escolar. Tanto los profesores como el alumno con pérdida auditiva pueden necesitar un tiempo para averiguar en qué momentos es adecuado utilizar el micrófono manual. ¡Es perfectamente comprensible! Lo más importante es mantener una actitud positiva y verlo como apoyo en lugar de algo molesto. Cualquier gesto con los ojos o con la cara cuando el alumno recuerda al profesor o a un compañero que utilice el micrófono puede ser suficiente para que el alumno se muestre reacio a utilizarlo (o incluso a utilizar el sistema de FM). Conversar con el alumno sobre nuevas situaciones en las que probar el micrófono, evaluar su funcionamiento y solucionar los problemas conjuntamente será de utilidad tanto para usted como al alumno para saber cuándo resulta más útil.
¿El micrófono manual garantiza que el alumno vaya a oír todo lo que diga el compañero?
La clave del éxito consiste en enseñar a los profesores, al alumno y a sus compañeros su uso apropiado. Si los compañeros hablan con el micrófono demasiado alejado de la boca o tapan la parte superior con sus manos, será menos eficaz. Es necesario también seguir insistiendo en que es importante expresarse con claridad. El alumno con pérdida auditiva seguirá teniendo problemas para entender a los alumnos que hablan demasiado bajo o demasiado rápido. Los profesores suelen afirmar que el uso del micrófono manual fomenta que los alumnos pongan mayor atención a su forma de expresarse. Cuando sostienen el micrófono “tienen la palabra” tienden a hablar más alto y con mayor claridad, lo que beneficia a toda la clase. También es importante que los alumnos no intervengan hasta que tengan el micrófono. Si un alumno empiece a responder o a hacer un comentario mientras el micrófono se desplaza por el aula, el alumno con pérdida auditiva puede perder parte del mensaje y, por lo tanto, tendrá menos posibilidad de seguir lo que se está hablando. También puede perder información si el micrófono se pasa a otro compañero antes de que el alumno haya terminado de hablar.
¿Pueden funcionar a la vez el micrófono del profesor, el micrófono manual y el sistema de amplificación del aula?
Un altavoz de campo se puede combinar con un sistema de FM personal, pero no debería utilizarse en sustitución de un sistema de FM personal para el alumno con pérdida auditiva. Volvemos a insistir que se debe consultar al audiólogo que lleve al alumno para elegir un sistema compatible. Cuando se combinan correctamente, la voz del profesor y los compañeros se transmiten a la vez a los receptores del sistema de FM del alumno y al altavoz de campo, lo que permite a todos los alumnos del grupo oír y atender mejor. El profesor puede controlar cómo hablan los alumnos cuando hacen uso del micrófono manual. Si sus voces suenan demasiado bajas o se oyen chirridos, el profesor puede recordar a los alumnos que hablen más alto o dejen de juguetear con el micrófono. Por otro lado, los profesores afirman que es más fácil conseguir la atención de la clase sin tener que levantar la voz. Además, puede ayudar a identificar cuando se produce un problema. Si el alumno con pérdida auditiva informa que el sistema de FM no funciona pero se oyen voces a través del altavoz de campo, puede que exista algún problema con el audífono o el implante coclear. Si no se oyen voces a través del altavoz de campo, los profesores pueden averiguar si el sistema de FM está apagado o silenciado, o si no funciona. Resulta especialmente útil cuando el alumno con pérdida auditiva puede informar con fiabilidad.