¡Despierta y ponte en marcha!
Melissa Grisswold
La utilización de la tecnología para enseñar a los niños a adquirir una mayor autonomía
Imagine una mañana cualquiera en su casa. Es la hora de que su hijo o hija se despierte y se prepare para ir al colegio. ¿Entra en su habitación, enciende la luz, le toca el hombro o le hace cosquillas – puede que incluso usted haga todo esto acompañado del perro que tienen en casa – hasta que por fin se despierta? Si el niño es muy pequeño, es probable que esta situación le parezca normal y apropiada. Sin embargo, ¿qué ocurre si tiene diez o más años, incluso si se trata de un alumno que ya va al instituto? Si usted sigue despertando a su hijo a estas edades todas las mañanas, puede que sea el momento de introducir algunos cambios en la rutina diaria que fomenten su autonomía con la ayuda de la avanzada tecnología actual.
Cuando los niños con pérdida auditiva se quitan los audífonos o implantes cocleares para irse a dormir, es probable que no puedan escuchar la alarma de un despertador, lo que no significa que deban depender siempre de sus familiares para poderse despertar. Es necesario animar a los preadolescentes y a los adolescentes, especialmente, para que asuman la responsabilidad de levantarse a tiempo. Promover que los chicos de esta edad vayan asumiendo una mayor cota de responsabilidad en su autonomía personal tiene muchas ventajas, además existe la tecnología adecuada en el mercado para hacerlo.
Los despertadores-vibradores son una alternativa que pueden usar las personas que no son capaces de despertarse con un despertador normal. En lugar de emitir sonido o música, este tipo de despertadores incluyen un dispositivo (del mismo tamaño que un ratón de ordenador) que se coloca debajo de la almohada. Cuando salta la alarma, este dispositivo produce una vibración lo suficientemente fuerte como para despertar a una persona que tenga un sueño de lo más profundo. Hay gran variedad de despertadores a disposición de las personas con pérdida auditiva, que incluyen combinaciones de timbres de tono ajustable y luces parpadeantes, además de los dispositivos de vibración.
Sandra Farnsworth, como responsable de los alumnos del internado del colegio Clarke, ha estado trabajando durante veinte años con niños con pérdida auditiva. Como durante el curso trabaja en el internado y en los veranos en el campamento de Clarke, es la persona que se ocupa de trabajar la autonomía en los niños, comenzando con la rutina de despertarse por la mañana. Respecto al campamento de verano, al que acuden niños de nueve a trece años, la Sra. Farnsworth comenta: “No es habitual que los niños que acuden al campamento hayan utilizado un despertador-vibrador en su casa. Empezamos por hablarles de estos dispositivos, mostrándoles en qué consisten y cómo funcionan. Finalizado el campamento, cuando sus padres llegan para recogerles, les ofrecemos información y les animamos a que los utilicen en casa. Durante el curso escolar, a los alumnos de Clarke se les habla de estos dispositivos o se les sugiere que los utilicen cuando tienen entre diez y doce años. Los alumnos ven cómo los manejan otros niños o se enteran de su existencia en el colegio o en el internado. Trabajamos con ellos para que adquieran una mayor autonomía a la hora de levantarse a tiempo para llegar al desayuno, cuando hacen las tareas escolares, etc. Considero que la respuesta que se obtiene con el uso del despertador-vibrador es muy positiva en casi el 100% de los casos. Su utilización se asemeja a la de un despertador normal y es importante sentir que no se depende de los adultos cuando se entra en la adolescencia”.
Aprender a utilizar un despertador lleva su tiempo y los adultos pueden ayudar al niño de muchas formas hasta que sea capaz de hacerlo por su cuenta. Por ejemplo, se tarda un tiempo en comprender la distinción entre el concepto de a.m. y p.m., y la Sra. Farnsworth refiere con humor que se suelen escuchar alarmas que saltan a todas horas durante la tarde. En todo caso, la Sra. Farnsworth anima a las familias a que “empiecen a trabajar la autonomía de su hijo tan pronto como sea posible sin poner en riesgo su seguridad. El despertador-vibrador es una manera eficaz y segura de incentivar y recompensar los primeros pasos del niño en el camino hacia una mayor independencia. Los adultos deben comprobar el ajuste del despertador antes de acostarse, haciendo que parezca que es el niño el único responsable de hacerlo, pero así el adulto se asegura que todo está correcto”.
