Los deberes: estrategias para tener éxito
Melissa Grisswold, Clarke Mainstream News, 2005: Vol. 25, No. 2
Una vez iniciado el curso escolar, es hora de prestar atención a los elementos que ayudarán a que el alumno o alumna con pérdida auditiva logre progresar en su clase. Los deberes son una ayuda vital del aprendizaje en el aula, por lo que también es igualmente importante tener en cuenta estrategias que ayuden al alumno a tener una experiencia positiva en la realización de tareas fuera del aula. Estas estrategias incluyen la manera en que se asignarán los deberes, el apoyo que puede necesitar y la forma de supervisar el progreso realizado. Ante todo, es muy importante que las tareas sean significativas y razonables, ya que se fomentará la confianza y el compromiso del alumno en este importante aspecto del curso escolar.
Los retos
Su alumno puede disponer de la mejor tecnología existente en términos de amplificación pero, dado que no oye con normalidad, siempre existirá el peligro de que pierda información. Se esforzará más que sus compañeros para integrar los fragmentos de la información que reciba, pero es posible que no sea consciente de que malinterpreta la información o las instrucciones, o ambas, lo que repercutirá en su capacidad para realizar correctamente los deberes. Del mismo modo en que usted se dará cuenta de que existen lagunas en su vocabulario y en sus conocimientos generales a medida que avance el curso, también existirán lagunas imprevisibles que entorpecerán la realización de los deberes. Cuando asigne las tareas para casa, su expresión facial podría hacerle asumir que ha entendido sus instrucciones. De hecho, podría ocurrir que no se haya dado cuenta de que ha malinterpretado algo, pero también podría darse la circunstancia de que no desee admitir que no está seguro de la tarea encomendada. Esto no significa que siempre se encuentre perdido o confuso, pero sí significa que es muy importante que usted se esfuerce conscientemente en comprobar este punto con el alumno y con las personas que le ayudan. Por otra parte, como todos sabemos, existen factores que pueden convertir los deberes escolares en un reto para cualquier alumno. Entre los obstáculos potenciales, se encuentran el volumen de tareas a realizar en una tarde, la dificultad con una asignatura en particular, la motivación o problemas en el ámbito familiar.
Cómo se puede ayudar
Cynthia Warger, autora de «Five Homework Strategies for Teaching Students with Disabilities” (Cinco estrategias en los deberes escolares para enseñar a los alumnos con discapacidades) (ERIC/OSEP Digest n.º E608, marzo de 2001) señala las estrategias que han resultado eficaces para mejorar el progreso de los alumnos en los deberes escolares. Nos gustaría compartir estas estrategias y añadir algunas sugerencias que creemos que serán útiles en las tareas de apoyo a alumnos con pérdida auditiva.
Asigne tareas que sean claras y apropiadas
• Las normas relativas a los deberes deberán explicarse con claridad al principio del curso y recordarse a lo largo del año. Facilite a los alumnos, padres y tutores (y a las personas involucradas en actividades extraescolares, si lo considera oportuno) esta información por escrito.
• Explique cada tarea con claridad. Facilite ejemplos e instrucciones por escrito, además de realizar algunos ejemplos en clase.
• Déle al alumno tiempo para comenzar la tarea en clase y compruebe que le ha entendido. ¿Puede explicarle el alumno en qué consiste la tarea?
• Escriba la tarea y la fecha de entrega en la pizarra, recuérdela con frecuencia y no la borre hasta que haya pasado la fecha de entrega.
• Sea preciso a la hora de dar instrucciones y siempre que necesite modificarlas. No introduzca cambios en la tarea en el último minuto o en momentos poco estructurados, como cuando los alumnos estén charlando o preparándose para que toque la campana. Asegúrese de que capta la atención del alumno y de que éste puede verle sin problemas.
