Marzo 2010 – número 5

CLARKE

- ¿Quieres ser mi compañero?
- Siguiendo la corriente: Ocasiones especiales

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¿Quieres ser mi compañero?

Melissa Grisswold, Clarke Mainstream News 2007, Vol. 27, No. 4.

«Para la próxima actividad, ¡deberéis formar parejas!,» anunció la Sra. Thomas a la clase. Tan pronto como los alumnos y alumnas de décimo curso (14 años) escucharon la palabra «parejas» se giraron en busca de un compañero, haciendo un gesto con la mano o asintiendo con la cabeza, señales de que habían iniciado o aceptado la propuesta de formar pareja con otro alumno.
 

Cuando María quiso reaccionar ya era tarde, porque durante los escasos segundos en que tardó en darse cuenta de la indicación de la profesora, sus compañeros ya se habían emparejado. Bajó la mirada y jugó nerviosa con el lápiz, deseando que se le tragara la tierra. Como de costumbre, la Sra. Thomas le sugeriría que se uniera a una pareja de alumnos, pero decidió que le preguntaría si podía trabajar sola. No quería volver a pasar de nuevo por la misma situación: buscar a una pareja de alumnos con los que sentarse, sonreír y fingir que se enteraba de lo que decían, cuando en realidad era demasiado difícil seguirles, y no realizar ninguna tarea importante, excepto copiar el trabajo que habrían hecho ellos.

Aprender a trabajar con otras personas es una habilidad esencial en la vida. En el caso de los alumnos con pérdida auditiva, las actividades en pareja pueden resultar muy beneficiosas, ya que la comunicación es más manejable que en grupos de mayor tamaño. Sin embargo, tal como nuestro escenario sugiere, pueden surgir problemas. Cualquier alumno podría encontrase en la situación de María si tuviera alguna pequeña dificultad en comprender lo que se acaba de decir. En los casos en que María logra emparejarse con alguien, a menudo los compañeros próximos hablan y se relacionan entre ellos, lo que acrecienta el ruido de fondo y hay conversaciones superpuestas que dificultan la escucha y la comprensión.

Es completamente razonable que los profesores esperen que los alumnos formen parejas por su cuenta, especialmente en secundaria y bachillerato. Sin embargo, el enfoque de «asociación libre» utilizado por la Sra. Thomas en nuestro escenario puede ser especialmente problemático para un alumno con pérdida auditiva. Además, María no tenía la confianza suficiente como para decir a sus compañeros que tenía dificultad para seguirles y ellos, a su vez, no estaban al tanto de las estrategias de comunicación que podrían haberle ayudado. Como resultado, María no era capaz de contribuir de forma significativa y prefirió trabajar sola y frustrada.

Éste no tiene por qué ser el caso de su alumno o alumna. La disposición que usted tenga para desempeñar un papel activo en la organización de actividades conjuntas será fundamental hasta que el alumno consiga funcionar por su cuenta. A continuación, se facilitan algunas ideas para conseguir que el trabajo conjunto sea un éxito. Aunque nuestro escenario es un aula de bachillerato, muchas de estas sugerencias son también apropiadas para alumnos más jóvenes.

• Ayude al alumno a aprenderse los nombres de sus compañeros. El no conocer a los compañeros por su nombre puede dificultar aún más que se acerque a ellos y les pregunte si quieren ser su pareja. A menudo, asumimos que los alumnos conocen el nombre del resto de los compañeros, pero hay que considerar la frecuencia con la que la información se adquiere a través de la escucha incidental – cuando se pasa lista, en los debates de clase, en conversaciones informales – fragmentos de información que nuestro alumno puede perderse, dependiendo de las circunstancias. Quizá, el profesor de apoyo o el logopeda puedan ayudar en este tema.

• Transmita alguna información básica sobre la pérdida auditiva a sus compañeros. De esta forma, les será más fácil acercarse al alumno y comunicarse con él. Para que funcione, el alumno deberá estar de acuerdo con la información que se vaya a transmitir y con la manera en que se presente. A algunos alumnos les gusta hacerlo ellos mismos, mientras que otros agradecen la ayuda de un adulto y otros prefieren no estar presentes. Hable abiertamente con su alumno y deje que él tome la iniciativa.

• En el caso de este alumno, deberá elegir un compañero que tenga disposición a incluirlo y a compartir el trabajo de manera equitativa.

• Empareje a los alumnos con el mismo compañero varias veces. De esta forma, tendrán más oportunidades de conocerse mejor.

