Primavera 2018 – número 3

CLARKE

-Educación secundaria: Cómo facilitar la transición de los chicos y chicas
-Encontrar el equilibrio correcto
-Preparado, listo… verano: Planificar las actividades de verano

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Educación secundaria: Cómo facilitar la transición de los chicos y chicas

El paso a secundaria llega en un momento en el que su hijo está atravesando rápidos cambios en todos los niveles: físico, social, emocional y cognitivo. Para muchos chicos significa abandonar el acogedor entorno escolar de primaria e incorporarse a un instituto, en el que muchas veces se configuran las clases agrupando a alumnos que provienen de dos o más centros de educación primaria.

Además, aumentan las tareas escolares y otras exigencias académicas. Las actividades extracurriculares también se vuelven más formales, como por ejemplo pertenecer a un club o asociación, o formar parte de un equipo de deporte. Los chicos adquieren una mayor conciencia como personas, se vuelven más vergonzosos y se esfuerzan por integrarse. El ciclo de secundaria es también un momento en el que los padres empiezan a darles algo de libertad, para que vayan adquiriendo autonomía.

Los resultados de los trabajos de investigación sugieren que, como mínimo, existe un nivel moderado de inquietud por parte de la mayoría de los alumnos de 5º grado y de sus padres, con respecto a los diversos problemas asociados al paso a secundaria. Estas inquietudes abarcan desde la ansiedad por la manera de abrir las taquillas hasta la manera de relacionarse con alumnos de mayor edad (Bailey, Giles y Rogers, 2015).

Basándose en estos estudios de investigación, Bailey et al. (2015) identificaron tres áreas en las que los alumnos necesitan un apoyo adicional para realizar con éxito el paso a la educación secundaria: social, académica y organizativa.

Las relaciones sociales en secundaria

El panorama en lo que respecta a las relaciones sociales puede resultar abrumador para el alumno. Numerosos programas de transición escolar se centran fundamentalmente en los temas académicos y en los asuntos relacionados con procedimientos relacionados con el paso al ciclo de secundaria, pero muchas veces es el aspecto de las relaciones sociales lo que genera mayor ansiedad en la mayoría de los alumnos.

El cambio en los grupos en los que se desenvuelve el chico suele ser una de las preocupaciones principales. A medida que el chico y sus amigos evolucionan, también lo hacen los grupos. Los grupos se forman con facilidad y los amigos que el chico tenía en primaria pueden variar debido a los diferentes intereses y necesidades de cada uno. Es posible que, en ocasiones, el chico se encuentre un tanto sobrepasado al tratar de conservar antiguas amistades y, al mismo tiempo, hacer hueco para nuevos amigos. Se debe hablar con el chico sobre la evolución en las relaciones de amistad. Deje que sepa que es normal en la vida que los amigos vayan y vengan. Asegúrese que al menos mantenga amistad con alguno con los que tiene especial afinidad. Janet DesGeorges, madre de Sara, que tiene actualmente 23 años y utiliza audífonos bilaterales recuerda “en realidad, la transición de nuestra hija fue bastante buena, pero su vida social experimentó un cambio. Al principio, no confiaba en su capacidad para desenvolverse y no se exponía socialmente a situaciones nuevas”. Tardó algún tiempo en atreverse a comunicar sus necesidades a los profesores, así como en hacer nuevos amigos”.

Teniendo esto en cuenta, es importante que los jóvenes adolescentes pertenezcan a un grupo en el que se sientan valorados y útiles (Jackson y Davis, 2000). “Una forma de ayudar al chico a que se integre en un grupo es animarle a que se inscriba en al menos un equipo o un club”, asegura Dana Selznick Wallack, profesora itinerante y coordinadora del Center for Hearing and Communication’s Family Resource Center. “La mayoría de los colegios e institutos de secundaria cuenta con distintos clubes basados en diferentes intereses y tienden a organizarse en grupos más pequeños para que la comunicación resulte más fácil”.

El factor ruido/entorno ruidoso

Gran parte de las situaciones en las que los chicos cultivan sus relaciones sociales en la etapa de secundaria, se dan en los espacios comunes: los pasillos y el comedor se convierten en lugares donde se realizan planes, se habla de los deberes y se comparten momentos de risas y bromas. Esto puede poner al alumno con discapacidad auditiva las cosas más difíciles que al resto de sus compañeros, debido a los espacios más amplios, la presencia de mayor ruido y el ritmo más rápido en el que transcurren las conversaciones.

