Invierno 2017-18 – número 2

CLARKE

- La resiliencia, un superpoder: Cómo preparar a su hijo para convivir con su pérdida auditiva
- El duro trabajo de oír: Cómo ayudar a los alumnos a hacer frente a la fatiga auditiva
- Comprobación de la audición a diario

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La resiliencia, un superpoder: Cómo preparar a su hijo para convivir con su pérdida auditiva

“Oye, ¿qué es eso que llevas en los oídos?” Estoy  sentada en un banco del parque mientras dos niños mayores se acercan y le hacen la pregunta  a mi hijo de cinco años que está en la zona de juego.

“Son mis audífonos, me ayudan a oír”, grita por encima del hombro mientras sigue trepando por las barras. Los dos chicos mayores se encogen de hombros y se alejan mientras yo respiro profundamente.

Como sabe cualquier madre de un niño o una niña con sordera o hipoacusia, las reacciones ante los audífonos y los implantes cocleares que utilizan nuestros hijos pueden variar desde la curiosidad a la broma o al acoso directo. El acoso es un problema grave en numerosos colegios estadounidenses; se estima que el 30% de los alumnos de los cursos de 6º a 10º ha sufrido algún tipo de incidente de acoso. Si bien no existen cifras específicas relativas a los niños con discapacidad, en los estudios de investigación se sugiere que la probabilidad de sufrir acoso se puede duplicar en el caso de los niños con discapacidades visibles, como ocurre cuando se utilizan audífonos o implantes cocleares (Sullivan, 2006).

Dicho esto, si bien se habla mucho del acoso, una gran parte de lo que se dice gira en torno a imágenes e ideas estereotipadas y, con frecuencia, la consecuencia es acusar y avergonzar.
Por el contrario, lo que se necesita es dedicar más tiempo a hablar sobre las aptitudes y estrategias que podemos facilitar a nuestros hijos para ayudarles a gestionar los conflictos y las reacciones agresivas. Por más que queramos protegerlos y mantenerles en una burbuja la realidad es que no podemos.

Nuestros hijos deben encontrar la manera de gestionar los reveses y las decepciones. En este punto es donde surge el concepto de resiliencia, que  se refiere a la capacidad de recuperación que tenemos las personas cuando nos sucede algún contratiempo en la vida. Estos momentos pueden tener lugar tanto dentro como fuera del aula. Se pueden citar como ejemplos:

• De repente, sus mejores amigos no se quieren sentar con él en el comedor.
• Suspenden un examen importante.
• El entrenador de fútbol les saca del campo porque no están jugando bien.
• Comienzan a tener problemas con algunos niños mayores en el autobús.

Cuanto más resiliente sea al niño, más capaz será de gestionar el estrés y la presión, hacer frente a los retos cotidianos, recuperarse de las decepciones, las adversidades y las experiencias traumáticas, desarrollar objetivos claros y realistas, resolver problemas, relacionarse fácilmente con otras personas, y tratarse a sí mismo y a los demás con respeto (Brooks y Goldstein, 2012).

Cómo ayudar a su hijo a adquirir resiliencia

Establezca objetivos y expectativas realistas: Cuanto más capaz sea el niño de lograr objetivos, mayor será su confianza en sí mismo y en sus aptitudes. Marcarse objetivos es lo que nos ayuda a avanzar y puede guiar y conformar nuestro crecimiento y desarrollo.
El truco consiste en ayudar al niño/chico a proponerse objetivos que sean realistas. Pretender conseguir la nota más alta en un trabajo escolar en la asignatura de ciencias no es realista si se empieza a estudiar la noche anterior. Independientemente de la edad que tenga su hijo puede marcarse fácilmente objetivos que estén a su alcance.

Ayúdele a entender los errores como oportunidades para aprender: Todos cometemos errores de los que, en ocasiones, nos cuesta recuperarnos. Sin embargo, si no se cometen errores, no se madura.