• De vez en cuando, empareje al alumno con otro compañero para que aquél pueda ser un modelo a imitar. Al ayudar a otro compañero que puede necesitar ayuda extra, el alumno tendrá la oportunidad de estar en una posición de liderazgo.

• Ponga en práctica un sistema de números. De esta manera, podrá emparejar a los alumnos al azar con una variedad de compañeros a lo largo del año. (Este sistema no siempre garantiza el éxito, ya que puede haber compañeros a los que el alumno le resulte más difícil oír o comprender que a otros).

• Haga saber con antelación al alumno que va a pedir a la clase que se agrupe por parejas, lo que le dará más tiempo para considerar quién podría ser su compañero. Quizá, podrían acordar una señal que usted le hará antes de anunciar la actividad, de manera que pueda estar preparado. Es una buena estrategia que puede utilizar una vez que el alumno haya establecido algunos contactos y sienta más confianza a la hora de buscar un compañero por su cuenta.

• Defina los roles específicos de cada alumno y rote las responsabilidades en cada proyecto. A un alumno que no sea asertivo o que esté algo rezagado se le asignarán probablemente tareas menores y no tendrá la oportunidad de demostrar sus puntos fuertes o realizar una tarea que realmente le guste.

• Facilite por escrito la tarea que espera que los alumnos lleven a cabo y la manera en que deben hacerlo, con el fin de que haya más estructura y previsibilidad.

Una vez que el alumno haya encontrado un compañero, su capacidad de participar dependerá del acceso a la comunicación. A continuación, sugerimos algunos puntos a tener en cuenta:

• Controle el ruido de fondo y los comportamientos que supongan una distracción en la medida de lo posible, de manera que el alumno tenga la oportunidad de escuchar lo que se dice en su grupo.

• Considere lugares alternativos. ¿Podrían el alumno y su compañero trabajar en el pasillo o en otra aula próxima? Trabajar en un lugar distinto suele ser motivo de alegría para los alumnos. Puede servir de ayuda en el caso de que el alumno se sienta tratado de una manera especial.

• Establezca reglas de comunicación (intervenir por turnos, establecer contacto visual, hablar con claridad, identificar el cambio de tema, etc.) con antelación y repítalas antes de cada proyecto. Haga hincapié en que estas reglas son en beneficio de todos, sin particularizar el caso del alumno con pérdida de auditiva.

• Si utiliza un sistema FM, anímele a que lo utilice cuando trabaje en parejas o en pequeños grupos, particularmente si es posible hacerlo en otro lugar donde no haya mucho ruido de fondo. Si el lugar es tranquilo, ¿se puede utilizar el transmisor como un micrófono de mesa o que puede llevarse de un sitio a otro?

• Considere la presencia de un intérprete oral. Puede que no haya una técnica mejor cuando se trata de facilitar a un alumno el acceso a lo que se está diciendo en un grupo, donde la comunicación fluye con rapidez y de una manera no estructurada. La presencia de un intérprete oral significa que el alumno sólo tendrá que centrarse en leer los labios de una persona, en vez de intentar seguir a varios interlocutores. Sin embargo, de la misma manera que el ruido de fondo y la falta de estructura inciden en la capacidad del alumno para oír y entender la información, también suponen una gran dificultad para un intérprete oral, ya que deberá ser capaz de escuchar y seguir a los diferentes interlocutores.

• Las señales visuales pueden ser de gran importancia para el alumno, a medida que el entorno auditivo se complica.

• Procure que haya rotación entre los grupos. ¿Hay pruebas de que el alumno participa activamente? ¿Le ayudaría la presencia de un adulto que actuase como facilitador de la comunicación, con el fin de asegurarse de que el alumno entiende lo que se dice y de que sus ideas se escuchan?

• Hable con el alumno periódicamente para averiguar lo que, desde su perspectiva, funciona y lo que no funciona.

Si bien hemos destacado la necesidad de que los profesores sean proactivos a la hora de determinar el momento y la manera en que los alumnos trabajarán juntos, también es importante facilitar al alumno apoyo fuera del aula (por ej.: un profesor de apoyo, un logopeda, un orientador o un tutor) para ayudarle a que desarrolle su confianza personal y sus habilidades de comunicación. Un entrenador personal puede proporcionarle un entorno seguro para ensayar situaciones en las que pueda preguntar a otra persona si quiere ser su compañero, explicar sus necesidades de comunicación a otras personas y reparar las interrupciones en la comunicación. Gracias a esta relación de apoyo, podrá adquirir conocimientos sobre el lenguaje social, los términos y las frases «de moda», que forman parte de la cultura social del centro y los acontecimientos de los que probablemente hablen sus compañeros. Todo ello le ayudará a participar en conversaciones sociales cuando trabaje con sus compañeros.