Disponga las condiciones adecuadas para los deberes escolares
• Facilite ayuda individual. Para el alumno con pérdida auditiva, la mayor ayuda es la atención individualizada proporcionada por un tutor en un entorno libre de ruido de fondo y de otras distracciones. El trabajo de tutoría puede convertirse en algo más que la simple aclaración de instrucciones, porque el alumno/a puede que precise ayuda con vocabulario poco familiar, el lenguaje o el contenido relacionado con una tarea. Este tipo de apoyo es difícil de prestar cuando un tutor tiene que dividir su tiempo entre varios alumnos.
• Supervise con atención los deberes del alumno. Los comentarios por parte del alumno y de las personas que le ayudan son muy útiles. Haga un seguimiento del tiempo que tarda en finalizar las tareas, la ayuda que necesita y el tipo de tareas que suponen una dificultad especial pues le pueden ayudar a determinar:
o si debe ajustar el volumen de las tareas
o si deben asignarse menos tareas
o si es preciso un formato o una presentación de instrucciones diferente
o si necesita ayuda extra en un área particular de habilidades o de contenido
• Proporcione herramientas de aprendizaje (p.ej., calculadoras, diccionarios).
• Considere la posibilidad de contar con el apoyo de un alumno tutor o de un grupo de estudio. Asegúrese de que estos grupos cuentan con supervisión, de manera que el alumno participe y aprenda, en lugar de dedicarse a copiar información como consecuencia de posibles dificultades en la comunicación.
• Ajuste las normas de evaluación cuando sea apropiado. Por ejemplo, en una tarea de escritura, podría dar un punto por contenido e ideas y otro punto por gramática.
• Haga comentarios útiles en el momento de entrega. En lugar de dar al alumno un visto bueno por traer hechos los deberes, dedique un tiempo a señalar lo que ha hecho bien, las áreas en las que necesita mejorar y las sugerencias que considere oportunas.
Enseñe habilidades de estudio
Con frecuencia, se señalan las técnicas de organización y de estudio como áreas en las que los alumnos con pérdida auditiva están mal preparados. Los profesores, los tutores y los padres pueden realizar un esfuerzo conjunto y enseñar las técnicas necesarias para tener éxito en los deberes escolares.
• Se debe facilitar al alumno un lugar tranquilo y ordenado para que trabaje. Estas condiciones son prioritarias y se aplican a las sesiones de tutoría, al trabajo en casa y a los programas extraescolares. Si el alumno asiste a clases extraescolares, probablemente habrá otros muchos alumnos en el curso. Incluso cuando haya un horario fijo para que los alumnos hagan sus deberes antes de participar en otras actividades, puede haber demasiado ruido de fondo para que el alumno sea capaz de trabajar de manera eficazmente. Es preciso encontrar un lugar tranquilo en el que pueda trabajar y, al mismo tiempo, tenga acceso a la ayuda de un adulto cuando la necesite.
• Hay que fijar un periodo de tiempo diario sin distracciones en el que el alumno pueda realizar sus deberes. Debe ser un momento en el que sea capaz de concentrarse y tenga energía para terminar las tareas. Al final del día, puede que se sienta agotado por el esfuerzo realizado para mantener el ritmo de la comunicación durante la jornada escolar y quizás necesite un tiempo para descansar y “recargar pilas”. Empezar a hacer los deberes inmediatamente después de salir del colegio puede no ser apropiado en el caso de algunos alumnos.
• Facilite buenos apuntes. La mayoría de los alumnos no será capaz de tomar sus propios apuntes en clase, ya que es prácticamente imposible escuchar, leer los labios y escribir simultáneamente. Establezca un sistema de toma de apuntes, recurriendo a un alumno o a un adulto que se encargue de esta tarea, de manera que el alumno tenga acceso diario a unos apuntes correctos y bien organizados.
• Ayúdele a desarrollar un plan para realizar tareas complejas. Dividir una tarea larga en otras más pequeñas y más manejables ayudará a que la labor sea menos abrumadora.
• Ayúdele a que aprenda a conseguir ayuda. Podría tener dificultades con una tarea pero no saber cómo explicar en qué consiste el problema. Se le podría ayudar hablando del problema y practicando la manera de aproximarse a un profesor en busca de aclaración.
