Invierno 2021-2022 – número 2

CLARKE

-Retroceso en el aprendizaje: qué hay que tener en cuenta y cómo evitarlo
-Hacer pausas mejora la concentración y el comportamiento de los alumnos
-Apoyar sentimientos de confianza y conexión con los demás a través del aprendizaje de habilidades socioemocionales (AHS)

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Retroceso en el aprendizaje:

Qué hay que tener en cuenta y cómo evitarlo

Tanto si se le llama parón veraniego, pérdida de aprendizaje o de otra manera, los padres y madres de todo el mundo se preocupan por el aprendizaje que sus hijos e hijas puedan perder durante las vacaciones de verano o bien cualquier lapsus escolar prolongado. Considerando el cambio tan abrupto que tuvo lugar durante el curso escolar 19-20 debido a la COVID-19 y el estrés al que se tuvieron que enfrentar los alumnos, la preocupación fue mayor para muchas familias.

Pero, qué es exactamente el retroceso en el aprendizaje y cuándo se deben preocupar los padres.

¿Qué es/significa el retroceso del aprendizaje?

Los educadores se refieren a retroceso en el aprendizaje cuando existe una pérdida o una disminución de las habilidades académicas, sociales o conductuales. «Es algo natural en el desarrollo. Es típico en vacaciones, aunque suele ser de corta duración», explica Cynthia Forsythe, psicóloga escolar y maestra de audición y lenguaje de Clarke Northampton. «Posiblemente los niños no leen mucho durante las vacaciones de verano y se pueden resentir a la vuelta al colegio, aunque, por lo general, recuperan con rapidez».

Cynthia señala que las habilidades que se pierden pueden ser académicas o socioemocionales. Por ejemplo, un niño que no haya practicado mucho la resolución de problemas con sus iguales durante el verano puede mostrarse menos hábil a la hora de relacionarse cuando regrese a clase. «No obstante, dice, cuando se le recuerda (el lenguaje que se emplea al aplicar estrategias de resolución de problemas) o cuando se le facilitan pistas, lo vuelve a recordar.

El retroceso en el aprendizaje es frecuente en todos los alumnos y no suele ser motivo de preocupación. Sin embargo, con el paso a la educación en remoto en la primavera de 2020 se dio un enfoque nuevo al concepto de retroceso en el aprendizaje. La adaptación a una nueva plataforma de aprendizaje y el estrés causado por la ausencia de rutinas durante el confinamiento puede haber aumentado el riesgo de presentar retroceso en el aprendizaje durante el curso escolar 2020-2021, especialmente en el caso de los alumnos con sordera o hipoacusia.

El pronóstico estimado por la Universidad de Brown, en mayo de 2020, fue que los alumnos volverían a las clases en el otoño de 2020 habiendo realizado aproximadamente dos tercios del progreso esperado en lectura y menos de la mitad en matemáticas. En concreto, los autores señalaron que las pérdidas se distribuirían de manera desigual y que el tercio superior de los alumnos podría mejorar en lectura mientras que el resto podría experimentar un retroceso.

Preocupa especialmente que muchos niños con sordera o hipoacusia hayan tenido un acceso irregular a los servicios. En una encuesta realizada a 1.500 familias por la organización nacional estadounidense “Parents Together”, dirigida por padres y madres, se concluyó que solo el 20% de los progenitores de niños con Documentos Individualizados de Adaptación Curricular (DIAC) u otros servicios de educación especial estuvieron recibiendo servicios específicos durante la crisis de la COVID. De hecho, el 39% no recibía ningún apoyo. En la misma encuesta se mostraba que el 35% de los niños con DIAC no realizaba ningún aprendizaje en remoto o éste era escaso. El 40% de los padres aseguraba que el aprendizaje en remoto les era desfavorable. Los dos últimos porcentajes representan aproximadamente el doble en comparación con los niños sin adaptación curricular.

