¡Preparados, listos, ya! La planificación de las salidas escolares marca la diferencia
Melissa Grisswold, Clarke Mainstream News, 2008: Vol. 28, no. 2.
Tanto si se trata de la visita a una plantación de frutales o a un museo, muy pronto habrá que empezar a pensar en la planificación de las primeras salidas del curso escolar. Teniendo en cuenta que una buena planificación hace que estas visitas sean más instructivas y divertidas para todos los alumnos, a continuación presentamos algunos pasos sencillos con el objetivo de que el alumno o alumna con pérdida auditiva pueda sacar el mayor partido a las visitas —pasos que quizá usted no haya tenido necesidad de considerar anteriormente.
En concreto, son los profesores de educación infantil los que suelen organizar salidas con mayor frecuencia durante el curso. Siempre a la búsqueda de oportunidades para asociar el aprendizaje en el aula con el mundo real, Heather Brezinski (M.E.D.), es el ejemplo perfecto. Habiendo trabajado como profesora en un colegio de preescolar y actualmente docente del Programa de Preescolar Integrado de Clarke School, le pedimos a Heather que nos diera algunos consejos para la planificación de visitas en el caso de niños de corta edad (aunque, como podrán observar, algunas de sus sugerencias pueden adaptarse para las salidas con niños mayores). A continuación, presentamos sus cinco sugerencias principales.
«Siempre me intereso por lo que planean mostrarnos, así como por lo que les estará permitido o prohibido a los niños”.
1. Póngase en contacto previamente con el centro o las instalaciones que planean visitar y, si fuera posible, hable directamente con la persona responsable de guiar la visita. Averigüe toda la información posible con el fin de compartirla con los alumnos con antelación.
«Siempre me intereso por lo que planean mostrarnos, así como por lo que les estará permitido o prohibido a los niños,» asegura Heather. De esta manera, tiene la oportunidad de asegurarse de que sus alumnos comprenden instrucciones importantes. Por su experiencia, sabe que los alumnos tienen dificultades de comprensión cuando las instrucciones las facilita por primera vez una persona a la que no conocen y en un lugar con el que no están familiarizados. Por ejemplo, en la primavera pasada, Heather organizó una visita a un aeropuerto local, aprovechando que una unidad del temario del curso trataba sobre medios de transporte. Le informaron de que mostrarían a los niños aviones pequeños, no aviones comerciales, y que se les permitiría sentarse por turnos en la cabina. Mediante una pequeña representación, que a todos los niños pequeños les encanta, Heather utilizó aviones y figuras de juguete para informarles de que verían aviones en la pista y en vuelo, y que se sentarían por turnos en una cabina. Esta pequeña representación sirvió también para que entendieran que no iban a volar.
Además, Heather señala que, en el caso de alumnos con una audición normal, los profesores suelen tener la tentación de no facilitar demasiados datos con antelación, con el fin de que exista «un elemento de sorpresa». Sin embargo, en el caso de alumnos con pérdida auditiva, cree que no se debe dar por hecho que disponen de los conocimientos y el vocabulario apropiados o asumir que conocen los lugares o las normas existentes. Por ejemplo, con antelación a una visita a una fábrica de helados, organizó en el aula la preparación de un helado artesanal. «Pensé que era conveniente que conocieran tanto los ingredientes como el proceso. Seguía habiendo un elemento de «sorpresa» ya que utilizamos un recipiente casero, muy diferente a los equipos que verían en la fábrica». En otra ocasión, planeó una visita a un museo dedicado al arte de la ilustración de libros (Eric Carle Museum of Picture Book Art). Previamente, organizó con los alumnos un museo en la clase con el fin de que pudieran practicar la observación de la obra artística, siguiendo la regla de «se puede mirar, pero no tocar”.
2. Programe la visita en un horario que propicie el mejor entorno posible para escuchar.
Infórmese de los días y horarios en que haya una menor afluencia de público. La confusión y el ruido de fondo se reducen cuando hay menos grupos de visitantes al mismo tiempo. Para ello, es precisa una programación flexible de la visita, pero merece la pena. Además, Heather siempre solicita asientos preferentes (próximos y elevados para los más pequeños). Si fuera posible, pregunte al guía si puede dirigirse a su grupo en una sala sin ruido.