Este profesional también puede ayudarle a ser más consciente del punto de vista de sus compañeros y a comprender que también tiene su parte de responsabilidad en que la comunicación funcione. Por ejemplo, incluso si decide trabajar de manera independiente por temor o timidez, no por desinterés, su lenguaje corporal puede estar diciendo a sus compañeros que prefiere estar solo. ¿Trata de sonreír y establecer contacto visual o desvía la mirada cuando se pide a los alumnos que formen parejas? La fama es algo que se forja con rapidez y es difícil de cambiar, por lo que el alumno debe ser consciente de lo que hay que hacer para tener buena o mala fama.

Es evidente que hay alumnos con pérdida auditiva que no se sienten incómodos en ninguna situación y enseguida encuentran la manera de que se tengan en cuenta sus necesidades. Sin embargo, para aquellos alumnos que todavía no cuentan con las habilidades o la confianza necesarias, podemos poner mucho de nuestra parte para que las actividades en pareja sean una experiencia positiva que potencie tanto el aprendizaje académico como el social.

Siguiendo la corriente: Ocasiones especiales

Por la escritora y profesora Claire Blatchford, Clarke Mainstream News 2007, Vol. 27, No. 4.

¿Cómo son para un niño con pérdida auditiva las vacaciones o las ocasiones especiales? Le pregunté a Angeli Corish. Sorda desde los tres años a causa de una meningitis, Angeli, que ahora tiene treinta y cuatro, estudió en una escuela de integración, es licenciada, trabaja en una empresa de seguros y vive con su marido y sus dos hijos pequeños al oeste de Massachusetts. Angeli y yo impartimos un taller el pasado octubre llamado “¡Consejos para la supervivencia!” para adolescentes con pérdida auditiva en la conferencia anual de otoño del Centro de Integración de Clarke.

¿Cómo eran para ti las vacaciones cuando eras una niña?

Me encantaban las vacaciones pero no me hacían ilusión los encuentros familiares. No recuerdo que nadie hiciera nada en especial para ayudarme con las conversaciones, sino que yo me colocaba en el mejor sitio posible. Tomaba un punto en el centro de la mesa. También intentaba sentarme al lado de mi madre. Me sentía “más segura” cuando me sentaba a su lado. Sabía que me introduciría en la conversación o que tendríamos nuestra propia conversación. A veces, me sentaban en “la mesa de los niños” donde a menudo me sentía perdida. Cuando eso pasaba, me ponía a pensar o deseaba estar cerca de mi madre.

Tus padres ¿Te organizaban fiestas de cumpleaños?

Siempre tuve fiestas de cumpleaños en mi infancia. La mayoría eran patinar sobre hielo ya que mi cumpleaños es en invierno y mis padres que la piscina se helara para que pudiéramos patinar. Me encantaba tener fiestas, pero a menudo me sentía apartada. Cuando me hice mayor, mis padres me preguntaban si quería salir a cenar o si quería quedarme en casa por mi cumpleaños. Muchas veces elegía quedarme en casa y que mi madre me cocinara mi plato favorito. Me encantaba la comida de mi madre, pero también era la manera de sentirme especial y “encajar” en mi propia fiesta.

Cuando eras una niña o una adolescente ¿Dormías muchas veces fuera de casa?

Sí. La mayoría de las veces fueron con una sola amiga cada vez y era divertido. Sin embargo, cuando me invitaban a una fiesta con un grupo de chicas, temía la parte de la noche. Una vez que se apagaban las luces y empezaban los comentarios y las risitas, me sentía tan fuera de lugar que simplemente me dormía. No creo que mis amigas le dieran muchas vueltas, ni que lo hicieran intencionadamente. Nunca dije nada porque no quería ser la que estropea la diversión o la que pide comprensión, así que lo guardaba para mí.

¿Han cambiado los encuentros familiares y las fiestas ahora que has crecido?