Algunos alumnos del sistema educativo ordinario atendidos por Clarke tuvieron experiencias poco consistentes en el aprendizaje en línea debido a problemas de acceso a Internet. Además, algunos alumnos no pudieron contar con servicios de atención a problemas relacionados con su tecnología auditiva debido a que el proveedor había cerrado o las citas estaban limitadas, lo que dificultaba el acceso al sonido durante el aprendizaje en remoto existiendo potencialmente un mayor riesgo de retroceso en el aprendizaje.

Clarke, al igual que otros muchos colegios y centros educativos, trabajó incansablemente para abordar y mitigar estos retos y preocupaciones con el objetivo de que los servicios no fueran interrumpidos. Para evitar el retroceso y garantizar que los niños y las familias continuaran recibiendo servicios, Clarke ofreció casi un 100% de servicios virtuales durante los primeros días de la pandemia de COVID-19 (incluidas aulas, sesiones de habla y orientación familiar) a más de 250 niños pequeños, a más de 250 niños en edad preescolar y a cerca de 500 alumnos del sistema educativo ordinario de la costa este de Estados Unidos.

«De marzo a junio, esperábamos que se produjera un retroceso dada la situación dada la situación», asegura Cynthia. «No estábamos seguros de que las habilidades en las que habíamos estado trabajando se consolidaran». Ella misma señala que el riesgo de que se produjera un retroceso era mayor en el caso de los alumnos que apenas acababan de aprender a leer y escribir.

Aprovechando el verano para reagruparse y aprender de las experiencias de la primavera de 2020, los profesores de Clarke estaban preparados para hacer frente a las diferentes necesidades que presentaran los alumnos en esta situación de aprendizaje sin precedentes como ha sido la pandemia. En cada centro de Clarke se desarrollaron planes integrales de reapertura para el otoño de 2020, con combinaciones de servicios en remoto, clases presenciales por fases, modificaciones de las instalaciones y modelos híbridos por niveles. En septiembre de 2020 a los alumnos de Clarke Northampton, por ejemplo, se les tuvieron que realizar evaluaciones individualizadas para determinar el retroceso producido y cuáles eran sus necesidades académicas inmediatas.

«Se indicó a los niños que acudieran a los centros para realizar evaluaciones del lenguaje y de conocimientos académicos con el fin de determinar si había tenido lugar un retroceso», explica Cynthia. «Los resultados sirvieron para organizar lo que teníamos que trabajar».

Cynthia asegura que, en general, algunos alumnos habían retrocedido en algunas áreas, otros no habían retrocedido en absoluto y otros lo habían hecho de manera significativa, principalmente porque no habían podido acudir con regularidad al colegio en primavera. «A los alumnos que verdaderamente habían retrocedido, les recomendamos que acudieran a clases presenciales», dice. De esta manera, los profesores pudieron trabajar de una manera más directa con los alumnos y abordar los problemas que habían obstaculizado su aprendizaje durante la primavera. La estrategia funcionó.

«Había un alumno que presentaba un retroceso significativo», apunta, señalando que el niño mostraba un desempeño aproximado del 50% en la mayoría de las evaluaciones. «Era cuestión de practicar y practicar. Con el aprendizaje presencial, el niño pasó del 50% al 65% y, posteriormente, al 80%, a través de la práctica. Por esta razón se dispone de un equipo: un maestro de educación especial, un especialista, etc.».

En el invierno de 2021, las ofertas de Clarke incluyen modelos híbridos compaginando servicios presenciales y de aprendizaje en remoto. Los profesionales de Clarke continúan formando a los padres virtualmente a través de su programa tVISIT, realizan sesiones virtuales de terapia del habla con niños en edad preescolar y facilitan a los alumnos del sistema educativo ordinario las habilidades esenciales que precisan al abogar por sus derechos si quieren desenvolverse con éxito en el bachillerato, la universidad y la carrera profesional en un mundo de oyentes.

Incluso con el esfuerzo concienzudo de los educadores, los equipos de apoyo y los administradores para hacer frente a las demandas de la pandemia en todo el mundo, el retroceso en el aprendizaje sigue siendo una posibilidad real y los profesionales de la educación, como el equipo de Clarke, deben continuar trabajando para evitarlo, identificarlo y abordarlo.