En el caso de un adolescente o de un niño que está a punto de entrar en la adolescencia, una tarea tan sencilla como tener control sobre el momento de despertarse se convierte en una tarea descomunal. La intimidad en esta etapa adquiere una gran importancia (¿a qué adolescente le gusta que su madre, padre o hermano entre en su habitación todas las mañanas?) y también es mayor el deseo de ser independiente. Los adolescentes con pérdida auditiva deben tener la oportunidad de gestionar su tiempo y tener la libertad de apretar el botón de “repetición de alarma”, además de aprender por sí mismos, por ejemplo, las consecuencias de un descuido que le hacen llegar tarde al colegio. La Sra. Farnsworth comenta al respecto: “Resulta curioso ver las distintas maneras en que los niños reaccionan ante este nuevo paso en su independencia. Tal como me dijo uno de nuestros antiguos alumnos hace muchos años: ‘Sra. Farnsworth, ¡cuanta mayor independencia me da, más responsabilidad tengo que asumir!’”.
Cinco consejos que ayudan al alumno a mejorar su capacidad para abogar por sus derechos. Se pueden poner en práctica de inmediato
De Heather Brezinksi, M.E.D. y Katelyn Driscoll, M.E.D.
Adaptación de los materiales entregados en su taller “Ven a jugar conmigo: la función del profesor itinerante en las aulas de Educación Infantil del sistema educativo ordinario”, presentados en octubre de 2009 en la 30ª Conferencia Anual de Otoño de Clarke Mainstream Services.
- Ofrezca modelo utilizando buenas estrategias de reparación de la comunicación. (“¿Podría repetírmelo por favor?” “¿Se está refiriendo a _______?”) Promueva que todos los alumnos utilicen este tipo de expresiones y que repitan lo que han dicho cuando alguien se lo pide. Los niños deben saber que a TODAS las personas nos ocurre que a veces no entendemos algo y debemos pedir que nos repitan o aclaren lo que nos han dicho. Enseñar al alumno estrategias de reparación les ayuda a evitar la frustración. Como profesor, usted es el modelo de referencia para él. ¡Debe reforzar cualquier iniciativa del alumno para reparar la comunicación!
- Ayude al alumno con pérdida auditiva cuando haya de contestar a la pregunta: “¿Qué llevas puesto en los oídos?” (“Son audífonos/ implantes cocleares. Sirven para escuchar mejor”). Trate de no contestar por él. No deje de preguntar a los padres cómo actúan ellos y el niño en las situaciones que se plantean fuera del entorno escolar.
- Permita que el alumno con pérdida auditiva participe en el proceso de mantenimiento y uso del sistema de FM, incluso las primeras veces que lo utilice, cuando lo único que tenga que hacer sea presionar el botón para encenderlo. Fomente que el alumno sea cada vez más autónomo (por ejemplo, en el cambio de pilas, en la entrega del transmisor al ponente o en ser consciente de las situaciones en las que necesita el FM) siempre teniendo en cuenta su edad y su capacidad. De esta forma, el alumno empezará a responsabilizarse de su equipo. Sugiera al alumno que realice un escrito con algunos consejos que le faciliten la comunicación para que lo entregue al profesor o a la clase. Este escrito se puede elaborar con la ayuda de un adulto, dándole al alumno cada vez una mayor autonomía según vaya avanzando de curso (algunos ejemplos de consejos ofrecidos por alumnos de corta edad: Por favor, no susurréis. Así puedo enterarme de las reglas de los juegos en el recreo. En el comedor, me gusta estar tranquilo).
- Anime al alumno a acudir a sus compañeros para preguntar o para pedir ayuda en vez de recurrir a los adultos (“_______ sabe cómo subirse la cremallera del abrigo. ¡Estoy segura de que te ayudará!” O puede establecer como norma: “Pregunta a tres personas antes que a mí”). Dele oportunidad también al alumno con pérdida auditiva para que en ocasiones sea él quien ayude a un compañero.