“Lugares como el pasillo y el comedor suelen ser los espacios que más preocupación generan a los alumnos con pérdida auditiva”, comenta Suzanne Raschke, profesora orientadora de alumnos con sordera e hipoacusia del condado de Midland, Michigan. “Suele haber un mayor número de alumnos hablando a la vez, los pasillos son espacios de mayores dimensiones, en los que existe un mayor bullicio, por lo que resulta difícil para los alumnos charlar con los compañeros, localizar el aula de la próxima clase y entregar el transmisor de FM sin que nadie lo advierta”.

Una forma de ayudar a los chicos a que se desenvuelvan en estos momentos de la jornada escolar es contando con un compañero de clase que pueda repetirle aquello que no han escuchado bien en el pasillo o durante el tiempo de comedor. “A veces no me entero de lo que mis amigos van a hacer después de comer”, afirma Henry, un alumno de tercer curso, “pero mi amigo Ben se encarga de informarme del lugar donde van a jugar durante el recreo para que pueda reunirme con ellos”.

Adaptación a los retos académicos

Además de los cambios en las relaciones con los compañeros, los alumnos de secundaria se enfrentan a expectativas totalmente nuevas en el aula. Los alumnos necesitan desarrollar relaciones y descifrar que esperan de ellos los diferentes profesores. También se espera que asuman la responsabilidad de su propio aprendizaje, dado que las clases son más rigurosas y se centran más en el rendimiento que en las tareas.

Reevaluación para lograr el éxito

El expediente del alumno documento individualizado de adaptación curricular (DIAC) se transferirá al centro de secundaria, pero es importante evaluar detenidamente  sus necesidades antes de que finalice la educación primaria. Es probable que cambien las necesidades del chico una vez que empiece el ciclo de secundaria y existe la posibilidad de que los objetivos que quedan por alcanzar en las sesiones de terapia aumenten debido a que el plan de estudios se hace más complejo o que aumentan las demandas (p. ej., un pensamiento más flexible, una mayor memoria de trabajo y la necesidad de planificar y priorizar el trabajo escolar).

“La reunión en el paso de primaria a secundaria es una de las más importantes a las que va a asistir su hijo, afirma Raschke. “En realidad, se trata de dedicar tiempo a determinar las adaptaciones que necesitará el chico en el aula. Y, en algunos casos, incluso será necesario analizar en detalle sus necesidades para asegurarse de que no existan espacios que no se cubran y que los centros y los profesores estén preparados para recibirles.”
¿Quién es el responsable?

A mayor independencia mayores responsabilidades. Independientemente del recorrido que usted haya hecho y de las habilidades que haya desplegado para velar por los derechos de su hijo, cuando llegue a secundaria es el momento de su hijo empiece a tomar el testigo y que sea él quien abogue por sus derechos.

En esta etapa, los chicos deben conocer cuáles son los objetivos del DIAC y deben estar presentes en la reunión de preparación para la transición   secundaria. De esta manera pueden empezar a hacer suyos los objetivos del DIAC y entender por qué se necesitan determinados apoyos. “Los chicos siempre piensan que saben lo que necesitan y que se desenvuelven bien sin necesidad de recibir apoyos fuera del aula, afirma Kristina English, PhD, profesora de logopedia y audiología en la Universidad de Akron, “pero es necesario hablar de los posibles problemas y el chico a esta edad puede mantener conversaciones más adultas sobre sus necesidades”.

“Existen aspectos que se pueden anticipar y otros surgirán sobre la marcha”, comenta Nicole Turano, madre de Sam, que tiene 14 años y utiliza implantes cocleares bilaterales.

“Sin embargo, hay algo que siempre hago, porque mi hijo trabaja con numerosos profesores, y es preparar un resumen de dos páginas sobre su DIAC. Añado mis propios comentarios sobre lo que significan los objetivos y las adaptaciones, y Sam aporta algunas ideas sobre lo que le ayuda a desenvolverse mejor en el aula”.

Un nuevo nivel de organización

Cuando se piensa en todas las situaciones nuevas a las que se enfrentan los chicos (ir de un aula a otra, asignaturas y profesores con diferentes estilos y personalidades, seguir normas, orientarse en un edificio que es nuevo, descubrir nuevos procedimientos, …), no es de extrañar que se puedan sentir abrumados.

Algo muy importante que se puede hacer con su hijo, antes de pasar a secundaria, es tener varias conversaciones sobre cómo lograr hacer bien la transición y empezar a trabajar en una estrategia.

En la mayoría de los colegios se organizan visitas para alumnos nuevos, para que puedan ver la localización del edificio, en qué aulas estará y la ubicación de las taquillas. Hacerse una idea del espacio físico del instituto o centro escolar es un componente fundamental de cualquier estrategia para facilitar la transición y ayudarle a familiarizarse con el lugar puede ayudar también a reducir la ansiedad.