Ayudar a los padres para que identifiquen el retroceso

Estando ya preocupados por el retroceso en el aprendizaje, muchos padres sentían un mayor estrés mientras trataban de supervisar el aprendizaje en remoto durante la pandemia.

«Los padres nos decían: no soy profesor, no fui a la universidad», dice Cynthia. «Teníamos que recordarles que siempre habían sido los educadores principales de sus hijos, especialmente en el caso de los niños con pérdida auditiva. Los padres y madres han realizado un gran trabajo para ayudar a que sus hijos tengan éxito y, en cierto modo, son unos héroes».

Teniendo en cuenta que algún retroceso en el aprendizaje es normal y que no debe ser motivo de preocupación, Cynthia aconsejaba a los padres que estuvieran alertas cuando un niño que sabe leer o utilizar determinados tipos de estructuras lingüísticas deja de utilizarlas incluso cuando se le pide que lo haga. «Este sería un motivo de preocupación. Es normal que exista un progreso con el paso del tiempo», dice. «Por esta razón también es importante establecer relaciones con el profesor del aula y el maestro de audición y lenguaje para conocer sus perspectivas y opiniones. Es posible que tengan ideas sobre cómo trabajar al respecto».

Otras señales de que un niño puede estar experimentando un retroceso en el aprendizaje son las siguientes:

  • Pérdida de habilidades académicas que ya dominaba, como «olvidarse» de cómo restar o utilizar la puntuación en la escritura.
  • Cambios en la forma de relacionarse, como volverse más dependiente, irritable o ansioso, especialmente a la hora de hacer las tareas escolares.
  • Cambios en el de comportamiento, como alteraciones del sueño, demandar ayuda excesiva con los deberes escolares o incluso un retroceso en el control de esfínteres en el caso de los niños más pequeños.

Para otros tipos de problemas, Cynthia menciona que la terapia ocupacional y física se puede realizar en remoto si es necesario.

«Hay que asegurarse de que reciban los servicios que precisan, dice. «A todos los padres les inquieta que sus hijos no reciban los suficientes. No hay que preocuparse por sentirse como padre o madre helicóptero».

Cómo reducir las posibilidades de retroceso

Aunque el retroceso en el aprendizaje se puede superar, es preferible evitarlo.

Los padres y educadores deben tener en cuenta los objetivos de aprendizaje del alumno, ya sean de manera informal o a través del DIAC y tener una idea de en qué punto se estancó.

«Haga evaluaciones y piense cómo implementar los objetivos», dice Cynthia. «Necesita recopilar datos y que se pueda ver el progreso en el tiempo».

También recomienda a los progenitores que se aseguren de disponer de un equipo de apoyo sólido, que cuente con un maestro de audición y lenguaje y un logopeda, y que recurran a sus servicios cuando sea necesario. Si un niño no progresa o no recibe los servicios que necesita debido a los cambios causados por la COVID-19, es hora de ponerse en contacto con este equipo.

«Si le preocupa, debe conseguir que el equipo se vuelva a reunir para hablar del tema», dice. «Obtenga información del maestro de audición y lenguaje y de otros profesionales sobre lo que se debe hacer y cómo se puede lograr. Se trata de un proceso de colaboración».

Sin duda, el curso 2020-21 ha supuesto un reto para todos, especialmente para los alumnos con pérdida auditiva. Pero hay motivos para el optimismo. «Hay profesionales capacitados que trabajan virtualmente con estos niños y con gran éxito», asegura Cynthia. «No es fácil, pero cuando se tiene una relación de partenariado con los padres, es posible».

Hacer pausas mejora la concentración y el comportamiento de los alumnos

Programar ejercicios físicos ofrece también la oportunidad de realizar pausas en la escucha

Así como los adultos experimentan «fatiga de zoom» o necesitan levantarse después de un período largo sentados en su mesa de trabajo, a los niños les beneficia que se hagan pausas en la actividad periódicamente para mantener la mente y el cuerpo preparados para aprender.