Por encima de todo, es necesario escuchar el punto de vista del alumno. No tenemos forma de saber con fiabilidad lo que el alumno oye. Confíe en lo que el alumno le diga, a pesar de la molestia que puede suponer para usted, tener que sincronizar el sistema de FM por tercera vez en la mañana o tener que cerrar las ventanas en un día precioso por el ruido de la máquina con la que están cortando el césped. Procure saber a quién ha de recurrir en el caso de que se produzca un fallo en el equipo de FM. Asegúrese que el alumno sepa que usted toma en cuenta aquello de lo que se queja y que está de su lado para tratar de que oiga en las mejores condiciones. Cuando observe que hay algo que le está costando averigüe de qué manera puede ayudarle a encontrar una solución. Por ejemplo, si usted tiene oportunidad de estar a solas con el alumno, emplee la técnica de “role playing” acompañándose de materiales, como muñecos y cuentos.
Tomando como modelo al “Hombre de Acero”
Por Claire Blatchford, escritora y profesora
Hace algunas semanas, al ver que no funcionaban los subtítulos en el programa de noticias, empecé a buscar otros canales para comprobar si se trataba de un fallo del aparato. En uno de ellos aparecía Christopher Reeve, sentado en posición rígida en su silla de ruedas, sonriendo y hablando mientras sus palabras se transcribían en la parte inferior de la pantalla. Se trataba de la repetición de una entrevista realizada unos años antes de que el actor falleciera.
Reeve hablaba de que no podía abrazar a sus hijos pequeños y de que tenía que utilizar otras vías para expresar a sus pequeños su cariño y apoyo. No me acuerdo de cuáles fueron sus palabras exactas, pero me impactó la forma en que “abrazaba” en sentido figurado a su familia a través de la voz y la expresión facial. Si ha visto sus películas, es fácil imaginarse la famosa sonrisa de Superman, tanto en sus ojos como en sus labios y hacerse una idea de lo que quería decir. Su rostro desprendía calidez. Como bien saben los profesionales de la interpretación, las personas no sólo hablamos con la boca sino con toda la cara.
La entrevista se me quedó grabada. En mi opinión, Reeve estaba poniendo de relieve dos cosas de las que los niños con pérdida auditiva deben ser conscientes, si es que no se han dado cuenta por sí solos todavía. La primera es la capacidad para emplear otros recursos a la hora de expresarse, cuando la vía habitual está limitada. La otra es la importancia de la expresión no verbal en la comunicación.
En relación con la primera de las cuestiones: era evidente que Reeve sentía un gran cariño por sus hijos y estaba decidido a no permitir que su condición física le impidiera transmitirles lo que sentía. A lo largo de mi vida, siempre he tenido claro que si no logro entender lo que me dicen o si otras personas tienen dificultad para entenderme, debo encontrar una forma alternativa de comunicarme. Puede que no sea suficiente con preguntar “¿qué has dicho?” o simplemente repetir lo que se acaba de decir; hay ocasiones en que la repetición sólo sirve para agrandar más y más la ruptura producida en la comunicación. Si esto sucede, se puede caer en la tentación de darse por vencido, lo que, a su vez, puede hacer mella en la confianza en uno mismo.
Pedir ayuda a una tercera persona, reformular o escribir lo que intento transmitir son fórmulas que utilizo habitualmente. De hecho, para facilitar la tarea de escribir notas, siempre llevo una libreta en el bolso. Está llena de anotaciones que no tendrían sentido para otras personas: mapas trazados a toda prisa, títulos de libros o películas, nombres de lugares lejanos, personas famosas o alimentos exóticos cuyo nombre me cuesta pronunciar, entre otras muchas cosas. Suelo utilizar este método para averiguar o aclarar el tema de una conversación o para aclararme yo misma con alguna información determinada.