Elegir el campamento base

Su hijo se tendrá que desplazar de una clase a otra, por lo que es importante fijar el “campamento base”. El lugar idóneo sería el despacho de la persona del equipo educativo a la que haya de dirigirse cuando tenga algún problema, así como el lugar donde se guarde el sistema FM y las baterías de repuesto. También sería útil la presencia de una persona en el edificio a la que el chico pueda recurrir cuando se sienta agobiado por el ruido del comedor o fatigado por el esfuerzo de escuchar.

“Después de un par de semanas en que el sistema FM de mi hijo se encontrara en el aula equivocada, decidimos que finalmente se guardara en la enfermería”, afirma Turano. “La enfermería se encuentra ubicada al lado de la puerta principal, por lo que es el primer lugar por el que el chico pasa por las mañanas y el último cuando va camino de la salida”.

La entrega del FM

Teniendo varios profesores el transmisor del FM pasará por muchas manos. Para los chicos con sordera o hipoacusia, esta parte puede ser una de las más angustiosas en el paso a secundaria. Algunos alumnos se sienten totalmente cómodos llevando el transmisor abiertamente y entregándoselo al profesor.  A otros les da vergüenza, lo sujetan a la tapa de la carpeta y se lo entregan al profesor cuando nadie le ve. Hable con su hijo para saber cómo se siente al tener que entregar el micrófono de FM a cada profesor, y, en función de lo que le diga, piense en un plan. Comunique el plan a todos los profesores de su hijo para que sepan qué pueden esperar y apoyar al chico.

El paso a secundaria puede resultar difícil, pero se pueden hacer muchas cosas para minimizar la ansiedad, el estrés y los obstáculos con los que se va air encontrando.
Si se dedica tiempo a preparar al chico, el paso a secundaria podría ser algo natural. Una parte este cambio es comprender que, aunque su hijo no puede ejercer control sobre su pérdida de audición, puede adquirir el coraje necesario para convivir con ella. Después de todo, se necesita valentía para entrar en un aula nueva y entregarle al profesor el sistema de FM, o pedirle a un compañero que le ayude a tomar apuntes.

DesGeorges comenta “el paso a secundaria realmente implica empezar a perder algo de control como padre o madre,” “pero también implica tu integridad como progenitor para mantener a los chicos bien encaminados en el camino correcto en el aula y en la relación con sus amigos y compañeros”.

FUENTES:
Bailey, G., Giles, R., & Rogers, S. (2015). “An Investigation of the Concerns of Fifth Graders Transitioning to Middle School”, Research in Middle Level Education, Vol. 38, Nº 5, pág. 1-12.
Jackson, A. & Davis, G. (2000). Turning Points 2000: Educating Adolescents in the 21st Century. Nueva York, NY: Teachers College Press.
Richardson, T. (2002). “The Importance of Emotional Intelligence During Transition into Middle School”. Middle School Journal, 33(3), pág. 55-58.

Encontrar el equilibrio correcto

A medida que se acerca el verano, los padres suelen empezar a plantearse si deben aprovechar este tiempo de manera productiva para continuar atendiendo a las necesidades de su hijo en lo académico, en la estimulación auditiva y/o  lenguaje.

* ¿Podría empezar a deteriorarse el habla sin el trabajo de mantenimiento que implica tener sesiones de terapia con regularidad?
* Mi hijo no ha progresado este curso en lectura tanto como me esperaba. ¿Se podrían realizar algunas tutorías?
* Sin la estimulación que recibe en el aula, ¿no se estancará su desarrollo del lenguaje?
* Durante el verano, ¿no debería continuar teniendo su tiempo estructurado y por tanto predecible como sucede en el colegio para mantener el progreso alcanzado?
* Mi hija recibió un implante coclear a principios de este año. Debe seguir trabajando en sus habilidades auditivas todo el verano. ¿Se rebelará?

Este tipo de preguntas y sus respuestas dependen por completo de la situación individual de cada alumno, pero hay algunas cuestiones que se pueden generalizar.

Es probable que lo primero que se deba considerar sea si el estudiante necesita, especialmente, un descanso de la rutina, la presión y las exigencias escolares. A veces, los padres pueden estar tan obsesionados con contribuir al progreso de su hijo que se olvidan de que todos los alumnos necesitan periodos de descanso. El verano puede ser un momento para dedicarse a ser exclusivamente un chico: para aprender lecciones de juego vitales, estructuradas y no estructuradas. No se debe subestimar el valor de la sensación de libertad que tiene para el alumno “las vacaciones de verano”. Viene bien dar un paso atrás en lo que a las metas generales que se quieren lograr y tratar de mantener un equilibrio razonable, quizás dando prioridad al aspecto de la diversión.