De hecho, en los trabajos de investigación se refleja que los niños muestran un mejor desempeño académico cuando realizan pausas frecuentes en la actividad que sean apropiadas a su nivel de desarrollo. Es especialmente beneficioso para mejorar la función ejecutiva (habilidades de organización y regulación) y el desempeño en matemáticas y lectura.

Además, es más probable que los alumnos que se toman pausas realizando movimiento físico se muestren atentos y se esfuercen más en sus tareas académicas.

Estas pausas son aún más importantes en el caso de los niños con pérdida auditiva para así mantener la participación y contrarrestar la «fatiga auditiva» añadida que experimentan al escuchar, atender a medios audiovisuales y mantener la atención en un entorno académico.

En el caso de los alumnos que estudian en remoto en aulas virtuales del sistema educativo ordinario, existe un reto adicional que es tratar de averiguar quién está hablando en cada momento. Si las clases son una combinación de sesiones en remoto y sesiones presenciales, tratar de escuchar a las personas que utilizan mascarilla requiere una concentración adicional. Encontrar maneras de programar el movimiento físico en una jornada académica proporciona un respiro necesario para estos alumnos jóvenes y les permite estar más receptivos.

Cómo realizar una pausa de actividad durante el aprendizaje en remoto

Dado que muchos alumnos vienen participando en el aprendizaje en remoto durante al menos una parte del curso, las pausas en la actividad son fundamentales. Considerando que pasan horas frente a una pantalla, incluso las actividades físicas básicas, como levantarse a buscar papel o trasladarse a otro lugar dentro del aula han dejado de darse.

En el caso de todos los alumnos, es tentador considerar como pausa que vean un video. «Tuve que enseñarles expresamente lo que era una pausa», dice Lila West, maestra de audición y lenguaje en el programa de 3º de EP de Clarke. «Las pausas implican levantarse y moverse, caminar alrededor de la manzana de su casa, hacer estiramientos o ir a por un vaso de agua… la cuestión es hacer algo».

Para estar seguros de que los niños hagan las pausas que necesitan, Lila recomienda que los profesores o los padres que supervisan el aprendizaje en remoto incorporen un mayor número de pausas cortas. También puede ayudar a satisfacer el exceso de actividad de los alumnos, permitiéndoles que se pongan de pie detrás de sus sillas, se sienten y se balanceen o manipulen juguetes pequeños mientras prestan atención a la clase. Lila señala que es importante que los padres aboguen por sus hijos y que los profesores sean flexibles para hacer frente a las necesidades de cada alumno.

¿Se pueden combinar las pausas de actividad con pausas en la escucha?

Si bien todos los alumnos necesitan un tiempo dedicado al ejercicio físico, los alumnos con sordera o hipoacusia necesitan además pausas a la hora de escuchar. Lila señala que, si se planifican, se pueden combinar la pausa en la escucha con la pausa en la actividad.

«Los niños con pérdida auditiva se esfuerzan mucho más para acceder al currículo escolar y al mundo que les rodea», dice Lila. «Necesitan oportunidades cuando no tienen que hacerlo y no deben trabajar horas extras». Si la pausa en la escucha es activa, los educadores pueden lograr ambos objetivos al mismo tiempo.

Lila señala que, en las aulas del sistema educativo ordinario, las pausas en la actividad que implican ejercicio físico se suelen combinar con objetivos académicos, por ejemplo, los niños en preescolar saltan o cambian de pie mientras recitan el alfabeto. Es una excelente manera de incorporar movimiento en el aula, pero no permite hacer una pausa en la escucha a los alumnos con sordera o hipoacusia. «Si la actividad produce ruido de fondo y se incorpora material académico, los profesores deben ser conscientes de que no cuenta como una pausa en la escucha», añade Lila.

Para que sea una pausa en la escucha no debe haber otras expectativas más de que el alumno se relaje.