Cuando su hija pequeña de tres años derrama la leche que está vertiendo, o su hijo adolescente de dieciséis años roza el vehículo saliendo del garaje, existe una oportunidad de aprendizaje.
La clave del aprendizaje es hablar sobre el error y no limitarse a decir “ya te lo dije”: “te dije que no pusieras tanta leche en la taza” o “te dije que no aparcaras tan cerca de la pared del garaje”. Todos nos sentimos heridos cuando oímos las palabras “ya te lo dije”.

Consiga que su hijo acepte la responsabilidad de su comportamiento y hablen sobre lo que se podría cambiar para evitar que suceda de nuevo.

Adquirir confianza pasando a la acción: Puede resultar difícil a su hijo desarrollar el concepto de sí mismo si siente que lo que hace no tiene ningún impacto en la vida de sus amigos o familiares.

A los niños les gusta sentir que participan y contribuyen al éxito de un grupo, tanto si se trata de su familia, un equipo deportivo, un club extraescolar o un grupo de amigos. Es posible que su hijo se contraríe cuando le pida que despeje con la pala la entrada de casa cuando nieva o que recoja el lavavajillas, pero incluso estas pequeñas tareas pueden servir para que se sienta más integrado.

Ampliar sus redes sociales: Debe tener conocimiento de las amistades y relaciones que mantiene su hijo. En cierta medida pueden ser uno de los componentes más importantes en el desarrollo de la resiliencia. Si su hijo se siente integrado y valorado en un grupo de amigos, será menos vulnerable a la intimidación en otras situaciones.

Procure que su hijo tenga relación con niños oyentes y con niños con pérdida auditiva; con niños que residan en el vecindario y con niños de otros lugares. Busque oportunidades para que desarrolle amistades fuera del colegio a través de diferentes grupos, actividades y equipos.
Algo en lo que creer: Todas las personas a las que he consultado sobre la resiliencia me hablaron de que fomentar el sentido de la fe, la trascendencia y la espiritualidad en el niño le servirá de gran ayuda para desarrollar una mentalidad resiliente.

Las personas siempre han recurrido a una fuerza superior cuando se encuentran en momentos de dificultad. La fe y la espiritualidad pueden ayudar a facilitar al niño, y a su familia, una serie de principios acerca de cómo desea que le traten y cómo puede tratar a otras personas.
No hay por qué pensar en una religión en concreto, pero debe ser algo en lo que su familia trabaje conjuntamente y de forma consciente. La creencia en alguien o algo puede ayudar al niño a conseguir la fortaleza interior que necesita.

Cambiar los mensajes negativos: Creo que se trata de algo especialmente importante en el caso de los niños con pérdida auditiva. Dedicamos tanto tiempo a hablar de las áreas en las que tienen dificultad y a trabajar en ellas (p. ej., reuniones del DIAC, sesiones de terapia, etc.) que nuestros hijos se pueden quedar atrapados en la idea de que no son buenos en nada.

En su libro Playground Politics: Understanding the Emotional Life of Your School-Age Child (Política del patio: entender la vida emocional de su hijo en edad escolar), Stanley Greenspan nos invita a imaginar cómo nos sentiríamos si tuviéramos que dedicar el 90% de nuestro tiempo a realizar tareas que fueran difíciles. Por ejemplo, qué ocurriría si fuésemos diestros pero nos obligasen a escribir con la mano izquierda varias horas al día. Los resultados serían frustrantes y no desarrollaríamos ningún apego por la tarea.

La sugerencia del Dr. Greenspan es “no emplear más del 50% del tiempo que se dedica a trabajar con el niño en sus puntos débiles”. El otro 50% del tiempo se debe dedicar a desarrollar las fortalezas que tiene su hijo.  Piense en cómo fomentar que su hijo utilice sus puntos fuertes para avanzar en aquello que más le cuesta, para que así pueda empezar a sentir una mayor confianza en sus capacidades.