3. Informe al responsable del centro o las instalaciones de que en el grupo habrá un alumno con pérdida auditiva.
Heather sugiere que es preferible que la explicación que se facilite sea sencilla, indicando básicamente que, para comunicarse, el alumno habla, escucha y lee los labios. Suele sugerir al guía que hable con normalidad y que, de vez en cuando, explique las instrucciones o las diga con otras palabras o que pida a los alumnos que las repitan. «Siempre estoy pendiente de la expresión en las caras de mis alumnos y enseguida me doy cuenta de cuando no entienden algo”. Piensa que se trata de una buena oportunidad para ayudar a los niños a reconocer cuando no entienden algo y a mejorar las estrategias de reparación de la comunicación. «A todo el mundo le ocurre que a veces no entiende algo,» comenta Heather. «Es bueno que los niños comprueben que pueden pedir a los adultos que repitan algo y que éstos lo repetirán o explicarán sin enfadarse. ¡No pasa nada por pedir una aclaración”!.
4. Utilice el FM personal del alumno.
«No entro a explicar el equipo en detalle,» señala Heather. «Compruebo antes de salir que el equipo personal funciona correctamente y que está cargado, programado, encendido y listo para funcionar. Lo único que le digo al guía es, «¿Le importa que lo utilicemos?, «Johnny» le escuchará mejor». Heather se ocupa de llevar pilas extra para los equipos FM, audífonos o implantes cocleares de sus alumnos y, en ocasiones, un estetoscopio para los audífonos (lo que le permite escuchar los audífonos si surge algún problema). Además, lleva siempre a mano toallitas impregnadas en alcohol, por si se diera el caso de que algún molde se cayera y se ensuciara, si bien raramente sucede. En su experiencia, «a los niños les cuesta más comunicar un problema en lugares públicos donde existen más ruido y distracciones”. Al permanecer atenta a las señales de falta de comprensión de los alumnos, puede detectar si se trata de algún problema con los equipos.
5. Revise los detalles, así como el lenguaje y el vocabulario asociado antes y después de la visita.
Para realizar fichas de vocabulario, Heather suele recurrir a Internet. Busca imágenes relacionadas con el tema que estén tratando y, a continuación, las imprime, corta y pega, con el fin de preparar fichas de vocabulario que se puedan copiar y compartir con el logopeda y con los padres. De esta forma, puede reflejar el tipo de lenguaje que practican en clase, permitiendo que las familias conozcan la manera en que lo enseña. Por ejemplo, en el caso de la visita al aeropuerto, su intención era que en las fichas se diera importancia a los artículos (ej. un piloto, un avión). Encontró fotografías de aviones, pilotos, pistas de aterrizaje y despegue, etc., que tuvieran similitud con lo que verían los niños y, en sus fichas, incluyó el lenguaje que consideraba apropiado. Piensa que las fichas preelaboradas tienden a ser más de tipo «historieta» y no tienen en cuenta la manera en que los niños practican el lenguaje.
Otra actividad favorita de Heather es realizar libros de experiencias. Para ello, utiliza fotografías tomadas durante las visitas y los niños le ayudan a realizar un libro con sus experiencias. En el pie de cada página, incluye textos con lenguaje sencillo, a menudo con aportaciones de los alumnos y, a continuación, los niños se llevan por turnos el libro a casa para leerlo con su familia. Acostumbra a guardarlos, de manera que puede utilizarlos año tras año como herramienta para organizar una visita similar con otra clase.
Las visitas escolares son una manera excelente de que los alumnos amplíen su conocimiento del mundo y conozcan a otras personas, además de fomentar la comunicación social. La familiarización de los alumnos con el itinerario, la revisión de las expectativas y el refuerzo del lenguaje y el vocabulario no tienen por qué ser un trabajo aburrido. De hecho, con un poco de creatividad, ¡puede resultar muy divertido para todos!.
Siguiendo la corriente: Descubriendo que no eres el único
Claire Blatchford, Clarke Mainstream News, 2008: Vol. 28, no. 2.