Se puede tratar de un paseo corto, un trayecto hasta la cocina para tomar un vaso de agua, un ejercicio de estiramiento o incluso un ejercicio con pesas en el caso de los alumnos mayores. Al igual que con las pausas de movimiento físico general, se debe contar con los alumnos en la elección de la actividad e introducirla en la agenda.

Para obtener más información sobre las pausas en la escucha, consulte el blog Hear Me Out de Clarke, escrito por Heather Stinson, maestra de audición y lenguaje: www.clarkeschools.org/listening-breaks

Hay que estar seguros de que las pausas en la actividad sean eficientes

Tanto si las clases son presenciales o en línea, existen varios pasos que los profesores y los padres pueden seguir para asegurarse que las pausas sean eficaces.

Las pausas deben tener lugar antes de que los alumnos las necesiten. «Del mismo modo que se acuesta a un niño pequeño para que duerma la siesta antes de que coja una rabieta, se debe facilitar una pausa a los alumnos antes de que la necesiten», dice Lila. «Se consigue que todo el mundo, incluidos los profesores, sean más productivos y estén más preparados para enseñar y aprender».

Lila recomienda incorporar las pausas en los momentos de transición entre una tarea de clase y otra. Establecer momentos específicos para las pausas permite que los profesores sean responsables del momento y su duración y ayuda a que los alumnos se hagan una idea de lo que pueden esperar.

Los profesores también pueden controlar a los alumnos durante las pausas en la actividad que no son guiadas indicando el tiempo exacto en que los alumnos deberán volver a conectarse, en lugar de decir: «hay que estar de vuelta en 10 minutos». En el caso de los alumnos demasiado pequeños para medir el tiempo, Lila sugiere colocar un temporizador en la pantalla para que puedan ver cuánto tiempo queda.

Lila aconseja también mantener cierta flexibilidad en el horario para incorporar pausas no previstas inicialmente.

«Los profesores son muy buenos improvisando. A veces les basta con echar un vistazo a la clase para darse cuenta de que la necesitan. Por lo tanto, no dude en añadir una pausa no prevista si tiene la impresión de que el grupo la necesita».

Otra manera de conseguir que las pausas sean atractivas es facilitar a los alumnos que puedan elegir el tipo de pausa. Lila sugiere ofrecer dos opciones para que los alumnos dispongan individualmente de alguna flexibilidad, pero sin que se pierda la estructura. Resulta especialmente útil en el aprendizaje en remoto, ya que algunos alumnos pueden estar trabajando en un espacio reducido o cerca de sus padres y hermanos que también se encuentran trabajando. Al facilitar al menos una alternativa que se pueda realizar en espacios reducidos, como yoga en una silla o ejercicios de pie, todos los alumnos tienen la oportunidad de participar por igual.

Apoyar sentimientos de Confianza y conexión con los demás a través del Aprendizaje de Habilidades Socioemocionales (AHS)

La importancia del aprendizaje de habilidades socioemocionales en una crisis

Mientras se priorizan la salud y la seguridad en esta pandemia mundial, una de las consecuencias negativas son los sentimientos de desconexión y aislamiento que experimentan muchas personas. Los niños con sordera o hipoacusia no son ajenos a estos sentimientos y necesitan un apoyo adicional para mantener relaciones saludables con amigos y compañeros a medida que se aclimatan a los nuevos modelos educativos.

Para estar seguros de que los alumnos se sienten conectados y tenidos en cuenta en esta situación sin precedentes, es esencial seguir reforzando sus habilidades socioemocionales (Aprendizaje Socioemocional). El Aprendizaje Socioemocional es un proceso de aprendizaje que permite que los niños puedan comprender y manejar sus emociones, desarrollar habilidades interpersonales, adquirir empatía, tomar decisiones saludables y fijarse objetivos.

Antes de la pandemia, utilizando un acercamiento global en la educación del niño sordo los profesores de Clarke priorizaron el aprendizaje de las habilidades socioemocionales (AHS) y continúan haciéndolo, apoyando la trayectoria de cada alumno en el desarrollo de estas habilidades esenciales para la vida social y emocional.