¡No mucho! Todavía intento ponerme en el mejor sitio posible en cualquier encuentro social. Ahora, sin embargo, le pido a la gente que me cambie el sitio si no oigo bien. Hace poco me encontré en una situación en la que acabé por abandonar, pues intentar oír era demasiado agotador. Estaba en la playa con varios familiares y estábamos sentados fuera alrededor del fuego por la noche. El sonido de las olas era precioso, pero lo hacía más difícil. Había quince personas en círculo riéndose, contando historias y bromas y yo no estaba oyendo nada. Después de intentar seguirles y comportarme como si estuviera enterándome, abandoné y me fui a la cama. A veces es tan agotador seguir la conversación que es mejor irme. Por la mañana, le conté a mi madre que estaba teniendo dificultades y me dijo que incluso para ella era difícil oír lo que pasaba.

Lo que también ayuda es tener información sobre las últimas noticias y acontecimientos. Me ayuda a seguir las conversaciones y a poder participar. Cuando no participo, me pregunto si doy a los demás la imagen de ser “estirada” o que no me importa lo que están hablando (y no quiero que eso pase). Si estoy a la última, puedo participar y ser parte del grupo.

Alguna vez ¿Sientes que tu familia asume que puedes comprender y seguir las conversaciones en las reuniones familiares? ¿Tienes alguna manera de advertir que no puedes seguirles?

Estoy segura de que creen que les sigo mejor que cuando era una niña. Creo que he dominado la técnica de “reír a tiempo” y de la sonrisa como si les estuviera siguiendo. La mayoría del tiempo es así, ya que mi capacidad de leer los labios ha avanzado a lo largo de los años y mi familia y amigos se han ido acostumbrando a saber cuándo puedo y no puedo oír. Cuando no puedo oír, me inclino y, en voz baja, a quienquiera que esté a mi lado se lo digo. No me da vergüenza decirles a los que me rodean que me he perdido la frase clave de una broma o que no he escuchado el nombre de la persona de la que están hablando. Con mi mejor amiga, Jen, sólo tengo que mirarla y ella instantáneamente sabe que no he oído lo que se ha dicho. Tengo una conexión especial con ella; entiende mis expresiones incluso sin decir nada. Mi hermano también es muy bueno en darse cuenta. Si lo miro, repite lo que se ha dicho sin que le pregunte.

Si voy a algún evento con gente nueva, como una reunión de trabajo con los compañeros de mi marido, le digo a mi marido que se quede a mi lado de tal forma que pueda repetirme lo que no haya oído. Una vez que hemos estado en ese ambiente un rato y he cogido el volumen y la forma de hablar de la gente, estoy bien y me atrevo a mezclarme por mi cuenta. Puede ser muy intimidante adentrarse en situaciones nuevas, con gente nueva, en un ambiente nuevo y no saber lo que va a pasar.

En general, he estado rodeada toda mi vida de gente maravillosa, que se preocupaba y que hacía cualquier cosa por ayudarme. Creo que lo difícil para ellos es que parezco como ellos. Hablo como ellos y hago las mismas cosas, pero mi sordera es algo que se olvida o se esconde a menudo por el hecho de que me desenvuelvo muy bien la mayoría del tiempo.

¿Tienes algún consejo para los padres en relación con las reuniones sociales en las que su hijo será el único con pérdida auditiva?

Intenta coger la mesa más tranquila del restaurante. Deja que tu hijo se ponga donde se sienta cómodo y tenga un contacto directo con la mayoría de las personas. A veces sentarse en “la mesa de los niños” no es el mejor sitio para un niño sordo, aunque sea bueno para los padres. Presta atención a las claves que te indican lo que tu hijo no está siguiendo. ¿Está mirando a otro lado o mirando por la ventana? Si notas que está demasiado callado, inicia una conversación en la que sepas que puede participar, como contar algo que le hace ilusión, un partido en el que ha participado recientemente o algo que ha pasado en el colegio. Esto le hará sentir que es parte del grupo y que la gente le está escuchando.

¿Algún consejo para el niño con pérdida auditiva en las reuniones sociales?

Más o menos el mismo consejo que daría a los padres. Encuentra el mejor sitio. Traza un plan con un amigo o un miembro de la familia antes de ir a la reunión. Diles que les harás la “señal” de que no estás entendiendo y cómo quieres que se resuelva la situación, sin interrumpir mucho y sin llamar demasiado la atención. Pídeles que te repitan en bajo lo que te has perdido o sé específico en lo que no has oído, como la frase clave de una broma o el nombre de alguien. Lee sobre la actualidad, intenta estar al día en deportes, música o en la última tecnología. Tener información actualizada te ayudará a seguir las conversaciones con tus compañeos y tendrás más cosas con las que contribuir en las conversaciones.

Para mí también han sido de gran ayuda estos consejos. Gracias, Angeli.

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