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, puede seguir siendo apropiado y, en algunos casos, fundamental trabajar durante el verano en mantener y desarrollar algunas de las competencias A continuación, se exponen algunas cuestiones a tener en cuenta:

• ¿Qué competencias podrían ponerse en peligro por falta de mantenimiento durante las próximas vacaciones? Hable con el logopeda, el maestro de audición y lenguaje o el tutor. Determine qué es lo prioritario, y quizás lo más factible, y céntrese en ello.

• Si el chico no ha progresado al mismo nivel que el resto del grupo en la relación con sus compañeros, tal vez debería fijarse como prioridad, durante el verano, que mantuviera interacciones con otros chicos en las que las cosas le fueran bien: jugar, comunicarse y gestionar las situaciones que se plantean en la relación con los iguales.

• Si el chico es el único alumno con pérdida auditiva del centro, podría ser buena idea buscar un campamento/programa al que acudan otros chicos con pérdida auditiva para que tenga la oportunidad de trabajar y jugar con otros chicos como él.

• Procure que el chico vaya a clases con un amigo.

• ¿Hay alguna otra manera de tomar lecciones en verano? ¿Un campamento de matemáticas? ¿O un programa de lectura en una biblioteca?

• ¿Podría el tutor de verano o el logopeda incorporar algo diferente y divertido en las sesiones? ¿Podrían hacer las sesiones fuera del despacho algunos días? ¿Pueden practicar habilidades de lenguaje oral mientras se toman un helado?

Quizá, el mejor consejo que podemos ofrecer sea encontrar un equilibrio entre el juego y el trabajo. Es preciso equilibrar las lecciones estructuradas con salidas familiares especiales; días de clase con días de juego. Siga hablando con su hijo. Después de todo, son sus vacaciones de verano y, a cualquier edad, sus ideas y expectativas deben ser tenidas en cuenta, así como ser respetadas. Procure que, además de progresar en el habla y el lenguaje, disfrute de un verano para recordar.

Preparado, listo… verano: Planificar las actividades de verano

A medida que se acerca el final del curso escolar, los padres empiezan a planificar las actividades veraniegas de sus hijos. Las opciones pueden ir desde campamentos recreativos y deportivos hasta programas a que se realizan en bibliotecas y museos. En dichas actividades, es probable que los alumnos con pérdida auditiva se encuentren con encargados de grupo, orientadores, entrenadores, profesores y otros profesionales que no estén familiarizados con la pérdida auditiva. Antes de que comience el programa, facilitar al personal responsable de estas actividades una explicación general de la pérdida auditiva y estrategias para facilitar la comunicación; de esta formas estarán más preparados y podran ayudar al chico a desenvolverse con éxito en un entorno nuevo para él. Si bien la pérdida auditiva y las competencias de comunicación de cada chico son únicas, animamos a los padres a que compartan la información y las recomendaciones siguientes con el personal de las actividades de verano, como manera de iniciar el diálogo y subrayar la importancia de planificar con antelación para una comunicación eficaz y por motivos de seguridad.

Lo fundamental
En primer lugar, los chicos con una pérdida auditiva se inscriben en programas de verano por los mismos motivos que sus compañeros oyentes: para conocer a chicos con aficiones parecidas aprender o mejorar alguna destreza y para divertirse. Para ayudar a que esta experiencia sea positiva, es fundamental que el personal del campamento entienda la naturaleza de la pérdida auditiva y lo que se necesita para facilitar la comunicación.

La comprensión de la pérdida auditiva
Se debe dejar claro que los audífonos o los implantes cocleares suponen una gran ayuda para un chico con pérdida auditiva, pero no corrigen la pérdida de audición de la misma manera que la visión se “recupera” con unas gafas. Con un audífono se puede conseguir que el sonido sea más alto, pero no significa que sea más claro. Un implante coclear puede permitir que un alumno, que anteriormente no oía nada, tenga acceso al sonido, pero también en este caso hay algunas limitaciones. Por ejemplo, el ruido de fondo y una acústica deficiente interfieren a menudo con la capacidad de una persona de atender a los sonidos del habla dejando en un segundo plano otros ruidos.