Cuando se necesita expresar algo más sutil, como es, por ejemplo, el deseo de Reeve de “abrazar” a sus hijos, se necesita un poco más de creatividad. Mis padres sabían muy bien cómo hacerlo. Tres apretones de mano en un momento de frustración significaban “te quiero” y un guiño en medio de una reunión familiar ruidosa y caótica significaba “ten paciencia, pronto terminará”. Además, mi padre tenía una manera especial de darme unos golpecitos en la espalda para darme ánimo, cuando me notaba cansada después de una jornada en la que había estado esforzándome por mantener el ritmo escolar. Mi marido, mis hijas y mis cuñados saben encontrar maneras alternativas de transmitir las cosas que son importantes. El humor es fundamental. Poner caras o hacer comentarios graciosos, como “hoy no me funciona muy bien el coco”, ayudan a tolerar mejor la frustración o la confusión en un momento determinado.
Sin duda, todas las familias tienen su propio lenguaje para transmitir cariño y apoyo, al igual que tienen su propia historia y, en el caso de los niños con pérdida auditiva, es muy importante hacerles conscientes de este tipo de lenguaje y que tomen parte en él. Usted es su principal conexión con el mundo de los oyentes y es preciso que utilice todas las herramientas a su alcance para mantener dicha conexión. No significa que usted haya de actuar como un payaso, algo que creo también se puede decir a los profesores, en concreto, a los de primaria. Tampoco hay que olvidar que se trata de un puente que están construyendo juntos, usted y su hijo. A los niños con pérdida auditiva hay que alentarles a que encuentren la manera de comunicar sus sentimientos e ideas cuando no pueden hacerlo a través del lenguaje. He sido oralista toda mi vida y desearía que todos los niños con pérdida auditiva recibieran la ayuda necesaria para ser capaces de “escuchar y hablar como una persona oyente en el mundo de los oyentes”. Pero eso no me impide admirar la expresividad natural de la lengua de signos. Yo utilizo con frecuencia los signos de “frustrada”, “aburrida”, “feliz”, “triste”, “cansada” y “Te quiero”, ya que transmiten un sentimiento claro y sincero en situaciones en las que el lenguaje verbal parece que se queda corto.
La segunda cuestión que deseo mencionar está relacionada con el ser conscientes de la importancia que tiene la expresión no verbal cuando nos comunicamos con otras personas. Puede que usted esté de acuerdo en que, en ocasiones, los adolescentes nos “sacan de nuestras casillas” cuando muestran aburrimiento, indolencia, impaciencia o indiferencia. Los niños con pérdida auditiva pueden también, sin que lo pretendan, “sacarnos de nuestras casillas” cuando no muestran interés por lo que estamos diciendo. Mi madre me lo hizo saber con toda claridad cuando yo tenía nueve años en una conversación que mantuvimos con palabras como éstas:
Mi madre: “Acabo de decirte que Sharon va a venir a casa, ¿lo has entendido?”.
Yo: “Sí”.
Mi madre: “Si lo has entendido, ¡qué te cuesta hacérmelo saber! ¡Responde! Podrías asentir, por lo menos. Hay veces que me siento igual que si hablara con la pared”.
Seguro que hay maneras más amables de transmitir este mensaje, pero lo cierto es que lo entendí a la perfección y se lo agradezco. También me sirvió para tomar conciencia de la manera en que las personas me responden cuando les hablo. A mí me resulta sencillo notar cuando una persona no me está entendiendo bien, lo que, incidiendo en la primera cuestión, me indica que debo reformular lo que estoy diciendo. También me doy cuenta con facilidad cuándo una persona no está interesada en lo que estoy diciendo o cuando está pensando en otra cosa mientras hablo. Tener en cuenta el lenguaje corporal es, sin duda, una herramienta importante para todos los niños con pérdida auditiva.
Un niño con pérdida auditiva al que se le anime a potenciar su capacidad de expresión – tanto a través de la cara como de todo el cuerpo – podrá estrechar más la relación con la persona que habla, ya que no sólo le está transmitiendo que entiende lo que están hablando, sino que además le interesa. Puedo dar fe de que esto es así, ya que tiendo en general a buscar la compañía de personas que me prestan toda su atención, de buen agrado y sin reservas. Las personas con esta disposición me estimulan a hablar. Su capacidad de escucha es para mí un regalo que hace que yo intente devolverles lo mismo. Quiero escucharles, comprenderles, compartir cosas con ellos y, en definitiva conectar. Y generalmente lo que me suele suceder es que la pérdida auditiva deja de tener importancia.