“Los niños sordos en colegios de integración deben estar deseando conocer niños como ellos”.
Fui a un Bar Mitzvah hace poco y, como sucede cuando conoces gente y les cuentas de dónde eres y qué haces, surgió este comentario.
Hablé a esta mujer sobre el programa “¡Creando lazos!” que el Centro de Integración ofrece todos los meses de octubre como parte de nuestra conferencia anual y que se llena de estudiantes de todo el país, algunos de los cuales nunca han conocido a otro niño o adulto con pérdida auditiva. También le conté cómo me emociono cuando conozco algún niño, tan sólo de cinco años, por la forma en que se les ilumina la cara cuando ven mi audífono y se dan cuenta, “¡Es como yo!”. Después añadí que esto pasa en cualquier sitio con cualquier persona, a cualquier edad. Muchas veces me he visto compartiendo afirmaciones e información con extraños en lugares públicos.
Más tarde recordé que no había conocido nadie de mi edad con pérdida auditiva hasta los 23. Y no sentí automáticamente que “había llegado a casa” cuando les conocí. Creo que es absurdo suponer que todo el mundo con pérdida auditiva se lleva bien, al igual que es absurdo suponer que la gente que usa silla de ruedas o son franceses se van a llevar bien. Somos, antes que nada, personas, de diferentes ambientes, con personalidades, intereses y preferencias diferentes. Esto es tan cierto para nosotros como para cualquier otro. Sin embargo, es especial encontrar amigos que conocen de primera mano lo que es lidiar con una pérdida auditiva. Cuando estás con ellos a veces no necesitas terminar las frases y las historias de frustración y vergüenza pueden hacerse más manejables incluso, en retrospectiva, divertidas.
Me pregunté cómo lo veían los demás, pregunté y descubrí que:
La razón más obvia de que los estudiantes con pérdida auditiva parecen no estar deseando conocer a otros como ellos es que nunca se les ha ocurrido. Están llevando, o quizá luchando, día a día donde están y su esfuerzo está concentrado exactamente en eso: el lugar donde están. Como señaló uno de nuestros orientadores, hay estudiantes que son activos, están ocupados y son miembros de éxito en sus comunidades. Tienen que trabajar duro pero encuentran amigos oyentes y superan los obstáculos rápidamente. Y añadió, ser parte de una familia oyente unida puede reducir enormemente la necesidad de apoyarse en los iguales.
Ángeles, que pertenece a una familia unida y que siempre estuvo en centros de integración, dijo que siempre se vio a sí misma como “una niña normal, igual que mis compañeros oyentes”. Ahora está casada con un hombre oyente, es madre de dos niños oyentes y trabaja en una compañía de seguros, está contenta de haber sido capaz de descubrir las cosas por sí misma y cree que eso le convirtió en una persona fuerte y enérgica. Sin embargo, también admite que está contenta ahora, a los treinta, por la oportunidad de conocer y comparar notas con otras personas con pérdida auditiva. De hecho, conocer a otros ha despertado su interés por trabajar con niños con pérdida auditiva y sus familias.
Jaime, que fue a Clarke hasta tercero, después paso a un centro de integración y que ahora es estudiante de segundo año en la universidad, ofreció otra perspectiva:
Yo me he sentido solo a veces. Cosas simples como cambiar las pilas, interpretar música o incluso ver películas son cosas de lo que yo llamo el mundo oyente con las que es difícil mezclarse. No ha habido mucha gente que comprendiera que yo tenía que cambiar las pilas, que no entendía los tonos en música tan bien como ellos o incluso que necesitaba subtítulos para ver la tele y que subir el volumen no servía. Son las pequeñas cosas que me hacen sentir solo algunas veces. Sin embargo, en cualquier sitio que me encuentro con alguien con pérdida auditiva y habla, instantáneamente parece que hay una conexión, una especie de comprensión mutua.
Añadió que le alegraba que durante el instituto hubiera podido asistir a nuestros talleres de otoño y primavera para adolescentes y el programa de AG Bell LOFT. Mantiene aún algunos de esos contactos.