El duro trabajo de oír: Cómo ayudar a los alumnos a hacer frente a la fatiga auditiva

¡OÍR ES UN TRABAJO DURO! Si usted tiene una audición normal, es probable que ni siquiera se lo plantee. Los oídos están siempre activos, preparados para recibir nueva información. “No hay que hacer ningún esfuerzo  para oír”, comenta la Dra. Carol Flexer, profesora emérita de Audiología de la Universidad de Akron. “Oímos  continuamente… en todos los momentos del día”.

Sin embargo, para los  alumnos con sordera o hipoacusia, la fatiga auditiva es una realidad. Hay que hacer un gran esfuerzo para escuchar durante todo el día en el colegio, especialmente si el entorno no es idóneo (es decir, con ruido de fondo). Puede ser todo un reto atender al discurso del profesor e ignorar, al mismo tiempo, los susurros y las risas de los compañeros de clase.
¿Qué es la fatiga auditiva?

La fatiga auditiva se produce cuando un alumno se esfuerza hasta el punto de que es incapaz de asimilar y procesar más información. Un alumno puede ser consciente de que se está diciendo algo, pero no lo entiende.

Con frecuencia, la fatiga auditiva se produce después de largos periodos de prestar atención sin ninguna pausa. Puede ocurrir hacia el final de la jornada escolar, pero también se puede manifestar al comienzo si el alumno llega al colegio enfermo o cansado. La mejor forma de prevenir la aparición de la fatiga auditiva es ofrecer la oportunidad de realizar pequeños descansos durante el día.

Algunas señales de fatiga auditiva son las siguientes:

• El alumno se muestra distraído o inquieto
• El alumno se vuelve irritable y evita realizar el trabajo de clase
• El alumno se muestra confundido y perdido durante la clase
• El alumno habla con desgana
• El alumno se muestra agotado y desconecta

Cómo ayudar a los alumnos a superar la fatiga auditiva
Ayudar a un alumno a superar la fatiga auditiva es un proceso de ensayo y error que requiere comprensión y flexibilidad por parte de los profesores y los padres. En la medida de lo posible, se debe contar con el alumno a la hora de adoptar soluciones y de valorar lo que mejor funciona en su caso. De esta manera, se fomenta la comprensión que el propio niño tiene de su pérdida auditiva para que vaya evolucionando hacia hábitos de autocuidado.

A continuación, se facilitan algunas soluciones que podrían funcionar en su aula:

•    En el caso de alumnos mayores, procure programar las asignaturas difíciles o las clases con explicaciones al inicio de la jornada escolar cuando probablemente los alumnos se encuentran más despiertos.
•    Programe las clases de educación física o el recreo/ los descansos entre dos períodos de la jornada permitiéndole así un “tiempo sin hacer nada” que es necesario.
•    Permítale periódicamente pequeños descansos. En el caso de los niños pequeños, el descanso puede consistir en levantarse para ir al rincón de lectura y permanecer en silencio durante cinco minutos. A un alumno que sea mayor se le puede permitir que salga al pasillo a buscar un vaso de agua.
• Puede alternar las actividades de clase que requieren una atención auditiva con las que son manipulativas.
• Permita que el alumno disfrute de un “tiempo sin hacer nada” cuando llega a casa después de la jornada escolar, antes de la cena o del rato dedicado a los deberes.

Comprobación de la audición a diario

La comprobación de la audición tanto de los productos de apoyo, como los audífonos, implantes cocleares, implantes de conducción ósea y sistemas TAA/FM de los alumnos con sordera o hipoacusia, es indispensable para garantizar que los alumnos oigan de manera óptima en las aulas del colegio ordinario. Estos controles son especialmente importantes en el caso de los niños pequeños que están aprendiendo a manejar la tecnología que utilizan y puede que no sean totalmente conscientes de cuando su sistema de amplificación no está funcionando correctamente.