Cuestiones de importancia para el personal de verano
La seguridad y la capacidad del chico para participar plenamente en la actividad, depende de que el personal encargado de dicha actividad esté al tanto de los ajustes a realizar para adaptarse a las necesidades de comunicación del chico. Es importante que tengan un conocimiento básico de la tecnología que utiliza el chico. Por ejemplo, los padres pueden ayudar a los profesionales explicándoles el equipo que utiliza el chico, las situaciones en las que le resultará beneficioso y en las que no, además de facilitarles consejos básicos sobre cómo solucionar algunos problemas y cuestiones de mantenimiento. Existen situaciones en que el acceso a la comunicación puede ser particularmente difícil, como en las comidas y en los viajes en autobús, por lo que es importante buscar sugerencias para garantizar que el chico tenga acceso a la información y a las conversaciones durante estas situaciones.

Además, el personal del programa puede ayudar a los padres a preparar a sus hijos compartiendo la mayor cantidad de información posible sobre el programa, incluidos los horarios, los nombres de los miembros del personal y otros campistas, los equipos utilizados en algunas de las actividades, y las normas y procedimientos a seguir durante el tiempo de campamento. Las preocupaciones que tienen que ver con la seguridad también se pueden tratar con los padres. Por ejemplo, ¿cómo se adaptará el uso del silbato durante el tiempo de natación? ¿Cómo se comunicarán los anuncios públicos al chico?

Asegúrese de prestar también atención a la relación con los compañeros y la posibilidad de que el chico se sienta aislado. Es posible que los compañeros que son oyentes necesiten ayuda para entender la mejor manera de comunicarse con un compañero que tiene una pérdida auditiva. Los adultos pueden ayudar en esta cuestión de una manera moderada y natural, sirviendo de ejemplo en buenas prácticas a la hora de comunicarse y ofreciendo sugerencias del tipo: “Vamos a hacer este juego en este lugar que es más tranquilo”.

Una vez iniciado el programa, el mantenimiento de charlas periódicas con el personal y los orientadores puede ayudarle a anticipar algún punto que pudiera ser problemático en el momento de la planificación y solucionarlo con antelación. El verano es una estación fabulosa para que los chicos vivan experiencias nuevas y emocionantes y la pérdida auditiva no debe interferir en su hijo se divierta. Dar apoyo y orientación a los adultos que trabajarán con el chico permitirá que la experiencia sea excelente.

Consejos para compartir
Las siguientes sugerencias ayudarán a una persona a comunicarse de una manera más eficaz con un chico con pérdida auditiva. Recuerde que todo lo que haga para ayudar a este chico también se puede utilizar para ayudar a cualquier otro, y, a largo plazo, conseguir que sus iniciativas tengan mayor éxito.

• Aunque el chico tenga acceso al sonido, asegúrese de que, cualquier persona que se dirija al chico para hablarle se situé frente a él. De esta manera se atenuarán los efectos del ruido de fondo inesperado. Téngalo también en cuenta durante las actividades físicas. Por ejemplo, si se realiza una excursión, manténgase en la cabecera de manera que pueda darse la vuelta y dirigirse al grupo cuando sea necesario.

• Las ayudas visuales pueden ser de gran utilidad. Utilice diagramas y mapas cuando sea posible. Escriba el vocabulario nuevo o las instrucciones en una pizarra.

• Evite facilitar instrucciones importantes en momentos en los que haya mucho ruido.

• Hable de forma natural. No exagere los movimientos de la boca ni grite, porque no por ello el chico entenderá mejor.

• Si sospecha que el chico no ha entendido algo que haya dicho, trate de reformular el mensaje, identificando el tema del que esté hablando, o pronuncie con mayor claridad alguna palabra que sea especialmente confusa.

• Resulta útil facilitar al chico una breve idea del tema antes de empezar a hablar (p. ej.: “Esta mañana hablaremos de la barra de equilibrio”). Esta técnica también resulta útil cuando se cambia de tema.

• Si se plantea demostrar algo, tenga en cuenta que es posible que el chico no pueda atender a la demostración que usted está haciendo mientras le escucha. En primer lugar, explique lo que se propone realizar y, a continuación, demuéstrelo.

• Compruebe a menudo que el chico ha entendido lo que haya dicho o hecho. Podrá hacerlo pidiéndole que lo haga él mismo o comprobando que lo ha entendido. No basta con preguntar al chico si ha comprendido.

• Durante una presentación o un debate grupal, puede ayudarle que el monitor/profesor identifique al compañero que está interviniendo y, a continuación, repita las preguntas o comentarios que éste ha realizado.

• Tenga en cuenta que los chicos con pérdida auditiva pueden necesitar un poco más de tiempo para procesar la información y plantear preguntas o comentarios.

• Asegúrese de que su rostro se encuentre bien iluminado cuando hable.

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