La orientadora del Mainstream Centre mencionada antes dijo que supervisa a una estudiante que ha conocido sólo a unos pocos niños como ella debido al área tan remota en la que vive su familia. Así que existen factores geográficos y económicos que se deberían tener en cuenta cuando se intenta reunir niños con pérdida auditiva.
Yo también me escribo correos electrónicos con Terry, la madre de un niño con pérdida auditiva. Terry es una de los dos fundadores de una sección del HLAA (Hearing Loss American Associaciton – Asociación Americana de la Pérdida Auditiva) en Connecticut. Los adolescentes y adultos jóvenes con pérdida auditiva y los padres de estos chicos se reúnen una vez al mes para desarrollar las capacidades de comunicación y liderazgo, hacer tormentas de ideas, ayudarse unos a otros, escuchar los relatos de visitantes sordos y pasarlo bien. Terry dice que el correo electrónico y los mensajes de texto han ayudado muchísimo a que las conexiones creadas en estos encuentros se conviertan en una relación. Ha sido necesaria alguna coordinación por parte de los padres, pero una vez juntos los niños han conectado por sí mismos sin ayuda de los padres. Como dijo Terry:
Preguntaste por el valor de que los niños conozcan a sus compañeros y a adultos modelo con pérdida auditiva. Nuestro modelo de centro está basado en el valor de que los adolescentes necesitan otros adolescentes sordos y adultos modelo con pérdida auditiva. En nuestra última reunión, pregunté a un grupo de adolescentes por qué les gustaba venir a nuestros encuentros. Todos hablaban de lo importante que era ver a sus amigos y cómo se sentían mucho más cómodos rodeados de sus amigos con pérdida auditiva. También dijeron que les gustaban los ponentes y lo mucho que aprendían de ellos. Obviamente estos modelos positivos están marcando la diferencia en sus vidas. Nuestros consejeros también marcan la diferencia, ayudan al adolescente a ver que las posibilidades y oportunidades en sus vidas no están limitadas por la sordera. Por supuesto que hay una minoría de adolescentes que no ha venido, porque no les atrae la posibilidad de conocer a otros con pérdida auditiva, creo que si vinieran harían amigos. Aún no he desistido con ellos.
He comprendido que, con independencia de que los niños con problemas auditivos en centros de integración estén o no deseando conocer a otros, se puede conseguir mucho reuniéndolos. La amistad puede surgir y mantenerse o no. Pero, por encima de todo eso, darse cuenta de que no se es el único en el mundo con pérdida auditiva puede ser muy importante; puede ser una gran fuente de consuelo.
Imágenes de la integración
Melissa Grisswold, Clarke Mainstream News, 2008: Vol. 28, no. 2.
En la 48ª convención bienal de la asociación Alexander Graham Bell for the Deaf, los miembros de nuestro equipo que acudieron regresaron con algunas ideas excelentes de los padres, además del permiso para compartirlas con nuestros lectores. ¡Esperamos que les sirvan de inspiración para compartir sus propias ideas con nosotros!
Ideas perfectas para el inicio del curso escolar:
- Haga una fotografía del implante coclear o de los audífonos de su hijo, junto con todas las partes que los componen y anote los números de serie. Facilite la fotografía al profesor de su hijo, al conductor del autobús, al ordenanza y a todas las personas que tengan contacto habitual con él. Si una pieza se pierde, «todos sabrán qué es lo que están buscando! (También se puede hacer con el sistema FM).
- ¡Hágase amigo del ordenanza! Una madre suele regalarle cajas de bombones (¡no hay nada mejor para hacer amigos que los bombones!) y él se encarga todos los años de ajustar el ventilador del sistema de ventilación del aula de su hijo y de asegurarse de que hace el menor ruido posible.
- Si tiene un hijo pequeño que utiliza un sistema FM con un micrófono móvil, además del micrófono del profesor, enganche el micrófono al muñeco mascota o a un osito de peluche. A los niños les encanta tener el osito cuando les llega el turno de hablar. De esta forma, se potencia la intervención por turnos mientras el micrófono se mantiene estable y los niños tienen menor tendencia a jugar con el micrófono.