Uno de los principales problemas que se encuentran nuestros profesores itinerantes en su recorrido por los centros educativos es que las prótesis auditivas y los productos de apoyo ¡no funcionan correctamente o directamente no funcionan! En diversas investigaciones se demuestra que, en algún momento, más de la mitad de los sistemas TAA/FM no funcionan correctamente en las aulas ordinarias. Es importante que un adulto realice un control del equipo del alumno una vez al día, o con mayor frecuencia si el alumno muestra cualquier señal en su comportamiento que sugiera que el equipo puede tener un problema, como por ejemplo, su forma de comportarse, su pronunciación o su respuesta al sonido.

Los controles que recomendamos se deberían realizar diariamente o incluso varias veces al día en el caso de niños pequeños, especialmente después de los momentos de transición, como el recreo o la hora de la siesta. Solo se tarda unos minutos y, si se realizan con regularidad y de forma correcta, se evita que determinados problemas pasen desapercibidos durante periodo de tiempo prolongado.

¿Qué potenciales problemas se pueden identificar y abordar mediante  la comprobación de la audición?

• Baterías descargadas o con corrosión
• Señales intermitentes/distorsionadas
• Acumulación de cera en los moldes auriculares
• Moldes demasiado pequeños
• Humedad/fisuras en los tubos
• Interruptores en posiciones incorrectas
• Cables dañados
• Transmisores que no se cargan ¿sin batería?
• Transmisores que se encuentran en un canal distinto que el receptor
• Interferencias del entorno
• Cambios en la audición del niño

¿Quién puede comprobar la audición a diario?

Una vez que haya recibido formación, todo el personal escolar puede realizar la comprobación de la audición. Al inicio del curso escolar debe realizarse una demostración sobre como comprobar la audición. Si no se ha recibido esta formación, es importante que se ponga en contacto con el personal de apoyo tan pronto como sea posible, con el fin de que las comprobaciones puedan hacerse correctamente. La formación se realiza mejor si se hace una demostración teniendo en cuenta el tipo de pérdida auditiva y el equipo concreto de cada niño.

Consejos para la comprobación de la audición:

1. La comprobación de audición se realiza mejor en un entorno tranquilo, sin ruido de fondo.

2. Designe a la persona encargada de realizar la comprobación de la audición y otra que reciba también formación para actuar como suplente. En numerosos colegios se imparte formación al personal de enfermería para que sean quienes realicen los controles de audición. Al ser una misma persona la que realiza los controles se favorece que ésta esté familiarizada con la capacidad auditiva y las respuestas características del alumno y que así pueda detectar cualquier cambio.

3. Cuando se detecta un problema, se debe contar con los procedimientos para resolverlos. Si bien algunos problemas son fáciles de resolver, como el cambio de una pila, otros requerirán la asistencia de un profesional.

4. La pregunta simple a un alumno de “¿puedes oírme?” no es suficiente para controlar la tecnología auditiva. Un alumno puede oírle pero no entenderle. Resulta más eficaz plantearle una pregunta adecuada a su edad y a su nivel de comprensión, o una instrucción que requiera comprensión, como: “¿Qué día de la semana es hoy?” o “Guarda el libro”.

¿Cómo se puede involucrar  a los alumnos en el cuidado de la tecnología auditiva?

1. Enseñe a los alumnos la manera de limpiar por sí mismos y de forma segura sus equipos, especialmente los moldes.

2. Muestre a los alumnos la manera de comprobar las pilas. A medida que los niños crecen, pueden aprender a calcular el tiempo estimado de duración de las pilas.

3. Asegúrese de que el alumno se responsabiliza de llevar pilas de repuesto en la mochila.

4. Asigne al alumno la responsabilidad apropiada del cuidado de su equipo en casa y en el colegio (p. ej., entregar el transmisor de FM al profesor, enchufar el transmisor de FM en el cargador).

5. Haga que el alumno practique siendo él quien da las instrucciones al adulto sobre cómo funciona su equipo y lo que se debe hacer si deja de hacerlo.

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