• Establezca una rutina para comprobar detenidamente sus tareas y entregarlas a tiempo.
Utilice un calendario de deberes
Los calendarios de deberes son una herramienta útil para enseñar a los alumnos a organizar y dar prioridad a las tareas. Realizar listas, anotar fechas de entrega y asignar tiempos para las tareas son actividades que ayudan a que los deberes sean menos agobiantes. Los calendarios pueden resultar útiles para organizar las tareas a largo plazo y reservar tiempo para estudiar exámenes más próximos. También pueden utilizarse como una herramienta más para evaluar el rendimiento; su revisión con la ayuda de un adulto permite identificar las áreas de éxito, mejora y dificultad.
Asegure una comunicación fluida entre el hogar y el colegio
Como ya se ha mencionado, las observaciones (feedback) son fundamentales para realizar las adaptaciones necesarias de forma tal que el profesor asigne deberes apropiados al alumno y que el alumno sienta que está avanzando. Por lo tanto, debe haber comunicación periódica entre los profesores y todos los adultos que ayudan al alumno con sus tareas; los cuadernos de deberes o las agendas son un medio para facilitar la comunicación. Los profesores pueden proporcionar sugerencias sobre cómo ayudar en los deberes. Los padres y tutores pueden compartir de manera periódica puntos de vista acerca de cómo el alumno está organizando y resolviendo las tareas y el tipo de ayuda que le facilitan. El correo electrónico se ha convertido en la respuesta perfecta para muchas personas, permitiendo que aquéllas con horarios limitados o incompatibles se comuniquen con mayor regularidad. Las reuniones personales, sin embargo, son importantes y no deberían omitirse aunque exista comunicación por escrito.
A todos los alumnos les beneficia la consistencia y la anticipación, ambas son especialmente importantes para los alumnos con pérdida auditiva. En el caso de los alumnos más pequeños, el establecimiento de rutinas y el fomento de una actitud positiva hacia la ejecución de las tareas con minuciosidad y puntualidad son las bases para que puedan enfrentarse a las tareas más difíciles y voluminosas que se les presentarán en el futuro. La dedicación para enseñar técnicas de estudio contribuirá a que el alumno se sienta orgulloso al comprobar que cada año organiza, prioriza y resuelve las tareas con mayor autonomía. Cuando los deberes que tiene que realizar un alumno son apropiados sirven para reforzar eficazmente sus habilidades aunque resolverlos con éxito requieran tiempo y esfuerzo.
Las tareas que son demasiado difíciles o llevan demasiado tiempo sólo sirven para que los alumnos se desanimen y disminuya su autoestima. La clave es conseguir el equilibrio de manera que, por un lado, el alumno aprenda el valor de los deberes y desarrolle el sentido de la responsabilidad y, por el otro, disponga de tiempo libre para dedicarse a sus aficiones y liberarse de la tensión acumulada durante la jornada escolar.
Siguiendo la corriente: Para recordar día a día
Por la profesora y autora Claire Blatchford, Clarke Mainstream News, 2005: Vol. 25, No. 2.
Día uno: He descubierto que el pastel que encargué para la fiesta de la escuela experimental tenía mal puesto el nombre. En vez de “Escuela experimental” lo que había escrito era “Escuela para niños” *. Cuando estaba encargando la tarta la semana pasada, propuse escribirlo. La chica de la pastelería me dijo que lo había entendido. Está claro que no comprendió lo que dije.
Día dos: He respondido al nombre de otra persona cuando la enfermera en la consulta del dentista llamó al siguiente paciente. Esto ya me había pasado. La primera vez que fui a la consulta, ¡casi me hacen lo que no me correspondía!
Esta noche el 80% de los subtítulos de las noticias no tenían sentido.
Día tres: Una chica de la mensajería United Parcel vino a traer un paquete y se quedó atascada en el barro de la entrada. Yo estaba en la planta baja y no era consciente de que nuestro perro, que estaba fuera, estaba histérico. Cuando finalmente me di cuenta de lo que estaba pasando, ella estaba echándole barro encima. Le metí dentro y conseguí ayudar a salir a la chica. En ese momento, descubrimos que el paquete no era para mí, sino que había venido a la dirección incorrecta.