Recientemente, los maestros de audición y lenguaje de Clarke compartieron algunos consejos y estrategias para favorecer el aprendizaje socioemocional que les fueron de utilidad en esta situación excepcional como es la pandemia.

Observe sin juzgar y establezca una rutina

Sherri Fickenscher, MS, LSLS Cert. AVEd, especialista en apoyo educativo de Clarke, comparte dos estrategias que le han resultado útiles para dar apoyo a los alumnos mientras son atendidos en remoto.

Preste atención a cada alumno en particular. «Hoy llevas puesta una camisa roja», «¡has desactivado el sonido!», «veo que hoy estás en la cocina». En el caso de los niños mayores, podría hacer algún comentario acerca de sus intereses: «me he dado cuenta de lo mucho que te gustan los videojuegos». ¡Todos los seres humanos tienen el deseo de sentirse conectados con los demás! Observar a otra persona, sin juzgarla, es una manera de establecer conexión con ella.

Establezca rutinas que sean divertidas. Nos hemos dado muchos «abrazos virtuales» entre nosotros. Inicie la sesión virtual siempre de la misma manera, dando la bienvenida a cada integrante de su familia escolar. En el caso de los niños mayores, se puede comenzar cada sesión con algunas actividades de concentración y haciendo respiraciones profundas. Los rituales permiten anticipar lo que va a pasar a continuación y crea una sensación de confianza y seguridad. Cuando los niños y los adultos se sienten seguros, son más capaces de conectar entre sí.

Establezca un momento de comunicación en cada sesión

Emily Snow, MED, maestra de audición/lenguaje de Clarke, dedica un momento especial para que sus alumnos compartan y planteen preguntas en un espacio seguro.

Me aseguro de dedicar un momento especial para que mis alumnos compartan sus preocupaciones y su vida personal fuera del entorno escolar. Les dejo claro que pueden preguntarme cualquier cosa y compartir conmigo las dificultades que tengan. En ocasiones, mantenemos una sesión de lluvia de ideas sobre cómo abogar por sus derechos en actividades deportivas extraescolares o con los amigos.

Ayude a los alumnos a que encuentren puntos en común y hablen de sus retos abiertamente

Como encargada del Clarke Buddies en Filadelfia, un programa diseñado para que se conozcan entre sí alumnos de edades entre los 6 y 17 años con sordera o hipoacusia a través de reuniones mensuales presenciales, Laura Flaim, MS, CED, maestra de audición y lenguaje de Clarke, se enfrentó a un problema poco frecuente cuando comenzó la pandemia. En este artículo comparte su éxito animando a los participantes de Buddies a relacionarse entre sí y a resolver problemas conectándose virtualmente.

¡Pasar de lo presencial a lo virtual en el programa Buddies, Clarke Filadelfia, el año pasado no fue para nada lo que me esperaba!

Dado que el objetivo de Buddies es congregar a alumnos que comparten experiencias similares, me propuse incluir un momento en que pudieran hablar de sus sentimientos acerca de la pandemia. Mantuvimos un debate en el que los alumnos pudieron compartir los problemas a los que se enfrentaban durante el aprendizaje de manera virtual, el confinamiento en el domicilio, etc. Los alumnos se abrieron de inmediato y mantuvieron una excelente conversación sobre algunos de los problemas que conlleva, no solo el aprendizaje virtual, sino además teniendo una pérdida auditiva. Escuchar cómo se relacionaban entre sí fue una muestra más para recordar lo importante que es para nuestros alumnos contar con alguien con quien hablar sobre sus sentimientos y experiencias.

Además, permite que los alumnos dispongan de tiempo durante la semana para hablar sobre los problemas a los que se enfrentan. Independientemente de lo grande o pequeño que sea el problema, trabaje con ellos para encontrar una solución y ayúdeles a identificar sus sentimientos.

Si bien sabemos que los contactos en persona se prefieren en general a las virtuales, la participación en juegos y actividades divertidas con amigos, aunque sea de manera virtual, puede ayudar a que los alumnos se sientan menos aislados hasta que puedan volver a encontrarse.

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