Día cuatro: Ed, mi marido, oyente, se levantó a las 4:30 para sacar al perro que estaba gimiendo. Leo necesitaba desesperadamente ir al baño. (Quizá tragó algo del barro de ayer). Me imagino lo que me hubiera encontrado si Ed no hubiera estado aquí.
Cuando paré en la estación de servicio para comprar una Coca-Cola y unas galletas saladas, había una chica nueva en la caja. No podía ver lo que marcaba en el visor, no funcionaba bien y no le entendía porque hablaba a la vez con otra persona. Dije: “¿Qué?”. Repitió, aún sin mirarme. Como seguía sin poder leerle los labios, le di un billete de diez dólares aunque tenía muchos de un dólar. Mientras me daba el cambio, me echó una de esas miradas de “¿Y a ti qué te pasa?”.
Día cinco: Cuando llegué al peluquero a las dos, la recepcionista me dijo: “Le dejé un mensaje en su contestador esta mañana. Rhonda está enferma, hemos cancelado su cita”.
¡Hoy ha sido el día del teléfono! Esta tarde, Ed ha tenido una larga conversación telefónica con mi padre. Toda mi vida he deseado poder hacer eso. Ojalá mi padre no se sintiera incómodo con el teléfono de texto. Ojalá le diera una oportunidad al correo electrónico en vez de decir: “Loro viejo no aprende a hablar”.
Día seis: Alguien contó un chiste en la junta de dirección esta tarde. Todo el mundo se rió, incluida yo, aunque no lo había entendido. Estaba demasiado cansada para pensar en ello.
Día siete: Estaba tan concentrada en lo que escribía que me olvidé de que había puesto a hervir en la bandeja superior del microondas tres huevos. Ed, que los estaba oyendo, vino a preguntarme si quería que los huevos explotasen por todo el techo o si tenía pensado hacer otra cosa con ellos.
Día ocho: Debbie y Bob estaban comentando en la cena lo bonitos que son los cantos de los pájaros al amanecer ahora que ha llegado la primavera.
Día nueve: Ed, que había tomado prestado mi coche durante el día, me contó en la cena que el coche hacía ruido en la parte izquierda del morro. ¿¡Qué ruido!? ¡Pero si el coche sólo tiene un año!
Día diez: He tenido que mirar fijamente a los ojos de Annie cuando estábamos comiendo con Betsy y Leslie, como una manera de pedirle por favor que me mire cuando habla. Incluso tus mejores amigos se olvidan.
Como dije al principio de este artículo, me sorprendí de la cantidad de situaciones que apunté. Sin embargo, no estaba molesta. He vivido ya suficiente tiempo con mi discapacidad auditiva como para saber que la mayoría de estas situaciones no son algo personal. Simplemente suceden. Es parte del negocio. Lo importante es cómo respondo y las resuelvo. Si estoy cansada, me afectan negativamente. Si estoy descansada soy más capaz de (1) explicar mi situación a los demás y pedir ayuda, (2) pensar en cómo hacer las cosas de otra manera, (3) ver el lado divertido de todo eso y (4) recordar que los oyentes también tienen altibajos, contratiempos y malentendidos.
Como pueden ver por las anotaciones, tengo la suerte de tener un marido oyente al que no le importa, en muchas situaciones, escuchar por los dos. Probablemente usted esté en una situación similar con el niño con discapacidad auditiva a su cargo. Su preocupación por los pequeños acontecimientos del día a día, su capacidad para “escuchar” a ese niño cuando se siente ignorado, solo e incomprendido, todo eso es un gran regalo para él. Mi más sincero agradecimiento, no sólo a mi marido, familia y amigos, sino a todos ustedes que, en todas partes, escuchan y apoyan a las personas con discapacidad auditiva. Nunca está de más decirlo dos veces: ¡Gracias!
* N.T.: El parecido en inglés entre estas dos expresiones hace posible este error, “Children’s School” por “Charter School”.